Actualizado: 11 may. 2025

Calefacción: qué es, tipos, cómo funciona, ventajas y sostenibilidad

En este artículo explicamos qué es la calefacción y cómo funciona un sistema de calefacción. También describimos los principales tipos de sistemas de calefacción (a gas, eléctrica, bombas de calor, biomasa y energía solar), analizando sus ventajas y desventajas. Finalmente, brindamos recomendaciones sobre eficiencia energética y sostenibilidad para ayudarte a elegir o mejorar tu sistema de calefacción de manera responsable.

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Calefacción: qué es, tipos, cómo funciona, ventajas y sostenibilidad

¿Qué es la calefacción?

La calefacción es el proceso mediante el cual se eleva la temperatura de un espacio cerrado para mantener un ambiente confortable. En otras palabras, es el sistema utilizado para proporcionar calor en el interior de viviendas y edificios cuando la temperatura exterior es baja. Este concepto abarca tanto a los equipos que generan calor (como calderas, radiadores o estufas) como a las estrategias empleadas para distribuirlo y controlarlo.

Un sistema de calefacción típico consta de tres componentes básicos: una fuente de calor, un mecanismo de distribución y un medio de control. La fuente de calor puede ser, por ejemplo, una caldera que quema gas, un elemento eléctrico resistivo, una bomba de calor o incluso el sol en un sistema solar.

El calor generado se distribuye por el espacio a calentar mediante un mecanismo de distribución (como agua caliente que circula por radiadores, aire caliente que fluye por conductos, o superficies radiantes como el suelo). Por último, un elemento de control, típicamente un termostato, regula el funcionamiento del sistema para alcanzar y mantener la temperatura deseada.

En resumen, la calefacción es esencial para el bienestar en climas fríos. Nos permite vivir y trabajar en ambientes cómodos durante el invierno al contrarrestar las pérdidas de calor de los edificios. Los métodos para lograrlo son variados y han evolucionado con los avances tecnológicos, dando lugar a distintos tipos de sistemas que se adaptan a diversas necesidades y situaciones.

¿Cómo funciona un sistema de calefacción?

Aunque existen múltiples tecnologías, la operación básica de un sistema de calefacción sigue un principio común. Primero, un generador de calor transforma una fuente de energía (por ejemplo, electricidad, gas natural u otro combustible) en calor utilizable. Este calor luego se transfiere a un fluido de transporte (agua, aire u óleo térmico) o directamente al ambiente, dependiendo del diseño del sistema.

En los sistemas de calefacción central, el calor generado en un punto (por ejemplo, una caldera central) se distribuye a varias habitaciones. Esto puede hacerse mediante agua caliente que circula por tuberías hacia radiadores o losas radiantes (suelo radiante), o a través de aire caliente impulsado por conductos (como en sistemas de aire forzado).

Por otro lado, existen sistemas de calefacción individuales o locales (como estufas eléctricas o de gas portátiles) que calientan directamente la habitación donde están ubicados sin una red de distribución.

El control de la temperatura se logra con termostatos y válvulas. El termostato mide la temperatura ambiente y enciende o apaga el generador de calor para mantener la temperatura deseada. Algunas instalaciones modernas usan termostatos programables o inteligentes que ajustan automáticamente la calefacción según horarios o detectando la ocupación, mejorando el confort y la eficiencia.

Asimismo, los sistemas bien diseñados incluyen aislantes térmicos en la construcción del edificio para minimizar las pérdidas de calor, lo que reduce la energía requerida para calefacción.

Tipos de sistemas de calefacción

Existen diversos tipos de calefacción que se pueden clasificar según la fuente de energía que utilizan y la forma en que distribuyen el calor. A continuación describimos las categorías más comunes de sistemas de calefacción, incluyendo su funcionamiento básico, ventajas y desventajas:

Calefacción a gas

La calefacción a gas emplea combustibles gaseosos, típicamente gas natural (o en algunas zonas gas propano o butano), para generar calor. En las instalaciones modernas, es común el uso de una caldera de gas de condensación que quema el gas produciendo agua caliente.

