Conductividad extrema revela anomalías en una falla oceánica activa

Una nueva investigación en la falla de Gofar revela inesperadas acumulaciones de salmuera bajo el fondo marino, cuestionando los modelos tradicionales sobre las fallas transformantes.

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

3 min lectura

Ilustración científica submarina de una falla transformante con zonas de alta conductividad eléctrica asociadas a actividad magmática
Representación conceptual de la falla transformante de Gofar mostrando campos eléctricos y posibles acumulaciones de salmuera conductora.

Un equipo liderado por el Instituto Oceanográfico Woods Hole (WHOI) ha realizado un descubrimiento sorprendente bajo el lecho marino de la falla transformante de Gofar, en el Pacífico oriental. Utilizando técnicas electromagnéticas de vanguardia, los investigadores detectaron depósitos de salmuera altamente conductores que no habían sido observados antes en este tipo de estructuras geológicas. Los resultados, publicados en la revista Science Advances, podrían alterar profundamente nuestra comprensión de cómo funcionan estas fallas.

La falla de Gofar es geológicamente similar a la de San Andrés, pues ambas separan placas tectónicas que se deslizan lateralmente. Sin embargo, Gofar ha mostrado una inusual regularidad en sus terremotos mayores, registrando rupturas sísmicas cada cinco o seis años. Esta previsibilidad la ha convertido en un sitio ideal para el estudio sísmico marino. Ahora, los nuevos datos electromagnéticos revelan la presencia de zonas de alta conductividad eléctrica en uno de sus flancos, una señal clara de grandes volúmenes de agua salada bajo presión.

Montaje de un electromagnetómetro de fondo oceánico en un barco científico al atardecer, antes de su descenso al lecho marino
Montaje de un electromagnetómetro de fondo oceánico, un receptor que registra los campos eléctricos y magnéticos en la falla de Gofar. (Crédito: ©Paige Koenig, coautora)

A diferencia de los sismógrafos, que detectan ondas sísmicas, las mediciones electromagnéticas permiten evaluar la capacidad de los materiales para conducir electricidad, lo que resulta crucial para localizar agua de mar atrapada bajo la corteza. El equipo esperaba encontrar una ligera conductividad en la zona, pero los datos mostraron anomalías extremadamente marcadas en un solo lado de la falla. Esa asimetría resultó desconcertante, ya que otros métodos geofísicos, como los sísmicos, no revelaban diferencias similares.

"Fue impactante observar un contraste tan marcado a lo largo de la falla", señaló Christine Chesley, autora principal del estudio. "La estructura de conductividad desafió todas nuestras expectativas". Los modelos previos de fallas transformantes, considerados relativamente simples, no contemplaban la existencia de depósitos salinos significativos ni actividad magmática en su interior.

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El análisis deductivo llevó al equipo a una hipótesis audaz: la única forma de explicar las zonas altamente conductoras era asumir la existencia de salmuera generada por actividad térmica. Esto implicaría que, contra la creencia convencional, podría haber magma activo en profundidad cerca de la falla de Gofar. Esta conclusión reconfigura la manera en que entendemos las interacciones entre tectónica, fluidos y temperatura en el lecho oceánico.

“Cada vez que realizamos estas mediciones, vemos el fondo marino de una forma distinta, y eso suele cambiar nuestro entendimiento del planeta”, afirmó Rob Evans, coautor del estudio. Las implicancias van más allá de Gofar: las fallas transformantes oceánicas, el tipo menos explorado entre los tres grandes límites de placas, podrían ser mucho más dinámicas y complejas de lo que se creía.

El trabajo fue posible gracias a la colaboración de instituciones como la Universidad de Delaware, el MIT-WHOI Joint Program, Scripps, Western Washington University y otras entidades académicas de Estados Unidos. La investigación fue financiada por la Fundación Nacional de Ciencias (NSF).

Referencia: Chesley, C., Evans, R. et al. (2025). Saline crustal fluids in an oceanic transform fault. Science Advances. DOI: 10.1126/sciadv.adu3661

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