Esta es la gigantesca forma de vida marina detectada por la NASA desde el espacio en las aguas del sur de Australia

Un resplandor turquesa en la costa australiana, visible desde el espacio, revela una floración masiva de fitoplancton bioluminiscente según la NASA

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

4 min lectura

Imagen satelital de la costa Bonney, Australia Meridional, mostrando filamentos turquesa de fitoplancton en el océano
Vista satelital captada por la NASA de la costa Bonney, Australia Meridional. La imagen ilustra el alcance y la belleza del fenómeno bioluminiscente registrado en enero de 2024. Crédito: NASA/Terra MODIS

Un fenómeno natural de magnitudes excepcionales ha llamado la atención de la comunidad científica internacional, ya que una gigantesca masa de vida marina ha brillado tan intensamente frente a la costa sur de Australia que los satélites de la NASA la han registrado desde el espacio. Esta estructura luminosa, de tonos turquesa y verde, se despliega a lo largo de la Gran Bahía Australiana y el Mar de Tasmania, mostrando la escala extraordinaria de una floración de fitoplancton bioluminiscente visible desde órbita.

La misión PACE de la NASA logró captar el fenómeno mediante su avanzado Instrumento de Color del Océano, y las primeras imágenes revelan que el resplandor apareció en noviembre de 2024 entre la costa sureste de Australia y Tasmania, especialmente en el estrecho de Bass. Esta región, reconocida por sus corrientes intensas y rutas marítimas cruciales hacia Melbourne, ya había sido vigilada por el satélite Suomi NPP, que en enero de 2024 registró eventos similares y confirmó la recurrencia del fenómeno en la zona.

El resplandor, completamente de origen biológico, responde a una explosión masiva de fitoplancton. Estos organismos microscópicos, agrupados en grandes cantidades, producen bioluminiscencia que llega a ser captada desde el espacio. Sus pigmentos, como la clorofila-a, aportan los colores verdes y turquesas tan característicos que aparecen en la superficie del océano, sobre todo en la llamada zona fótica, donde la luz solar logra penetrar y favorece la fotosíntesis.

Las imágenes obtenidas en la costa de Bonney, en el sur australiano, muestran filamentos azules y verdes moviéndose sobre las aguas superficiales. El oceanógrafo Jochen Kaempf, de la Universidad de Flinders, sostiene que estas manchas son indicio de una floración que se extiende a lo largo de la plataforma continental, ubicada a unos 150 metros de profundidad. Además, el experto menciona que los tonos azules podrían deberse a sedimentos removidos o a la presencia de distintas especies de fitoplancton.

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La trascendencia de este evento va mucho más allá de su impacto visual. El fitoplancton sostiene la cadena alimentaria marina y cumple un papel fundamental en la regulación climática. Cada año, las floraciones estacionales en la costa australiana atraen a decenas de ballenas azules que se alimentan del kril y otros pequeños organismos dependientes del fitoplancton, mientras sardinas, atunes, cangrejos y numerosos peces también encuentran en estas explosiones microscópicas la base de su supervivencia.

No solo los ecosistemas marinos se benefician de estas algas, que generan una parte vital del oxígeno que respiramos. La NASA subraya que sucesos como este ilustran la compleja relación entre circulación oceánica, ciclos de nutrientes y variabilidad estacional, influyendo directamente en la salud de los sistemas marinos y en el equilibrio climático global.

La bioluminiscencia observada en las aguas australianas se convierte en evidencia de la interacción constante entre vida microscópica y los procesos planetarios que aseguran la estabilidad de los océanos y la atmósfera. La magnitud y belleza de este fenómeno, apreciada incluso desde el espacio, es testimonio de la importancia ecológica de la vida marina menos visible.

Gracias a la vigilancia continua de satélites y sensores de alta tecnología, los científicos pueden estudiar en detalle la dinámica, frecuencia y alcance de estos eventos. El estrecho de Bass y la costa de Bonney se consolidan así como verdaderos laboratorios naturales para investigar la vida oceánica y la conexión entre los océanos y el clima terrestre.

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