Esta agua circula por un circuito de radiadores ubicados en las distintas estancias o por tuberías bajo el suelo en el caso de suelo radiante, liberando calor al ambiente por convección y radiación. También existen aparatos individuales, como estufas de gas o calentadores catalíticos, que queman gas para calentar directamente la habitación sin necesidad de una instalación central.

Caldera de gas
Las calderas de gas modernas ofrecen calefacción eficiente en sistemas centralizados con bajo consumo energético. Créditos: iceebook.com

Ventajas

  • Proporciona calor uniforme en toda la vivienda cuando se trata de sistemas centralizados con radiadores o suelo radiante.
  • El gas natural es un combustible relativamente económico (en muchas regiones resulta más barato por unidad de calor que la electricidad).
  • Los sistemas modernos (calderas de condensación) tienen alta eficiencia energética, aprovechando gran parte del calor de la combustión.
  • No genera humo dentro del hogar (la combustión se ventila al exterior mediante chimeneas o conductos adecuados).

Desventajas

  • Requiere conexión a una red de gas o el suministro periódico de combustibles (bombonas de butano o depósitos de propano, gasóleo, etc., en zonas sin gas natural).
  • La instalación inicial (caldera, tuberías, radiadores) puede ser costosa si la vivienda no cuenta ya con ella.
  • Emplea combustibles fósiles, lo que conlleva emisiones de dióxido de carbono (CO2) y contribuye al cambio climático.
  • Necesita un mantenimiento periódico por técnicos (revisiones de la caldera, limpieza de quemadores) para garantizar un funcionamiento seguro y eficiente.

Calefacción eléctrica

La calefacción eléctrica genera calor a partir de la electricidad. Se basa generalmente en el efecto Joule: al hacer pasar corriente eléctrica por un elemento resistivo (como resistencias de metal cerámico), éste se calienta y cede calor al ambiente.

Este principio se aplica en distintos equipos, desde radiadores eléctricos portátiles de aceite, emisores térmicos y convectores, hasta sistemas de suelo radiante eléctrico (mallas o cables calefactores bajo el piso) y paneles radiantes en paredes o techos.

Radiador eléctrico
Los radiadores eléctricos son una opción simple y portátil para calentar habitaciones sin instalación compleja. Créditos: iceebook.com

Ventajas

  • Son sistemas de fácil instalación, ya que muchos equipos eléctricos son portátiles o solo requieren enchufarlos a la red sin obras ni tuberías.
  • No generan combustión, por lo que no producen humo ni gases en el punto de uso, evitando riesgos asociados como fugas de gas o monóxido de carbono.
  • Requieren poco mantenimiento en comparación con calderas: no hay que limpiar quemadores ni chimeneas, solo verificar el buen estado de los aparatos.
  • Permiten calentar de forma sectorizada, encendiendo solo los equipos en las habitaciones que se usan, lo que puede ahorrar energía en viviendas grandes si se gestionan adecuadamente.

Desventajas

  • El costo de la electricidad suele ser más elevado que el del gas u otros combustibles por unidad de calor, haciendo que la calefacción eléctrica continua resulte más cara en la factura de energía.
  • En viviendas grandes o muy frías, los equipos eléctricos pueden quedar cortos para calentar eficazmente todos los espacios, o tardar más tiempo en alcanzar la temperatura deseada.
  • Si la fuente de la electricidad no es renovable, la generación eléctrica puede implicar altas emisiones de CO2 en centrales eléctricas. Por tanto, indirectamente puede tener un impacto ambiental considerable.
  • Algunos aparatos eléctricos (como radiadores o estufas halógenas) pueden resecar el ambiente más que otros sistemas, reduciendo la humedad relativa si no se controlan.

Calefacción con bomba de calor (aerotermia o geotermia)

La bomba de calor es un sistema de calefacción eléctrico de alta eficiencia que, en lugar de generar calor directamente por resistencia, transfiere calor de un ambiente a otro mediante un ciclo de refrigeración invertido. Existen diferentes tipos: las bombas de calor aerotérmicas extraen calor del aire exterior, mientras que las geotérmicas lo toman del subsuelo o de acuíferos.

En ambos casos, mediante un compresor y un circuito cerrado con refrigerante, son capaces de absorber calor de una fuente fría (exterior o tierra) y liberarlo dentro de la vivienda, incluso cuando hace frío afuera.

