Un estudio revela que el calentamiento global altera las señales naturales que guían la hibernación de las ranas

Investigadores de la Universidad Case Western Reserve hallaron que las ranas arbóreas grises se preparan para el invierno por la luz del día, no por la temperatura, y eso las pone en riesgo

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

3 min lectura

Rana arbórea gris posada sobre una brizna de hierba en su entorno natural
Rana arbórea gris adulta. Créditos: Troy Neptune, Universidad Case Western Reserve.

El cambio climático no solo está derritiendo glaciares o cambiando paisajes, también está desincronizando los relojes biológicos de los animales. Un estudio de la Universidad Case Western Reserve descubrió algo curioso con las ranas arbóreas grises, empiezan a prepararse para el invierno guiándose por cuánto dura el día, aunque afuera todavía haga calor.

Los científicos se dieron cuenta de que estos bichos activan sus reservas de energía antes de tiempo, como si el invierno ya estuviera encima. Ese comportamiento que antes les salvaba la vida ahora podría jugarles en contra en un clima que ya no es lo que era.

El equipo hizo algo inteligente, manipularon la cantidad de luz que recibían los renacuajos y las ranas jóvenes, pero dejaron la temperatura igual. Las que vivieron con días más cortos acumularon hasta catorce veces más glucógeno que las demás. El hígado se les agrandó tres o cuatro veces, preparándose para un frío que en realidad no hacía falta.

Esto tiene un nombre, "trampa ecológica". Pasa cuando una señal natural que siempre fue confiable deja de serlo. En este caso, los días más cortos les están diciendo a las ranas que guarden energía para un invierno que llega tarde o que ni siquiera llega con la misma intensidad de antes.

Publicidad

Michael Benard, el profesor de biología que lideró el estudio, explicó que muchas especies usan la duración del día como brújula para regular su comportamiento. "Si la temperatura ya no coincide con esas señales, pueden prepararse demasiado pronto y sufrir las consecuencias", comentó.

El estudio también mostró que estas ranas crecieron menos y comieron con menor frecuencia al desviar toda su energía hacia acumular glucógeno. Si las condiciones cálidas se mantienen, esa estrategia les puede reducir bastante la capacidad de competir y reproducirse.

Aunque las ranas arbóreas grises son comunes en Estados Unidos y están bien distribuidas, los investigadores advierten que otras especies con territorios más chicos podrían no tener tanta suerte para adaptarse. Lo que les pasa ahora a estos anfibios puede ser un adelanto de lo que le va a pasar a muchos otros animales que dependen del ritmo natural del Sol.

La investigación salió publicada en el Journal of Animal Ecology y demuestra algo importante, el cambio climático no solo calienta el planeta, también confunde las señales biológicas que durante miles de años guiaron la vida en la Tierra.

Publicidad

Preguntas frecuentes

¿Qué descubrieron los científicos sobre las ranas arbóreas grises?

Que se preparan para el invierno según la duración del día y no por la temperatura, lo que puede causar desajustes en un clima más cálido.

¿Qué es una “trampa ecológica”?

Es cuando una señal natural que antes ayudaba a sobrevivir se vuelve engañosa por el cambio ambiental, llevando a las especies a tomar decisiones equivocadas.

¿Cómo afecta esto al crecimiento de las ranas?

Al prepararse antes de tiempo, las ranas usan su energía en almacenar glucógeno en lugar de crecer, lo que las hace más pequeñas y menos resistentes.

¿Qué advierten los investigadores sobre otras especies?

Que animales con hábitats limitados o dependientes de las estaciones podrían verse gravemente afectados si el cambio climático sigue alterando las señales naturales.

Continúa informándote

Pierna bien conservada del mamut Yuka que permitió recuperar moléculas de ARN antiguas
Ciencia

Científicos secuencian el ARN más antiguo conocido a partir de un mamut lanudo

Los investigadores lograron secuenciar el ARN más antiguo conocido de un mamut lanudo conservado en el permafrost, revelando nuevos datos sobre su biología y estado celular

Reconstrucción ilustrada de Tainrakuasuchus bellator, un reptil acorazado precursor de los cocodrilos
Ciencia

Tainrakuasuchus bellator: el depredador acorazado que antecedió a los dinosaurios

Paleontólogos brasileños descubren a Tainrakuasuchus bellator, un reptil carnívoro acorazado que vivió hace 240 millones de años y revela la conexión entre Sudamérica y África antes de los dinosaurios

Vista aérea del cráter Jinlin tomada con dron, con marcas del borde y un recuadro mostrando el fondo con fragmentos de granito y una regla amarilla de 20 centímetros
Ciencia

Un gigantesco cráter descubierto en China revela el mayor impacto terrestre de los últimos 10.000 años

Científicos en China descubrieron el cráter Jinlin, de 900 metros de ancho, el mayor impacto terrestre conocido del Holoceno y una pieza clave para entender la historia reciente de la Tierra

Ilustración geológica que muestra un corte transversal de la Tierra, con fragmentos continentales hundiéndose en el manto y alimentando volcanes submarinos bajo el océano
Ciencia

Los continentes se desprenden desde abajo y alimentan volcanes ocultos en los océanos

Investigadores de la Universidad de Southampton descubren que los continentes se erosionan desde las profundidades y liberan material que alimenta volcanes submarinos en los océanos

Excavaciones en los pozos de brea de La Brea con restos de árboles antiguos utilizados en el estudio
Ciencia

Los árboles de la Edad de Hielo ayudaron a estabilizar el clima liberando CO₂ a la atmósfera terrestre

Un estudio de Penn State revela que los árboles del último período glacial liberaban CO₂, ayudando a mantener estable el clima de la Tierra

Neurona inhibitoria extendida en el colículo superior junto a terminaciones retinianas y otras neuronas
Ciencia

El cerebro ya procesaba la atención visual hace más de 500 millones de años

Un estudio revela que el colículo superior, una estructura cerebral ancestral, ya realizaba cálculos visuales hace más de 500 millones de años, antes de la evolución de la corteza cerebral