Las praderas marinas acumulan tierras raras y revelan contaminación industrial en ecosistemas costeros vulnerables
Un estudio revela cómo ciertos metales tecnológicos se acumulan en sedimentos marinos y alertan sobre impactos invisibles del desarrollo costero
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
Un equipo de científicos chinos ha demostrado que las praderas marinas no solo protegen las costas y sostienen la biodiversidad, sino que también pueden actuar como centinelas ecológicos frente a una amenaza emergente: la contaminación por elementos de tierras raras (REE, por sus siglas en inglés). Publicado en la revista Journal of Hazardous Materials, el estudio examinó sedimentos y tejidos vegetales en ecosistemas costeros de la isla de Hainan, revelando patrones de acumulación, fraccionamiento geoquímico y potencial bioindicador frente a metales como el terbio (Tb) y el lutecio (Lu).
Los investigadores analizaron muestras en 11 sitios de praderas marinas y descubrieron concentraciones totales de REE que oscilaban entre 70,5 y 258,8 mg/kg, con el cerio (Ce) como el elemento más enriquecido. Aunque buena parte del perfil geoquímico se atribuyó a fuentes naturales, hasta un 22,6% de la señal de tierras raras reflejaba un origen antropogénico, especialmente en zonas cercanas a efluentes industriales, rutas marítimas y áreas de urbanización costera.
Uno de los hallazgos clave fue el papel doble de la materia orgánica en los sedimentos. Por un lado, su presencia aumentó la retención total de REE gracias a procesos de complejación química. Por otro, redujo la biodisponibilidad al inmovilizar fracciones lábiles que podrían haber sido absorbidas por organismos. Además, los óxidos de hierro y manganeso fueron identificados como sumideros geoquímicos fundamentales, modulando la distribución y movilidad de los REE en el sedimento marino.
Las praderas marinas, dominadas por especies como Zostera y Halodule, mostraron una correlación significativa entre la concentración de REE en sus tejidos y la carga presente en los sedimentos circundantes. No obstante, la translocación interna fue limitada, lo que sugiere una absorción principalmente localizada en raíces y rizomas. Esta particularidad convierte a estas plantas en instrumentos naturales de monitoreo ambiental, capaces de señalar focos de contaminación sin grandes alteraciones en su fisiología superficial.
El estudio también alertó sobre la complejidad de los factores que determinan la presencia de tierras raras en entornos costeros. Además de la litología del fondo marino y la meteorización de las rocas, influyen directamente las descargas industriales, el dragado, el tráfico de embarcaciones y el uso de fertilizantes con tierras raras en la agricultura intensiva. En algunos puntos de la isla de Hainan, los índices de carga de contaminación alcanzaron valores superiores a 3, clasificados como contaminación moderada por REE.
En contraste con metales pesados tradicionales como el plomo o el mercurio, las tierras raras han sido históricamente ignoradas en las evaluaciones de riesgo ambiental, pese a su creciente uso en baterías, turbinas eólicas, imanes de alta potencia y dispositivos electrónicos. Esta investigación propone integrar su monitoreo en sistemas de vigilancia costera, dada su capacidad de bioacumulación y la persistencia en el sedimento marino.
Los autores destacan la necesidad urgente de establecer líneas base regionales de REE para distinguir entre la presencia natural y las fuentes antrópicas. La implementación de bioindicadores como las praderas marinas permitiría un seguimiento más eficaz, de bajo costo y sensible a cambios locales. Además, subrayan la importancia de políticas que regulen el vertido de REE y fomenten prácticas industriales responsables en zonas costeras vulnerables.
En un contexto de aceleración tecnológica y expansión industrial, este trabajo representa una contribución crucial para comprender el impacto oculto de los metales estratégicos en los ecosistemas costeros. Las praderas marinas no solo son filtros vivos de nutrientes y barreras frente a la erosión: también son archivos naturales que registran el rastro invisible del desarrollo humano bajo las aguas poco profundas.
Referencias: Chen, S., Tao, Z., Zheng, X., et al. (2025). Rare earth elements in seagrass meadows: Pollution, bioaccumulation, and biomonitoring. Journal of Hazardous Materials. Disponible en: https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2025.138271
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