Bomba de calor
Las bombas de calor extraen energía del aire exterior y la convierten en calefacción eficiente para interiores. Créditos: Pixabay

Las bombas de calor suelen ser sistemas reversibles, es decir, pueden proporcionar calefacción en invierno y refrigeración en verano (aire acondicionado) invirtiendo su ciclo. Pueden distribuir el calor generado mediante aire (por ejemplo, splits o conductos de aire caliente) o utilizando un circuito de agua caliente para alimentar radiadores o suelo radiante, en el caso de bombas de calor específicas para climatización hidrónica.

Ventajas

  • Tienen una eficiencia energética muy alta: por cada kWh de electricidad consumida pueden entregar entre 3 y 5 kWh de calor al ambiente, gracias a que trasladan calor en lugar de generarlo (coeficiente de rendimiento elevado).
  • Ofrecen la posibilidad de calefacción y refrigeración en un solo sistema integrado, optimizando la inversión en equipamiento para climatizar el hogar todo el año.
  • Al usar energía eléctrica, pueden funcionar con energías renovables (por ejemplo, si la electricidad proviene de paneles solares o de la red renovable), reduciendo drásticamente las emisiones indirectas de CO2.
  • La tecnología ha mejorado mucho y actualmente las bombas de calor pueden operar incluso a temperaturas exteriores bajas (modelos especiales para clima frío), manteniendo buena parte de su rendimiento.

Desventajas

  • La inversión inicial puede ser alta, especialmente en sistemas geotérmicos que requieren perforaciones en el terreno o en bombas de calor centralizadas para toda la vivienda.
  • En climas extremadamente fríos, la capacidad de la bomba de calor disminuye y puede necesitar apoyo de resistencias eléctricas auxiliares o sistemas adicionales de respaldo, lo que reduce la eficiencia global en esas condiciones.
  • Requiere de una unidad exterior (en el caso de aerotermia) que puede generar algo de ruido y cuyo rendimiento varía con la temperatura exterior. La instalación de unidades exteriores también puede estar limitada por normativas en algunas comunidades (ruido, estética).
  • Para aprovechar al máximo su eficiencia, es ideal que la vivienda esté bien aislada; en casas mal aisladas, aunque la bomba de calor siga siendo más eficiente que otros sistemas eléctricos, la demanda energética será muy alta igualmente.

Calefacción por biomasa (leña o pellets)

La calefacción con biomasa utiliza materiales orgánicos como madera, pellets, astillas o restos vegetales como combustible para generar calor. El ejemplo más tradicional es la chimenea de leña, pero en la actualidad han ganado popularidad las estufas y calderas de pellets.

Estos equipos queman pellets (pequeños cilindros prensados de madera) de forma automática y controlada, proporcionando calor de manera eficiente y constante. Pueden calentar una sola estancia (las estufas) o, mediante un circuito de agua, alimentar radiadores y suelo radiante en toda la vivienda (calderas de biomasa).

Estufa de pellets
Las estufas de pellets queman biomasa comprimida y aportan calor limpio y sostenible al hogar. Créditos: iceebook.com

Ventajas

  • Utiliza combustible renovable y neutro en carbono: la madera y residuos vegetales emiten CO2 al quemarse, pero ese CO2 fue previamente capturado durante el crecimiento de las plantas, cerrando el ciclo de carbono (siempre que se gestione sosteniblemente).
  • Suele tener un coste de combustible bajo; los pellets y la leña generalmente son más económicos que los combustibles fósiles por unidad de energía, dependiendo de la región.
  • Ofrece una independencia de la red, útil en áreas rurales sin gas natural o con suministro eléctrico inestable. Mientras se tenga provisión de biomasa, se puede calefaccionar el hogar.
  • Las estufas de pellets modernas cuentan con sistemas automatizados de alimentación y control, lo que facilita su uso (encendido programable, regulación de potencia, seguridad) comparado con chimeneas tradicionales.

