Cómo Texas Tech planea transformar los centros de datos con inteligencia artificial y energía renovable
La Universidad Tecnológica de Texas lidera un proyecto para reinventar la infraestructura informática con IA, automatización y fuentes de energía limpia
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
3 min lectura
La Universidad Tecnológica de Texas (Texas Tech) recibió una financiación de 12,25 millones de dólares de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF) para liderar un ambicioso proyecto que busca redefinir el funcionamiento de los centros de datos con ayuda de la inteligencia artificial y la energía renovable.
El proyecto, llamado REPACSS (Sistemas y Servicios Informáticos con Conciencia Energética Gestionados Remotamente), tiene un objetivo claro: crear una infraestructura informática capaz de optimizar automáticamente su consumo energético según la disponibilidad de distintas fuentes, desde la solar y eólica hasta el gas y la nuclear.
La iniciativa, que se desarrollará en el Complejo Nacional de Seguridad Reese (RNSC), forma parte del ecosistema de ciberinfraestructura avanzada de la NSF y conectará a investigadores de todo Estados Unidos. “Este proyecto es una oportunidad para imaginar centros de datos más inteligentes, eficientes y sostenibles”, señaló Yong Chen, director del Departamento de Ciencias de la Computación de Texas Tech y líder del REPACSS.
Chen explicó que el nuevo sistema permitirá controlar de forma remota miles de operaciones informáticas mientras ajusta el uso de energía en tiempo real. El reto es monumental: equilibrar la potencia necesaria para el entrenamiento de modelos de IA con un consumo responsable en regiones donde la electricidad proviene de múltiples fuentes.
El Centro de Computación de Alto Rendimiento (HPCC) y el Laboratorio Global para la Gestión de Activos Energéticos (GLEAMM) serán piezas clave del proyecto. Ambos laboratorios trabajarán en la creación de herramientas que automaticen el flujo de datos y desarrollen algoritmos que aprendan a distribuir tareas según la energía disponible, el coste y la huella de carbono.
“Queremos demostrar que la inteligencia artificial puede servir no solo para procesar datos, sino también para gestionarlos de manera responsable”, afirmó Alan Sill, codirector de REPACSS. “La NSF está interesada porque esto tiene aplicaciones inmediatas en la computación científica y académica, más allá del ámbito comercial.”
La región de Texas, rica en energía solar y eólica, es el escenario ideal para este tipo de innovación. A pocos kilómetros de la universidad, gigantes tecnológicos como OpenAI y Fermi America planean construir centros de datos multimillonarios que dependerán de infraestructuras capaces de integrar distintas fuentes energéticas.
REPACSS también tendrá un componente educativo. Los estudiantes de ingeniería y computación aprenderán directamente en las instalaciones del proyecto a gestionar centros de datos, programar tareas energéticamente eficientes y proteger los recursos informáticos mediante ciberseguridad avanzada. “Nuestros alumnos no solo saldrán con un título, sino con experiencia práctica en la industria del futuro”, dijo Susan Mengel, profesora asociada y miembro del equipo.
El proyecto durará al menos cinco años y servirá como base para una nueva generación de centros de datos que equilibren potencia computacional e impacto ambiental. Según Chen, el objetivo final es demostrar que la IA puede ser parte de la solución climática, no solo del problema.
“Estamos construyendo algo que cambiará la forma en que pensamos la computación a gran escala”, concluyó. “Si logramos que los centros de datos aprendan a usar energía con inteligencia, habremos dado un paso enorme hacia una tecnología verdaderamente sostenible.”
Preguntas frecuentes
Crear centros de datos sostenibles que usen inteligencia artificial para optimizar el consumo de energía renovable en tiempo real.
La Fundación Nacional de Ciencias (NSF) aportó 12,25 millones de dólares para desarrollar el proyecto en Texas Tech.
Ajustará automáticamente el uso de energía según la disponibilidad de fuentes solar, eólica, nuclear o de gas.
Formará ingenieros en computación sostenible y reducirá la huella de carbono de los centros de datos.
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