El deshielo del Ártico podría impulsar nuevas formas de vida marina, según un estudio
El retroceso del hielo marino en el Ártico podría fortalecer la cadena alimentaria del norte, favorecer el crecimiento de algas y aumentar la capacidad del océano para absorber dióxido de carbono
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
El deshielo del océano Ártico, símbolo del avance del cambio climático, podría tener un efecto inesperado sobre la vida marina. Un nuevo estudio de la Universidad de Copenhague demuestra que, a medida que el hielo retrocede, se activa un proceso biológico que aumenta el nitrógeno disponible en el agua, uno de los elementos esenciales para la vida. Este hallazgo sugiere que el ecosistema ártico podría experimentar una expansión de su productividad en las próximas décadas.
Los científicos descubrieron que ciertas bacterias, capaces de convertir el nitrógeno gaseoso en una forma utilizable, prosperan incluso bajo el hielo. Este proceso, conocido como fijación de nitrógeno, había sido considerado imposible en esas condiciones extremas. Sin embargo, las mediciones realizadas a bordo del barco de investigación Polarstern confirmaron lo contrario.
El estudio señala que las tasas más altas de fijación se registran en los bordes del hielo, donde las aguas se mezclan y la luz solar penetra con mayor facilidad. Estas condiciones podrían expandirse a medida que la capa helada se derrite, incrementando así la cantidad de nutrientes disponibles para las algas microscópicas que forman la base de la cadena alimentaria marina.
Lisa W. von Friesen, autora principal del trabajo, explica que el hallazgo obliga a reconsiderar cómo se forman los ecosistemas del norte, “Durante mucho tiempo se asumió que la falta de nitrógeno limitaba la vida en el Ártico, pero nuestros datos muestran un panorama diferente”.
Un proceso biológico oculto bajo el hielo
La fijación de nitrógeno en el Ártico es realizada por bacterias no cianobacterianas, distintas de las que dominan los océanos tropicales. Estas bacterias prosperan alimentándose de materia orgánica liberada por las algas y, a cambio, aportan nitrógeno al entorno. Este ciclo invisible podría estar sosteniendo más vida de la que se creía posible en regiones polares.
El equipo midió la composición química del agua en distintas zonas del océano Ártico central y encontró niveles significativos de amonio, un subproducto directo del proceso. Este compuesto favorece el crecimiento del fitoplancton, lo que podría tener un efecto en cadena sobre peces, crustáceos y mamíferos marinos.
A medida que el hielo continúa retrocediendo, la zona de fusión se amplía, generando más áreas activas para la fijación de nitrógeno. Los investigadores advierten que este fenómeno podría alterar profundamente la dinámica ecológica de la región y cambiar la forma en que el océano Ártico regula el carbono atmosférico.
Consecuencias para el clima y los ecosistemas del norte
El aumento del nitrógeno disponible puede estimular el crecimiento de algas que capturan dióxido de carbono de la atmósfera. Este proceso natural de absorción de CO₂ contribuye a mitigar parcialmente el calentamiento global, al menos en el ámbito regional. No obstante, los científicos subrayan que los ecosistemas son complejos y que no todo incremento en la productividad es necesariamente positivo.
“Un océano más productivo podría significar más alimento para peces y mamíferos, pero también cambios en la composición de especies y en el equilibrio del ecosistema”, señala Lasse Riemann, coautor del estudio. Algunos organismos podrían prosperar mientras otros desaparecen ante las nuevas condiciones.
El hallazgo también plantea interrogantes sobre el papel del Ártico como sumidero de carbono. Si el crecimiento algal se incrementa, la región podría absorber más CO₂; sin embargo, la descomposición posterior de esa materia orgánica también libera gases de efecto invernadero, lo que podría compensar parte del beneficio.
Aun así, los investigadores coinciden en que este proceso debe ser incluido en los modelos climáticos futuros. Comprender cómo el deshielo altera la química y la biología del océano Ártico será clave para anticipar los impactos del cambio climático en el planeta entero.
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