Desventajas

  • Requiere un espacio de almacenamiento de combustible (leñera o silo para pellets) y gestión del mismo, lo que implica cierta logística (comprar o aprovisionar la leña/pellets, mantenerlos secos, etc.).
  • Produce humo y cenizas: aunque las emisiones de CO2 netas sean neutras, la combustión de biomasa genera humo que contiene partículas y compuestos que deben evacuarse adecuadamente por una chimenea. Además, las cenizas resultantes requieren limpieza periódica (por ejemplo, retirar ceniza de la estufa cada semana).
  • La automatización es menor que en otros sistemas: incluso con estufas de pellets, se necesita reponer el combustible cada cierto tiempo. En chimeneas o estufas de leña, el proceso es manual y continuo.
  • La inversión en una caldera de biomasa con distribución por agua puede ser elevada, similar a la de una caldera de gas + instalación de radiadores, y su mantenimiento (limpieza de quemador, extracción de cenizas, revisiones) es indispensable para un funcionamiento seguro.

Calefacción solar térmica

La calefacción solar térmica aprovecha la energía del sol para generar calor, generalmente como un sistema de apoyo a la calefacción principal. Consiste en la instalación de colectores solares térmicos (paneles solares no fotovoltaicos, sino diseñados para calentar agua) normalmente ubicados en el tejado. Estos paneles captan la radiación solar y calientan un fluido (agua o una mezcla anticongelante) que circula a través de ellos.

El calor recogido se almacena en un depósito de agua caliente y puede usarse para calefacción (por ejemplo, enviando agua caliente a circuitos de suelo radiante o radiadores de baja temperatura) y para agua caliente sanitaria.

Paneles solares
Los paneles solares permiten aprovechar la energía del sol para generar electricidad limpia en los hogares. Créditos: Pixabay

Ventajas

  • La energía solar es una fuente gratuita e inagotable; una vez instalada la infraestructura, el calor del sol no tiene coste y no genera emisiones durante su uso.
  • Reduce el consumo de combustibles convencionales: un sistema solar bien dimensionado puede aportar una fracción significativa de las necesidades de calefacción o al menos del agua caliente, disminuyendo el gas, electricidad o biomasa que harían falta.
  • Prácticamente no requiere mantenimiento complejo: los paneles solares térmicos tienen una larga vida útil (20-25 años) con cuidados mínimos (limpieza ocasional, revisión del fluido cada cierto tiempo).
  • Es una solución sostenible que puede combinarse con otros sistemas en edificios de bajo consumo o pasivos, contribuyendo a certificaciones energéticas más altas y mayor valor de la propiedad.

Desventajas

  • Es un sistema intermitente y dependiente del clima: su aporte varía según la radiación solar disponible. En invierno (justo cuando más se necesita la calefacción) los días son más cortos y el sol menos intenso, por lo que normalmente no puede cubrir el 100% de la demanda de calor.
  • Necesita un sistema de apoyo (una caldera de gas, calentador eléctrico u otro) para garantizar calefacción y agua caliente cuando no hay sol suficiente, lo que incrementa la complejidad y coste total de la instalación.
  • Requiere espacio para los paneles solares en un tejado bien orientado al sol, algo que no siempre está disponible o es viable (por ejemplo, en pisos dentro de edificios compartidos puede ser complicado instalar suficientes paneles para cada vivienda).
  • La inversión inicial es significativa: aunque a largo plazo ahorra dinero en combustible, los colectores solares, el tanque de almacenamiento y la integración con el sistema de calefacción tienen un coste que puede tardar varios años en recuperarse en ahorro energético.

Eficiencia energética y sostenibilidad en la calefacción

Al evaluar o mejorar un sistema de calefacción, es fundamental considerar su eficiencia energética (la cantidad de calor útil que proporciona por unidad de energía consumida) y su impacto en la sostenibilidad. Una calefacción eficiente y sostenible no solo reduce las facturas de energía, sino que también minimiza las emisiones contaminantes asociadas, contribuyendo a un entorno más limpio y al combate del cambio climático.

En términos de eficiencia, los sistemas como las bombas de calor destacan por aprovechar al máximo la energía, mientras que las calefacciones eléctricas directas y algunas de combustión antigua pueden desperdiciar más energía. Sin embargo, la eficiencia no depende solo del equipo, sino también de cómo se use y de las características de la vivienda. Por ejemplo, una casa mal aislada perderá rápidamente el calor por paredes, techos y ventanas, por muy eficiente que sea la caldera o estufa.

