Empresas solares se apresuran a instalar paneles antes de que expiren los créditos

La industria solar en Estados Unidos vive una carrera contrarreloj ante la inminente expiración de los créditos fiscales federales a finales de 2025. Estos incentivos han sido durante años uno de los pilares del crecimiento de la energía solar, tanto en hogares como en empresas, y su posible desaparición ha activado una oleada de proyectos que buscan asegurarse el beneficio antes de que el plazo se cierre. Instaladores, clientes y proveedores intentan cerrar acuerdos a toda velocidad en un contexto marcado por la incertidumbre política y regulatoria.

El temor no es infundado. El sector solar ya sufrió un golpe devastador en los años ochenta, cuando la retirada de incentivos fiscales provocó el colapso de cientos de empresas y una caída abrupta del mercado. Muchos veteranos de la industria recuerdan aquel episodio como una advertencia clara de lo que puede ocurrir si los apoyos desaparecen de forma abrupta. Ese recuerdo pesa hoy en las decisiones de negocio y explica la urgencia con la que se están acelerando las instalaciones.

Los créditos fiscales permiten recuperar una parte significativa del coste inicial de los paneles solares, lo que hace viables muchos proyectos que, de otro modo, no saldrían adelante. Sin ese apoyo, el precio final para los consumidores aumentaría de forma inmediata, reduciendo el atractivo de la energía solar frente a otras fuentes. Para las empresas instaladoras, esto podría traducirse en una caída brusca de la demanda tras el fin del incentivo.

La avalancha de instalaciones ya está generando tensiones en el sector. La demanda concentrada en un periodo corto está poniendo a prueba la disponibilidad de mano de obra cualificada, los tiempos de entrega de equipos y los procesos de conexión a la red eléctrica. En algunos estados, los plazos administrativos y técnicos se han convertido en cuellos de botella que dificultan cumplir con los calendarios previstos.

El contexto político añade un nivel extra de incertidumbre. Los ataques a las políticas de apoyo a la energía limpia y la posibilidad de un cambio de rumbo en la estrategia energética federal han llevado a muchas empresas a replantear su modelo de negocio. Aunque la energía solar es hoy más barata y eficiente que nunca, muchos actores del sector siguen dependiendo de un entorno regulatorio estable para mantener márgenes sostenibles.

A medio plazo, el futuro de la industria solar dependerá de si los incentivos fiscales se renuevan, se sustituyen por nuevas políticas o desaparecen por completo. Si no hay una transición ordenada, la actual carrera por instalar paneles podría marcar el final de un ciclo de expansión y el inicio de una etapa mucho más incierta para miles de empresas y trabajadores del sector energético.

Fuente: The Verge