Un nuevo motor aprovecha el frío del espacio para generar energía durante la noche
El experimento demuestra que incluso pequeñas diferencias térmicas pueden convertirse en energía útil durante la noche, ampliando las posibilidades de generación sostenible sin luz solar
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
Ingenieros de la Universidad de California, Davis, han demostrado que es posible generar energía mecánica durante la noche utilizando únicamente el calor natural de la Tierra y la fría radiación del espacio. El resultado nace de un experimento sencillo en apariencia, pero con implicaciones importantes para el futuro de la energía sostenible: un motor capaz de funcionar sin combustibles, sin paneles solares y sin necesidad de luz, siempre que exista un contraste térmico con el cielo nocturno.
El dispositivo se basa en un motor Stirling, una máquina conocida por su eficiencia cuando opera con diferencias de temperatura muy pequeñas. A diferencia de otros motores que requieren gradientes térmicos extremos, este prototipo puede funcionar con variaciones mínimas. Lo que vuelve innovador este experimento es su conexión con el espacio profundo, un entorno con temperaturas extremadamente bajas que puede aprovecharse mediante radiación térmica, sin contacto físico alguno.
La idea surgió de una pregunta simple planteada por el profesor Jeremy Munday y el investigador Tristan Deppe: si durante la noche el cuerpo humano pierde calor hacia el cielo despejado, ¿podría un motor hacer lo mismo de forma controlada para generar energía útil? Con esta premisa, colocaron un motor Stirling sobre un panel diseñado para irradiar calor hacia el espacio. El suelo actuó como fuente de calor y el cielo nocturno como sumidero térmico.
Los experimentos, realizados a lo largo de un año de noches despejadas, demostraron que el dispositivo podía producir energía mecánica suficiente para mover un pequeño ventilador e incluso alimentar un motor eléctrico acoplado. Según los investigadores, el sistema logró generar alrededor de 400 milivatios por metro cuadrado, una cifra modesta pero significativa para una configuración experimental tan simple y sin optimización industrial.
El principio físico detrás del funcionamiento es el mismo que permite que las superficies expuestas al cielo nocturno se enfríen más rápido que el ambiente. La radiación infrarroja emitida hacia el espacio crea una diferencia de temperatura entre la parte superior del sistema —que se enfría— y el entorno terrestre —más cálido—. Para un motor Stirling, esta diferencia es suficiente para mover su pistón y transformar la energía térmica en movimiento.
El resultado es importante porque demuestra que la energía nocturna puede ser aprovechada sin depender de baterías o almacenamiento solar. Aunque este tipo de motores no están pensados para reemplazar tecnologías como la fotovoltaica, sí podrían servir en aplicaciones donde pequeñas cantidades de energía continua son valiosas: ventilación pasiva en invernaderos, circulación de aire en edificios durante la noche o sistemas autónomos en zonas aisladas.
Otro punto relevante es que el sistema funciona mejor en condiciones secas y con cielos despejados, ya que la humedad y las nubes reducen la eficiencia de la radiación hacia el espacio. En regiones con climas áridos, el potencial de estos dispositivos podría ser mayor.
El diseño es todavía experimental, pero demuestra que los gradientes térmicos naturales entre la Tierra y el espacio pueden convertirse en una fuente energética adicional. La UC Davis ha presentado una solicitud de patente provisional, lo que sugiere que el equipo considera viable continuar desarrollando esta tecnología.
Más allá de su aplicación inmediata, este motor señala un camino interesante para la ingeniería energética: aprovechar fenómenos que ocurren constantemente, pero que hasta ahora no se habían canalizado con fines prácticos. La idea de conectar térmicamente la Tierra con el espacio, aunque suene abstracta, podría inspirar nuevos métodos de generación limpia en horarios donde la mayoría de tecnologías actuales dejan de funcionar.
Un avance que redefine el potencial de la energía nocturna
El experimento confirma que la noche no tiene por qué ser un periodo muerto para la producción energética. Si bien el rendimiento actual es modesto, los investigadores creen que optimizando los materiales emisores de calor y la geometría del sistema, la potencia podría aumentar de manera significativa. En combinación con otras tecnologías, estos motores podrían complementar sistemas solares y reducir la dependencia del almacenamiento eléctrico.
A medida que la búsqueda de nuevas fuentes de energía sostenible se vuelve más urgente, este motor demuestra que aún existen principios físicos sin explotar. La radiación hacia el espacio ocurre cada noche en todo el planeta; ahora sabemos que puede transformarse en energía útil.
Preguntas frecuentes
Lograron generar energía mecánica durante la noche usando un motor Stirling que aprovecha el calor de la Tierra y la radiación fría del espacio, sin luz ni combustibles.
El suelo actúa como fuente de calor y el cielo como sumidero térmico. La radiación infrarroja hacia el espacio crea una pequeña diferencia de temperatura que impulsa el pistón del motor.
Genera unos 400 milivatios por metro cuadrado, suficiente para mover un pequeño ventilador o alimentar un motor eléctrico experimental.
Podría usarse en ventilación pasiva, sistemas autónomos o regiones áridas donde la radiación nocturna es más eficiente, complementando a la energía solar sin necesidad de baterías.
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