El 16 % del carbono orgánico del océano Ártico proviene del deshielo del permafrost

El deshielo del permafrost libera carbono antiguo que se acumula en el océano Ártico y podría alterar el equilibrio climático global

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

4 min lectura

Vista del océano Ártico con bloques de hielo flotando y costas parcialmente descongeladas
El 16 % del carbono orgánico del océano Ártico proviene de fuentes terrestres como el deshielo del permafrost y la erosión costera. Crédito: Instituto Alfred Wegener / Jaroslav Obu.

El calentamiento del planeta está transformando el Ártico en uno de los puntos más sensibles del sistema climático. Un nuevo estudio del Instituto Alfred Wegener (AWI), publicado en la revista Nature Geoscience, revela que el 16 % del carbono orgánico disuelto en el océano Ártico procede de tierra firme. Buena parte de este carbono proviene del deshielo del permafrost y de la erosión costera, dos procesos que se están acelerando a medida que las temperaturas aumentan en la región.

Cuando el suelo helado del Ártico se descongela, libera grandes cantidades de materia orgánica acumulada durante cientos o incluso miles de años. Este material, que contiene carbono de plantas, microorganismos y animales, es arrastrado por los ríos hacia el océano, donde se disuelve y pasa a formar parte de la materia orgánica disuelta. Hasta ahora se desconocía qué proporción de ese carbono terrestre llegaba al océano central y cuánto tiempo podía permanecer allí antes de degradarse.

El equipo liderado por el doctor Xianyu Kong, del Centro Helmholtz de Investigación Polar y Marina, analizó muestras de agua obtenidas durante la expedición internacional MOSAiC (2019-2020). Los investigadores emplearon un método analítico de alta resolución —la espectrometría de masas FT-ICR— que les permitió identificar miles de compuestos orgánicos individuales y determinar su origen químico. Gracias a ello, pudieron trazar un mapa con la distribución del carbono terrestre en el océano Ártico, incluso a gran profundidad.

Los resultados muestran que una parte sorprendentemente alta de la materia orgánica terrestre sobrevive al transporte a larga distancia. El equipo halló concentraciones elevadas en aguas profundas del Ártico central, lo que sugiere que parte de este carbono es químicamente estable y puede viajar desde la superficie hasta el fondo marino, e incluso alcanzar el Atlántico Norte. Esto conecta directamente los procesos de deshielo del permafrost con el ciclo global del carbono.

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“Esta materia constituye una de las mayores reservas de carbono orgánico del océano, comparable en magnitud a la del dióxido de carbono atmosférico”, explicó Kong. “El Ártico recibe una cantidad desproporcionadamente alta de carbono terrestre por el deshielo del permafrost, la descarga fluvial y la erosión costera. Comprender este flujo es esencial para saber cómo cambiará el papel del océano en el futuro”.

Los investigadores también observaron que la llamada Deriva Transpolar —una corriente superficial que transporta agua dulce y hielo marino hacia el Atlántico— juega un papel decisivo. Según sus estimaciones, alrededor de 39 millones de toneladas de carbono terrestre se trasladan cada año desde el Ártico hacia el Atlántico Norte, donde parte de ese material podría depositarse en el fondo marino o reincorporarse a la atmósfera.

El estudio alerta de que este proceso podría intensificarse con el avance del calentamiento global. A medida que aumentan las temperaturas, más permafrost se derrite, liberando carbono que antes permanecía almacenado en el suelo. Si ese carbono se oxida y convierte en CO₂, podría amplificar el efecto invernadero y acelerar aún más el cambio climático. Pero si logra integrarse en las aguas profundas y permanecer allí, podría actuar temporalmente como un sumidero natural.

“Con el calentamiento acelerado del Ártico, esperamos mayores aportes de materia orgánica terrestre, lo que podría alterar los procesos biogeoquímicos del océano y su capacidad de absorber carbono”, señaló Boris Koch, coautor del trabajo y oceanógrafo químico del AWI. “Nuestros resultados llenan un vacío crítico en el conocimiento sobre cuánto carbono entra al océano desde tierra firme y cómo se transforma una vez que llega allí”.

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Los autores consideran que incorporar estos datos a los modelos climáticos permitirá mejorar las proyecciones sobre el ciclo global del carbono. También advierten que los efectos de la degradación del permafrost podrían ser más duraderos de lo que se pensaba, ya que el carbono liberado no solo se dispersa rápidamente, sino que puede mantenerse activo durante décadas en las profundidades del mar.

El estudio confirma que el océano Ártico no es solo un reflejo de los cambios que ocurren en tierra, sino un actor clave en la regulación climática del planeta. Comprender su dinámica será esencial para anticipar las transformaciones que traerá un Ártico cada vez más cálido y libre de hielo.

Fuente: Nature Geoscience

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Preguntas frecuentes

¿Qué revela el estudio sobre el carbono del océano Ártico?

Que el 16 % del carbono orgánico disuelto proviene de tierra firme, liberado por el deshielo del permafrost y la erosión costera.

¿Por qué es importante este hallazgo?

Porque demuestra que el carbono terrestre llega hasta el océano profundo y conecta el deshielo del Ártico con el ciclo global del carbono.

¿Qué riesgos plantea el deshielo del permafrost?

Libera grandes cantidades de carbono antiguo que, si se oxida y convierte en CO₂, puede acelerar el calentamiento global.

¿Qué papel cumple el océano Ártico en el clima global?

Actúa como un sumidero temporal de carbono, pero su equilibrio podría alterarse con el aumento de la temperatura y el deshielo acelerado.

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