Por otro lado, la sostenibilidad implica priorizar fuentes de energía renovable y reducir el uso de combustibles fósiles. Integrar paneles solares (térmicos o incluso fotovoltaicos para alimentar bombas de calor), emplear biomasa de origen sostenible o contratar electricidad de origen renovable son medidas que mejoran el perfil ecológico de la calefacción.

Asimismo, optar por equipos modernos con certificaciones de baja emisión de gases y partículas (por ejemplo, calderas de condensación, estufas de pellets certificadas) ayuda a disminuir la contaminación local.

A continuación, se presentan algunas recomendaciones para aumentar la eficiencia y sostenibilidad de la calefacción en el hogar:

  • Mejora el aislamiento térmico: Asegúrate de que tu vivienda esté bien aislada (en paredes, techo, ventanas y puertas). Un buen aislamiento conserva el calor interior y reduce la cantidad de energía necesaria para mantener la temperatura.
  • Usa termostatos programables: Regular la calefacción con un termostato programable o inteligente permite ajustar la temperatura según horarios y uso real de la casa. Bajando unos grados por la noche o cuando no hay nadie, se ahorra energía significativamente.
  • Mantenimiento periódico: Realiza revisiones y mantenimiento a tu sistema. Una caldera limpia y bien ajustada o una bomba de calor con filtros limpios funcionan más eficientemente. Igual con radiadores: purgarlos para eliminar aire mejora su rendimiento.
  • Elige equipos eficientes: Si vas a renovar tu sistema, busca modelos con alta eficiencia (ej. calderas de condensación A+, bombas de calor con COP elevado) y del tamaño adecuado a tus necesidades (ni sobredimensionados ni subdimensionados).
  • Aprovecha energías renovables: Considera complementar tu calefacción con energías limpias. Por ejemplo, instala paneles solares térmicos para pre-calentar el agua de calefacción o paneles fotovoltaicos para alimentar parcialmente el consumo eléctrico de la bomba de calor o radiadores eléctricos.
  • Ventila con moderación: Ventilar la casa es necesario por salud, pero en invierno hazlo de forma breve e intensa (unos minutos con ventanas abiertas) para renovar el aire sin enfriar en exceso las superficies interiores. Así la calefacción tendrá que trabajar menos para recuperar la temperatura.

Con estas medidas, es posible mantener un hogar confortable reduciendo el consumo energético y las emisiones. La calefacción eficiente y sostenible es un equilibrio entre una buena tecnología (y bien mantenida), un uso responsable, y un entorno preparado para conservar el calor. A largo plazo, estas mejoras no solo benefician al planeta sino también a la economía doméstica mediante el ahorro de energía.

Conclusión

La calefacción es un aspecto clave para el confort en los hogares y existen múltiples opciones para conseguirla. Cada sistema de calefacción —ya sea a gas, eléctrico, con bomba de calor, biomasa o solar— tiene sus propias ventajas e inconvenientes.

La elección del sistema adecuado dependerá de factores como la disponibilidad de energías, el clima de la región, las características de la vivienda y las prioridades del usuario (coste, conveniencia, sostenibilidad).

Comprender cómo funciona cada tipo de calefacción y sus implicaciones permite tomar decisiones informadas. En un mundo cada vez más consciente de la necesidad de ahorrar energía y proteger el medio ambiente, inclinarse por sistemas más eficientes y sostenibles cobra mayor importancia.

Ya sea mejorando el aislamiento, modernizando los equipos o incorporando energías renovables, optimizar la calefacción del hogar es una inversión que se traduce en bienestar, ahorro económico y un menor impacto ambiental.

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Preguntas frecuentes

💬 Las bombas de calor y los sistemas solares térmicos son los más eficientes, ya que aprovechan fuentes de energía renovables y minimizan emisiones.
💬 La calefacción a gas suele ser más económica que la eléctrica, aunque depende de la región y el precio del gas o electricidad en tu área.
💬 Sí, la calefacción eléctrica puede ser más costosa debido al precio de la electricidad, especialmente en viviendas grandes o mal aisladas.
💬 Mejorar el aislamiento, usar termostatos programables y realizar mantenimiento periódico son clave para aumentar la eficiencia energética en calefacción.

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