Las aguas costeras se acidifican a un ritmo más rápido de lo esperado, amenazando economías y ecosistemas
Investigadores advierten que las corrientes de afloramiento intensifican la acidez del agua en regiones clave, amenazando la biodiversidad marina y las comunidades que dependen del mar
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
El océano está absorbiendo cada vez más dióxido de carbono (CO₂) procedente de la atmósfera, y sus efectos ya se hacen visibles en las costas del planeta. Una investigación publicada en Nature Communications por la Universidad de St Andrews advierte que algunas zonas costeras se están acidificando mucho más rápido de lo previsto, lo que amenaza tanto la vida marina como las economías que dependen de ella.
Los científicos descubrieron que los sistemas de afloramiento oceánico —regiones donde las aguas profundas ascienden a la superficie— amplifican de forma natural la acidificación. Esto significa que los ecosistemas costeros de lugares como California, Perú o Namibia podrían enfrentar una caída más abrupta del pH marino en las próximas décadas.
El papel del CO₂ y el afloramiento oceánico
El proceso comienza con la acumulación de CO₂ en la atmósfera. Parte de ese gas se disuelve en el agua de mar, generando ácido carbónico y reduciendo el pH. Sin embargo, el nuevo estudio muestra que en los sistemas de afloramiento, el fenómeno se intensifica: las aguas profundas ya son más ácidas por la descomposición de materia orgánica, y cuando suben a la superficie, liberan aún más CO₂, creando un ciclo que agrava la acidificación.
Para analizar esta dinámica, los investigadores recurrieron a muestras históricas de corales y a los isótopos de boro presentes en sus esqueletos, un indicador confiable del pH del océano. Con esos datos reconstruyeron la evolución química del agua a lo largo del siglo XX y desarrollaron modelos predictivos para el siglo XXI.
El resultado fue contundente: en los sistemas costeros de afloramiento, la acidez del océano aumentará a una velocidad superior a la estimada únicamente por el aumento del CO₂ atmosférico.
Impacto ecológico y económico
La acidificación del océano tiene consecuencias directas sobre organismos como corales, moluscos, crustáceos y plancton calcáreo, cuya capacidad de formar conchas o esqueletos se ve afectada por el descenso del pH. Estos organismos sustentan las cadenas tróficas de las zonas costeras, de modo que su deterioro repercute en todo el ecosistema.
Además, los sistemas de afloramiento son algunas de las regiones pesqueras más productivas del planeta. Desde el Pacífico oriental hasta las costas de África occidental, millones de personas dependen de estas aguas para su sustento. Una disminución de la productividad biológica podría traducirse en pérdidas económicas significativas y en mayor inseguridad alimentaria en comunidades costeras.
“Predecir cómo responderán los sistemas de afloramiento al cambio climático es sumamente complejo”, señaló la Dra. Hana Jurikova, autora principal del estudio. “Nuestras observaciones demuestran que la interacción entre factores naturales y humanos puede amplificar la acidificación de forma considerable”.
Un desafío global para la gestión marina
El coautor del estudio, Dr. James Rae, enfatizó que los hallazgos tienen implicaciones globales: “Las soluciones climáticas, como reducir las emisiones o avanzar hacia energías limpias, también ayudan a frenar la acidificación del océano. No se trata solo de proteger la atmósfera, sino todo el sistema Tierra-océano”.
Los investigadores sostienen que las políticas de mitigación deben incluir estrategias específicas para las zonas de afloramiento, ya que su sensibilidad química y biológica las convierte en barómetros naturales del cambio climático. Recomiendan monitoreos continuos del pH, regulaciones pesqueras adaptativas y programas de restauración de hábitats costeros.
Un llamado a la acción científica y política
Si bien la acidificación global del océano es un proceso lento, en las costas está ocurriendo a un ritmo alarmante. Los modelos proyectan que, sin una reducción drástica de las emisiones de CO₂, algunas regiones experimentarán una caída del pH de hasta 0,4 unidades para 2100, lo que podría alterar irreversiblemente su biodiversidad.
La investigación de St Andrews recuerda que el océano no solo regula el clima global, sino que también sostiene el 80 % de la vida del planeta. Ignorar su degradación química sería perder uno de los mayores aliados en la lucha contra el calentamiento global.
El mar sigue absorbiendo nuestras emisiones, pero su capacidad tiene un límite. Las costas, donde convergen la vida marina y humana, son ahora la primera línea de defensa —y también la primera en sufrir las consecuencias.
Fuente: Nature
Preguntas frecuentes
Reveló que las zonas costeras se están acidificando mucho más rápido de lo previsto, especialmente en regiones con sistemas de afloramiento como California, Perú o Namibia.
Porque las aguas profundas ya contienen más CO₂ y, al ascender a la superficie, liberan aún más gas, intensificando el proceso natural de acidificación.
Afecta a organismos marinos con estructuras calcáreas y amenaza la productividad pesquera, poniendo en riesgo ecosistemas y economías costeras.
Reducir las emisiones de CO₂, monitorear el pH de las zonas costeras y aplicar políticas específicas para proteger los ecosistemas de afloramiento.
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