Una startup quiere instalar el primer reactor de fusión del mundo a bordo de un barco
La empresa Maritime Fusion quiere adelantarse al sector instalando un tokamak en un barco y aprovechando que, en el mar, los costes energéticos compiten mejor con la fusión pionera
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
5 min lectura
La posibilidad de instalar un reactor de fusión en un barco puede sonar extravagante, pero para Maritime Fusion es una apuesta calculada. La empresa, liderada por Justin Cohen, cree que la fusión está lo suficientemente avanzada como para explorar aplicaciones más allá de los laboratorios terrestres. Según Cohen, los avances en inteligencia artificial, capacidad de computación e imanes superconductores han acelerado el progreso de la fusión hasta un punto en el que ya no se discute si será viable, sino cuándo llegará a serlo.
A pesar de que solo un dispositivo de fusión en el mundo ha alcanzado un hito científico crucial, Maritime Fusion quiere ir un paso más allá. Su idea es construir un tokamak —el diseño de reactor más estudiado actualmente— dentro de un barco capaz de generar energía limpia de forma continua. La visión es clara: una fuente estable de electricidad alimentada por combustible abundante y accesible, como el agua.
Aunque suene futurista, el concepto no está tan alejado de lo que ya existe. Submarinos y portaaviones funcionan desde hace décadas gracias a reactores de fisión nuclear. Estas embarcaciones operan de forma silenciosa y pueden navegar durante años sin necesidad de repostar. La idea de usar reactores en barcos no es nueva, pero la fusión promete eliminar muchos de los problemas que acompañan a la fisión: riesgos de fusión del núcleo, proliferación nuclear y niveles elevados de radiación.
Cohen afirma que, hasta donde saben, Maritime Fusion es la primera compañía que estudia seriamente la integración de un tokamak en un buque. Y el momento podría ser estratégico. Las primeras centrales de fusión terrestres serán extremadamente caras y durante sus primeros años tendrán que competir con energías consolidadas y baratas como la solar y la eólica. Sin embargo, en el mar la ecuación cambia por completo.
El transporte marítimo busca alternativas al diésel y al combustible búnker, pero las opciones principales —hidrógeno y amoníaco— siguen siendo costosas. Para Cohen, esa es precisamente la ventana de oportunidad: la fusión no sería más barata que esas alternativas, pero tampoco más cara. En un escenario así, una embarcación que no necesita repostaje durante largos periodos y que puede generar electricidad limpia a bordo se convierte en un activo muy atractivo.
Para avanzar, Maritime Fusion ha recaudado 4,5 millones de dólares en una ronda semilla liderada por Trucks VC, acompañada por Aera VC, Alumni Ventures, Paul Graham, Y Combinator y varios inversores ángeles. Con este capital, la startup comenzó a fabricar sus propios cables superconductores de alta temperatura utilizando cinta adquirida principalmente a proveedores japoneses.
Estos cables serán esenciales para construir los potentes imanes que confinarán el plasma caliente dentro del tokamak. Cohen explicó que, mientras desarrollan su reactor, la empresa también venderá estos cables a terceros para generar ingresos que ayuden a financiar el proyecto. Es un movimiento estratégico que les permite avanzar mientras aseguran flujo de capital.
El primer reactor de Maritime Fusion —bautizado como Yinsen— tiene como objetivo producir alrededor de 30 megavatios de energía eléctrica. El tokamak marítimo tendrá cerca de ocho metros de diámetro, un tamaño considerable pero compatible con la estructura de un buque especializado. Según las previsiones de la empresa, podría estar operativo en 2032 y costará alrededor de 1.100 millones de dólares.
No obstante, el proyecto no está exento de desafíos. Uno de los mayores es diseñar los sistemas auxiliares que permiten que el tokamak funcione de forma estable: gestión térmica, captura de energía, seguridad del plasma, soporte de vacío y mantenimiento operativo. Para simplificar la configuración del barco, Maritime Fusion planea realizar parte del procesamiento del combustible en tierra, lo que reducirá la complejidad a bordo.
El sector de la fusión ya tiene actores reconocidos. Commonwealth Fusion Systems (CFS), considerada líder en la carrera, está construyendo Sparc, un tokamak experimental de menos de cinco metros de diámetro que busca demostrar que la fusión puede producir más energía de la que consume. CFS ha recaudado casi 3.000 millones de dólares y espera hacer funcionar su instalación de demostración en 2026. Su reactor comercial, Arc, llegaría a principios de la década de 2030.
Aun así, Cohen no considera que Maritime Fusion esté en desventaja. Su enfoque es distinto: mientras otros construyen prototipos que validan principios físicos, la startup quiere que su primer reactor sea inmediatamente útil para un cliente. Para Cohen, no tiene sentido invertir miles de millones en un dispositivo que no genere energía aplicable de inmediato.
Si la estrategia funciona, Maritime Fusion podría ocupar un nicho único en el mercado: convertirse en la primera empresa en llevar la fusión al océano. Un logro así no solo sería histórico; también abriría una nueva categoría de buques capaces de navegar durante décadas sin emisiones y sin depender de combustibles fósiles.
Preguntas frecuentes
Porque en el mar la fusión competiría mejor en costes frente a otras alternativas como el hidrógeno o el amoníaco, y permitiría operar sin repostar durante largos periodos.
Un tokamak de unos ocho metros de diámetro, llamado Yinsen, diseñado para generar unos 30 megavatios de energía eléctrica a bordo.
Integrar los sistemas auxiliares del tokamak dentro del barco: gestión térmica, estabilidad del plasma, vacío, captura de energía y mantenimiento operativo.
Según las previsiones de la empresa, el reactor Yinsen podría funcionar en 2032, con un coste estimado de unos 1.100 millones de dólares.
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