En 1976, Guatemala sufrió un devastador terremoto de magnitud 7,5 que dejó miles de muertos y desplazó a millones de personas. El epicentro de este sismo se ubicó a lo largo de la falla de Motagua, una zona geológica clave donde convergen las placas tectónicas de América del Norte y el Caribe. La intensidad del terremoto y sus consecuencias aún son un tema de estudio entre geólogos y sismólogos alrededor del mundo. Recientemente, investigadores han descubierto nuevas pistas sobre cómo se propagaron las ondas sísmicas durante este evento a través de los núcleos de sedimentos extraídos de varios lagos en Guatemala.
Los núcleos de sedimentos, que consisten en capas de material depositado por el agua a lo largo de los años, pueden ser muy útiles para reconstruir la historia de eventos sísmicos pasados. En este caso, los investigadores recuperaron muestras de sedimentos de cuatro lagos ubicados cerca de la zona afectada por el terremoto de 1976. Estos núcleos contienen evidencias claras de las perturbaciones causadas por las ondas sísmicas, como corrientes turbidity cargadas de sedimentos y capas interrumpidas que señalan el impacto de los deslizamientos de tierra generados por el sismo.
Lo más sorprendente de este hallazgo es que los depósitos más gruesos de sedimentos no se encontraban en los lagos más cercanos al epicentro, como se habría esperado. En lugar de eso, los núcleos más gruesos se localizaron en los lagos situados al final de la ruptura de la falla, mientras que los lagos cercanos al epicentro mostraban depósitos más delgados. Este fenómeno sugiere que la directividad de la ruptura de la falla jugó un papel clave en la distribución de los sedimentos.
La directividad de un terremoto se refiere a la dirección en que la energía sísmica se libera durante la ruptura de la falla. Normalmente, las ondas sísmicas se propagan de manera uniforme en todas las direcciones, pero en algunos casos, la liberación de energía puede estar más concentrada en una dirección específica. Esto puede resultar en una mayor intensidad sísmica en ciertas áreas, dependiendo de la orientación de la falla y la propagación de la ruptura. En el caso del terremoto de 1976, los investigadores sugieren que el patrón de propagación de la ruptura afectó significativamente los depósitos de sedimentos en los lagos cercanos al epicentro.
Jonathan Obrist-Farner, geólogo de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Missouri y uno de los principales responsables de la investigación, explicó que los resultados obtenidos son cruciales para comprender cómo los terremotos de gran magnitud pueden afectar áreas no solo cerca del epicentro, sino también en zonas periféricas donde la ruptura de la falla se propaga. La información proporcionada por los núcleos de sedimentos permitirá a los científicos obtener una imagen más completa de los riesgos sísmicos asociados a la falla de Motagua, un área que ha sido históricamente difícil de monitorear debido a factores como la inestabilidad política y la falta de infraestructura científica adecuada.
Este tipo de investigaciones paleosísmicas, que se centran en el análisis de los registros históricos de eventos sísmicos a través de sedimentos lacustres, también tiene implicaciones más amplias para la gestión de desastres en Guatemala y otras regiones vulnerables a terremotos. Si bien el país ha sido objeto de varios estudios sísmicos desde el terremoto de 1976, las lecciones aprendidas de este evento son fundamentales para mejorar las políticas de prevención y respuesta ante futuros desastres naturales. Además, el análisis de los sedimentos de los lagos permitirá a los científicos comprender mejor las características de la actividad sísmica en la región, lo que podría influir en el diseño de infraestructuras más resistentes a terremotos.
El análisis paleosísmico es una herramienta vital para predecir y mitigar los efectos de terremotos en zonas propensas a estos eventos. Aunque los núcleos de sedimentos extraídos de los lagos proporcionan información invaluable, también es esencial que los esfuerzos de monitoreo sísmico se fortalezcan en Guatemala para que el país pueda estar mejor preparado ante la posibilidad de futuros terremotos.