Meta compra Manus, la startup de agentes de IA que había encendido Silicon Valley
La compra de Manus refuerza la apuesta de Meta por los agentes de IA, pero también abre dudas sobre si busca una ventaja tecnológica real o una forma rápida de justificar su enorme gasto en inteligencia artificial.
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
Cuando una big tech paga por una startup de IA, la pregunta no es si “cree en el futuro”. La pregunta es si está comprando una tecnología, un atajo, o una historia para calmar a quien empieza a mirar la factura. En el caso de Meta, el movimiento tiene pinta de eso: un golpe de timón para decir “esto no es solo gasto en centros de datos; también es producto que ingresa”.
Lo concreto es esto: Meta va a adquirir Manus, una startup de IA con sede en Singapur que se hizo famosa con una demo de “agentes” capaces de hacer tareas completas, desde filtrar candidatos hasta planificar viajes o analizar carteras. Manus llegó incluso a afirmar que rendía mejor que Deep Research de OpenAI. Meta dice que la mantendrá funcionando de forma independiente, pero que integrará sus agentes en Facebook, Instagram y WhatsApp, donde Meta AI ya está presente.
La compra llega después de un ascenso meteórico que no es casualidad. En abril de 2025, Benchmark lideró una ronda de 75 millones de dólares que valoró la empresa en 500 millones post-money, y se sumaron otros inversores que se citan en el texto. Más tarde, la propia compañía dijo haber registrado a millones de usuarios y estar generando más de 100 millones de dólares en ingresos recurrentes anuales. En un mercado lleno de demos brillantes y cuentas difusas, ese dato —si se sostiene— es oro: “IA que hace cosas” y además “IA que cobra”.
Aquí aparece el telón de fondo que explica el apetito de Zuckerberg. Meta ha apostado fuerte por la IA y su gasto en infraestructura se ha convertido en un punto sensible para inversores que ya no aplauden a ciegas el “crecer primero, monetizar después”. Manus, tal como se describe, le ofrece a Meta algo muy vendible: un caso de uso con apariencia de utilidad cotidiana y un relato de negocio ya en marcha. Según el Wall Street Journal, la cifra que se está pagando ronda los 2.000 millones de dólares, justo lo que Manus supuestamente buscaba para su próxima ronda. Y en ese número se ve la prisa: más que comprar una idea, Meta compra tiempo.
El punto crítico es que “agentes” no es una palabra mágica, es una promesa con responsabilidad. Que un sistema redacte texto o responda preguntas es una cosa; que “haga tareas” dentro de plataformas masivas es otra. Si un agente sugiere candidatos, organiza compras, gestiona reservas o toca finanzas, la línea entre ayuda y meterse donde no debe se vuelve finísima. Además, muchas de las cifras y comparaciones que circulan (incluida la supuesta superioridad frente a Deep Research) vienen de la propia startup: pueden ser ciertas, pero también pueden ser marketing bien afinado.
Y luego está el elefante geopolítico. Los fundadores chinos de Manus crearon su matriz, Butterfly Effect, en Pekín en 2022 y trasladaron la operación a Singapur a mediados de 2025. Eso, por sí solo, no prueba nada, pero sí enciende alarmas en Washington en un clima donde la “mano dura” con China ya es bipartidista. El senador John Cornyn criticó a Benchmark por haber invertido en la empresa, y el debate sobre capital estadounidense alimentando tecnología con raíces chinas lleva meses creciendo. Meta, por su parte, dijo a Nikkei Asia que, tras la adquisición, Manus no tendrá vínculos con inversores chinos y que suspenderá sus servicios y operaciones en China. Es una frase que suena a cortafuegos preventivo.
Lo que queda por ver es si esta compra se convierte en producto real para usuarios o en otro capítulo del ciclo “hype → integración → fricción”. Meta promete independencia, pero también promete integración, y esas dos cosas suelen chocar cuando llega la hora de monetizar, moderar y asumir riesgos. La apuesta es clara: poner agentes dentro de las apps donde ya vive la gente. La incógnita también: si estos agentes van a ser de verdad útiles sin ser invasivos, y si Meta está comprando una ventaja técnica… o comprando credibilidad para justificar el tamaño de su apuesta.
Fuente: TechCrunch
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