Investigadores documentan nacimientos inesperados de ballena jorobada al sur de Australia y Nueva Zelanda

Un estudio revela que las ballenas jorobadas dan a luz hasta 1.500 km más al sur de lo esperado, cambiando estrategias de conservación marina

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

3 min lectura

Ballena jorobada adulta junto a su cría nadando en aguas cristalinas cerca de Kiama, Australia
Ballena jorobada adulta junto a su cría en aguas de Kiama, Nueva Gales del Sur, captadas por Vanessa Risku. Crédito: Instagram @drone_my_sorrows

Las ballenas jorobadas están reescribiendo lo que creíamos saber sobre su reproducción. Un nuevo estudio internacional ha documentado decenas de nacimientos de ballenatos en zonas mucho más australes de lo que la ciencia consideraba posible, desde Tasmania hasta Nueva Zelanda, desafiando la creencia tradicional de que sólo parían en aguas tropicales.

El trabajo, liderado por investigadores de la Universidad de Nueva Gales del Sur y apoyado por datos de ciencia ciudadana, agencias estatales y plataformas de avistamiento de ballenas, reunió más de 200 registros de crías nacidas en ruta migratoria. En particular, identificaron al menos 169 individuos recién nacidos, algunos de ellos nacidos o avistados a más de 1.500 kilómetros al sur de las zonas de cría clásicas.

“Históricamente, asumíamos que las ballenas migraban a aguas cálidas para dar a luz”, explica la autora principal Jane McPhee-Frew. “Pero hemos documentado partos y avistamientos en áreas frías y transitadas, lo que indica una sorprendente flexibilidad en su biología reproductiva”.

La mayoría de estos registros se produjeron tras la recuperación demográfica de la especie, gracias a décadas de protección internacional. Antes de ello, la drástica caída en los números de jorobadas ocultaba la verdadera diversidad de sus comportamientos. Ahora, con poblaciones en auge, científicos y observadores han podido constatar nacimientos en rutas migratorias y cerca de puertos de gran actividad, donde las crías afrontan desafíos adicionales como colisiones con barcos o enredos en redes.

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Madre ballena jorobada y su cría nadando sincronizadas cerca de la costa de Kiama, Australia
Madre ballena y cría avanzando en paralelo en Kiama, Australia. Imagen de Vanessa Risku – Instagram: @drone_my_sorrows

Las implicaciones para la conservación son profundas. Las crías nacidas lejos de los trópicos deben afrontar migraciones largas y peligrosas, siendo más vulnerables por su menor experiencia natatoria. Los investigadores sugieren ampliar la protección a nuevas zonas, concienciar al público y adaptar las directrices para navegantes y operadores de turismo, que cumplen un papel clave en la recopilación de datos y la educación sobre la coexistencia segura con estos grandes cetáceos.

La Dra. Tracey Rogers, coautora del estudio, añade: “Las madres que paren en el sur nadan mucho más despacio, y sus crías son menos ágiles que los adultos. Es crucial evitar que embarcaciones se acerquen en exceso y reforzar la protección en rutas de migración”.

Este avance demuestra el valor de la colaboración entre la comunidad científica, la industria turística y la ciudadanía, que mediante la observación y el reporte de avistamientos están ayudando a reescribir el mapa de la vida marina en el hemisferio sur. Los autores subrayan la necesidad de seguir documentando estos eventos y adaptar la conservación a los nuevos patrones migratorios y reproductivos de las jorobadas.

“Todavía hay mucho que aprender sobre las ballenas jorobadas”, concluye McPhee-Frew. “Ver una cría en aguas inusuales es un recordatorio de que la naturaleza siempre puede sorprendernos, y de que nuestra responsabilidad es protegerla allí donde se reinventa”.

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Referencias: Frontiers in Marine Science – Ballenas jorobadas continúan la migración tras dar a luz

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