Científicos investigan cómo la humedad favoreció el crecimiento del hielo antártico en climas cálidos antiguos
Investigadoras de la Universidad de Binghamton analizarán cómo la humedad y el calor coexistieron en la Antártida del Mioceno, revelando mecanismos que podrían anticipar futuros cambios en el nivel del mar
4 min lectura
La Antártida, hoy símbolo del frío extremo, fue hace millones de años un escenario más cálido y húmedo. En ese entorno, el hielo no desapareció, creció. Entender cómo ocurrió ese fenómeno es el objetivo de un nuevo proyecto de la Universidad de Binghamton que busca reconstruir los mecanismos que impulsaron la expansión del hielo antártico durante periodos cálidos del pasado.
El equipo, liderado por la profesora adjunta Adriane R. Lam y la investigadora postdoctoral Imogen M. Browne, recibió financiación de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos (NSF) a través del programa P4Climate. Su trabajo se centrará en el Óptimo Climático del Mioceno, un periodo que, hace entre 17 y 14 millones de años, registró temperaturas globales hasta 8 °C superiores a las actuales y concentraciones de CO₂ de al menos 500 ppm.
A diferencia de lo que podría suponerse, ese clima más templado no implicó el colapso total del hielo. Los investigadores creen que la humedad adicional transportada desde los océanos favoreció mayores nevadas en el continente, provocando que las capas se compactaran y formaran hielo nuevo.
Un pasado cálido con lecciones para el futuro
Durante el Mioceno, el planeta experimentó un ciclo hidrológico más activo. Las corrientes oceánicas, el vulcanismo y la posición de la Tierra respecto al Sol alteraban la distribución de la humedad y la radiación. Ese patrón, según los científicos, pudo generar un delicado equilibrio en el que el aumento de la temperatura también incrementaba las precipitaciones sobre la Antártida.
“Estudiar el Mioceno es fascinante porque el clima y los océanos de la Tierra funcionaban de forma diferente a la actual”, explicó Browne. “Los registros de sedimentos que obtenemos nos muestran cómo reaccionó el sistema climático a un planeta más cálido y húmedo”.
El equipo combinará modelos climáticos y simulaciones de capas de hielo con registros geoquímicos extraídos de microfósiles marinos. Cada muestra contiene trazas químicas que permiten estimar el volumen de hielo antártico y reconstruir las condiciones del océano y la atmósfera de aquel tiempo.
Comparando estos datos con los modelos digitales, los investigadores podrán evaluar qué mecanismos como la temperatura del océano, la extensión del hielo marino o los niveles de dióxido de carbono fueron los responsables del crecimiento del hielo en medio de un mundo más cálido.
Los secretos enterrados en el fondo del mar
Para obtener esos datos, el grupo utilizará núcleos de sedimentos marinos perforados a gran profundidad en zonas cercanas a la Antártida. En ellos, los foraminíferos, diminutos organismos calcáreos, conservan la composición química del agua en la que vivieron. Su análisis permite inferir la temperatura, la salinidad y el volumen de hielo existente en cada periodo geológico.
Estas muestras, junto con nuevas simulaciones climáticas, ayudarán a identificar las condiciones exactas que favorecieron la expansión de las capas de hielo tras el Óptimo Climático del Mioceno. Los investigadores también incluirán en sus modelos los efectos de las variaciones orbitales de la Tierra, que modifican la cantidad de radiación solar que llega a distintas latitudes.
“Una subvención como la nuestra es importante no solo por el avance científico que representa, sino porque conecta a investigadores jóvenes con diferentes especialidades para abordar un mismo problema global”, señaló Lam. “Comprender cómo se comportó la Antártida en climas cálidos pasados es clave para anticipar su respuesta al calentamiento actual”.
El estudio ofrecerá un marco de referencia para evaluar las trayectorias futuras del nivel del mar. Si el pasado sirve de guía, la humedad podría desempeñar un papel dual, mitigar parte de la pérdida de hielo mediante la formación de nieve, pero sin frenar por completo el deshielo impulsado por los océanos más cálidos.
Desde los laboratorios de Binghamton hasta los registros del fondo marino, este trabajo busca entender una paradoja climática, cómo la Antártida fue capaz de crecer bajo el calor, y qué puede enseñarnos eso sobre el futuro de un planeta que vuelve a calentarse.
Preguntas frecuentes
Busca entender cómo la humedad permitió que el hielo antártico creciera durante el Mioceno, una era más cálida que la actual.
El proyecto está dirigido por Adriane R. Lam e Imogen M. Browne, con apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias (NSF).
Porque un clima más cálido aumentó las precipitaciones sobre la Antártida, generando más nieve que luego se compactó en hielo.
Ayuda a prever cómo responderá el hielo antártico al calentamiento actual y su impacto en el futuro nivel del mar.
Continúa informándote
Europa llega dividida a la COP30 sin acuerdo sobre su objetivo climático para 2040
A días de la COP30, la Unión Europea sigue sin cerrar su meta de reducción del 90% de emisiones para 2040, en medio de tensiones entre países miembros.
El “murciélago cósmico” aparece sobre el cielo de Chile en una nueva imagen del observatorio Paranal
Una nube de gas y polvo con forma de murciélago fue captada desde el observatorio Paranal de ESO en Chile, a unos 10.000 años luz de distancia.
Nvidia y Microsoft impulsan una ola de gasto récord en infraestructura de inteligencia artificial
La carrera por la inteligencia artificial dispara el gasto global en centros de datos y chips, con Microsoft y Nvidia a la cabeza de una expansión sin precedentes.
Los neutrinos podrían explicar por qué el universo está hecho de materia y no de luz
Un estudio internacional con participación de físicos de la Universidad de Tufts sugiere que los neutrinos pudieron romper el equilibrio entre materia y antimateria tras el Big Bang.
Una carabela portuguesa con nombre de samurái: descubren una nueva especie en Japón
Un grupo de jóvenes investigadores japoneses descubrió una nueva especie de medusa azul en la bahía de Sendai y la nombró en honor a un legendario guerrero samurái.