Los inversores pueden estar malinterpretando el verdadero avance de la transición energética
La transición energética sigue avanzando, pese a la confusión del mercado: inversiones récord en renovables y baterías contrastan con el ruido político y las dudas sobre los combustibles fósiles
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
3 min lectura
La transición energética vive un momento extraño: mientras los gobiernos dudan, las negociaciones climáticas se empantanan y los combustibles fósiles siguen muy presentes, las inversiones en energías limpias no dejan de crecer. Esta mezcla de señales contradictorias está llevando a algunos inversores a pensar que el cambio hacia un sistema energético más verde se ha frenado. Pero los datos cuentan otra historia.
El ambiente pesimista que rodea a la COP30, celebrada en Brasil, ha alimentado esa percepción. Los países siguen divididos en cuestiones clave, como la eliminación progresiva del carbón, el petróleo y el gas. A esto se suma la presión económica tras la pandemia, la inestabilidad política en Estados Unidos y las tensiones comerciales globales. Todo eso dibuja un panorama más confuso de lo que realmente está ocurriendo.
Uno de los momentos que más influyó en la narrativa negativa fue la nueva previsión de la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Allí se plantea un escenario donde la demanda de petróleo y gas podría seguir creciendo durante décadas si los gobiernos mantienen sus políticas actuales. Muchos interpretaron esto como una señal de retroceso, pero en realidad es solo un escenario teórico de mínimos.
Si se observan los escenarios realistas que incluyen políticas ya anunciadas —aunque no todas estén en vigor— la imagen es distinta: la demanda de carbón tocaría techo antes de 2030, el petróleo subiría ligeramente y luego empezaría a bajar, y el gas se estabilizaría a mediados de siglo. Al mismo tiempo, las energías renovables seguirían ganando terreno sin pausa.
Los patrones de inversión también contradicen la idea de una transición estancada. El gasto global en tecnologías de energía limpia casi se ha duplicado en los últimos cinco años. La AIE estima que este año se invertirán 2,2 billones de dólares en energías bajas en carbono, almacenamiento, electrificación y renovables. Solo la energía solar atraerá alrededor de 450.000 millones, un récord histórico.
Ese impulso está transformando el mapa energético del planeta. La capacidad global de energías renovables podría duplicarse para 2030, gracias sobre todo a la energía solar y eólica combinadas con baterías más accesibles. China y Europa lideran esta expansión, mientras que Estados Unidos avanza con más altibajos debido a sus vaivenes políticos.
China, en particular, está moviendo los cimientos del mercado. No solo instala más renovables que cualquier otro país, sino que exporta miles de millones al mes en paneles, baterías y equipos de energía limpia. El peso de esta industria es tan grande que ya influye directamente en los precios globales.
Con esta avalancha de inversión y despliegue tecnológico, la dirección del cambio es evidente, incluso aunque la velocidad no sea tan rápida como algunos esperaban hace diez años. El riesgo ahora es que el exceso de pesimismo haga que los inversores se retiren justo cuando el mercado más lo necesita.
La transición energética no se ha detenido. Sigue avanzando, solo que de forma desigual, con avances más fuertes en algunos países que en otros. Si los inversores se fijan solo en la política y no en los datos, corren el riesgo de perderse una de las transformaciones económicas más importantes de este siglo.
Fuente: Reuters
Preguntas frecuentes
Porque ven la incertidumbre política, las tensiones globales y los mensajes contradictorios de gobiernos y negociaciones climáticas, lo que genera una percepción equivocada de estancamiento.
Que la demanda de carbón alcanzaría su máximo antes de 2030, el petróleo bajaría después de un ligero repunte y el gas se estabilizaría a mediados de siglo según escenarios realistas.
Que están creciendo con fuerza: el gasto global en tecnologías limpias casi se ha duplicado en cinco años y la solar marcará un nuevo récord con unos 450.000 millones de dólares.
Porque la instalación de renovables continúa acelerándose, la capacidad mundial podría duplicarse para 2030 y países como China y Europa impulsan el despliegue tecnológico.
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