Descubren la sorprendente vulnerabilidad de las redes alimentarias en los arrecifes de coral
Estudio de la Universidad de Rhode Island revela que las especies de pargo dependen de vías energéticas especializadas y estrechas en lugar de ser depredadores generalistas
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
3 min lectura
Un estudio dirigido por el profesor asociado Kelton McMahon de la Universidad de Rhode Island ha revelado que las redes tróficas de los arrecifes tropicales son más frágiles de lo que se creía, desafiando décadas de asunciones sobre la resiliencia de estos ecosistemas biodiversos.
La investigación, publicada en Current Biology, utilizó una técnica de vanguardia llamada análisis de isótopos estables de aminoácidos específicos (CSIA-AA) para seguir el flujo de nutrientes a través de las redes alimentarias de los arrecifes de coral del Mar Rojo.
Los científicos analizaron tres especies comunes de pargo que habitan en arrecifes y descubrieron que, contrario a la creencia de que eran depredadores oportunistas, cada especie depende de vías energéticas altamente especializadas y sorprendentemente estrechas.
Los resultados mostraron que Lutjanus kasmira se alimenta casi exclusivamente dentro de una red alimentaria basada en fitoplancton de la columna de agua, mientras que L. ehrenbergii está vinculada a redes basadas en macroalgas del fondo marino.
Por su parte, L. fulviflamma se alimenta principalmente dentro de una red alimentaria basada en corales, revelando una especialización que McMahon describe como "sincronía perfecta" entre especies que parecen comportarse de manera similar en el arrecife.
Los hallazgos revelan que el flujo de energía desde los productores primarios hacia los depredadores está altamente compartimentado, formando lo que los investigadores denominan "silos verticales" de producción dentro de microhábitats específicos del arrecife.
Esta compartimentación desafía las suposiciones arraigadas de que los arrecifes de coral son naturalmente resilientes debido a la gran cantidad de especies que desempeñan funciones similares e interconectadas, proporcionando redundancia funcional al ecosistema.
En lugar de sistemas donde múltiples especies pueden compensar la pérdida de otras, estas redes tróficas compartimentadas verticalmente significan que si un solo productor primario se ve afectado por el cambio climático o blanqueamiento, puede fracturar toda una cadena trófica.
La técnica CSIA-AA, que McMahon ayudó a desarrollar, permite obtener una visión más precisa y a largo plazo del flujo energético comparado con métodos tradicionales como el análisis del contenido estomacal que solo ofrecen instantáneas a corto plazo.
McMahon explica que ha dedicado su carrera a desarrollar herramientas para "aislar y analizar todos los compuestos individuales dentro de organismos complejos, desvelando la historia metabólica de los organismos de una forma nunca antes vista".
Las muestras utilizadas fueron recolectadas hace 15 años en el Mar Rojo, pero McMahon señala que "los datos estaban ahí, pero aún no tenía las herramientas ni la perspectiva para interpretarlos de forma significativa", destacando la importancia de la paciencia en la investigación científica.
El equipo planea expandir este trabajo a otros sistemas de arrecifes, explorar ecosistemas de bosques de algas y aguas profundas, e integrar la codificación metabólica del ADN para identificar con mayor precisión las especies presas que conectan estos canales de energía altamente aislados.
Fuente: Rhody Today
Preguntas frecuentes
Utilizaron el análisis de isótopos estables de aminoácidos específicos (CSIA-AA), una técnica que permite seguir el flujo de nutrientes a través de las redes alimentarias a largo plazo, a diferencia de métodos tradicionales.
Lutjanus kasmira se alimenta de redes basadas en fitoplancton, L. ehrenbergii depende de macroalgas del fondo marino, y L. fulviflamma se alimenta principalmente de redes basadas en corales.
Porque si un productor primario específico se ve afectado por cambio climático o blanqueamiento, puede colapsar toda la cadena trófica que depende de él, en lugar de que otras especies compensen la pérdida.
Las muestras se recolectaron hace 15 años en el Mar Rojo, pero se analizaron recientemente cuando las herramientas analíticas avanzaron lo suficiente para interpretar los datos de forma significativa.
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