08 Mar 2025 - 19:26 UTC
Ser emprendedor no es tan glorioso como lo venden en redes sociales
Nos han hecho creer que emprender es el camino seguro al éxito y la libertad. Redes sociales están llenas de historias de gente que “lo logró”, pero lo que no cuentan es la parte difícil: largas jornadas, estrés y una incertidumbre constante. La realidad es que el emprendimiento no es para todos, y quien diga que es fácil, o miente o quiere venderte algo.
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La mentira de “ser tu propio jefe”
Uno de los argumentos más utilizados para promover el emprendimiento es la idea de "ser tu propio jefe". Nos dicen que trabajando por cuenta propia tendrás el control de tu tiempo, que podrás viajar cuando quieras y que nunca más tendrás que rendirle cuentas a nadie. Pero la realidad es completamente diferente. Un emprendedor no es su propio jefe, sino su propio empleado… y el más exigente de todos.
Los primeros años de un negocio suelen ser una pesadilla. Mientras que en un empleo tradicional puedes olvidarte del trabajo al final del día, el emprendedor nunca desconecta. Su jornada laboral no es de 8 horas, sino de 12, 14 o incluso más. Si las cosas salen mal, no hay un jefe a quien culpar ni una empresa que absorba las pérdidas. Todo recae sobre los hombros del emprendedor.
Además, el mito de la "libertad de horarios" es falso. Cuando eres emprendedor, tu negocio demanda atención constante. Si un cliente tiene un problema a las 11 de la noche, eres tú quien debe resolverlo. Si hay que hacer cuentas, organizar inventario, manejar proveedores o solucionar problemas legales, no hay nadie más que tú para hacerlo. Ser tu propio jefe suena bien hasta que descubres que también eres el contador, el servicio al cliente y el departamento de marketing.
El fracaso es más común de lo que se dice
En redes sociales, los emprendedores exitosos comparten sus historias con orgullo: "Empecé de cero y ahora facturo millones". Pero casi nadie habla de los fracasos. Y la verdad es que, estadísticamente, la mayoría de los negocios no sobreviven. Según estudios, más del 80% de los emprendimientos fracasan en sus primeros cinco años. No porque sus dueños no sean inteligentes o trabajadores, sino porque el mercado es cruel y la competencia es feroz.
El problema es que la cultura del emprendimiento ha creado un discurso engañoso: "Si fracasas, es porque no te esforzaste lo suficiente". Esto es falso. Hay muchos factores que determinan el éxito de un negocio: contexto económico, regulaciones, costos operativos, acceso a capital y hasta la suerte. No basta con tener "mentalidad ganadora". Muchos emprendedores invierten todo su dinero y energía en un negocio que simplemente no despega.
Y cuando eso sucede, nadie habla del impacto emocional. No es fácil ver cómo un sueño en el que invertiste años y miles de dólares desaparece. La ansiedad, la frustración y la culpa pueden ser devastadoras. Pero las redes sociales nunca te mostrarán esa parte, porque no vende. Nadie quiere escuchar sobre noches sin dormir, deudas acumuladas y la sensación de fracaso.
La explotación disfrazada de éxito
Otro problema con la cultura del emprendimiento es que muchas veces se convierte en autoexplotación. Se glorifica el "trabajar hasta la madrugada", el "sacrificarlo todo por tu empresa" y el "no tener vida social". Se nos dice que debemos estar siempre activos, buscando oportunidades, cerrando tratos y pensando en la siguiente estrategia.
Pero esto tiene un costo. La mayoría de los emprendedores trabajan muchas más horas que un empleado promedio, y durante los primeros años ganan mucho menos. No tienen beneficios, no tienen seguro médico, no tienen días libres garantizados. Es irónico: se promueve el emprendimiento como una forma de escapar del empleo tradicional, pero en muchos casos, los emprendedores terminan trabajando más y ganando menos que alguien con un empleo estable.
Lo peor es que algunos aprovechan este discurso para vender cursos y mentorías. Se presentan como "expertos en éxito" y aseguran que pueden enseñarte a ganar miles de dólares con tu negocio. En realidad, su único negocio rentable es vender cursos de emprendimiento a personas desesperadas por cambiar su vida.
¿Entonces, vale la pena emprender?
Después de todo esto, la pregunta es: ¿emprender vale la pena? La respuesta no es simple. Depende de la persona, de la industria y de los recursos disponibles. No todo emprendimiento es un fracaso y hay muchas personas que logran construir negocios exitosos. Pero hay que hacerlo con una mentalidad realista.
Si vas a emprender, hazlo sabiendo que no será fácil. No esperes resultados inmediatos ni riqueza garantizada. Prepárate para trabajar más de lo que imaginaste, para enfrentar momentos de incertidumbre y para cometer errores. No te lances solo por lo que ves en redes sociales. Infórmate, planifica y ten un plan de contingencia en caso de que las cosas no salgan como esperabas.
El emprendimiento es una opción, pero no es la única. Y sobre todo, no es la única forma de éxito. No hay nada de malo en tener un empleo estable, con horarios definidos y un salario garantizado. La sociedad nos ha hecho creer que "trabajar para alguien más" es un fracaso, cuando en realidad, muchas personas disfrutan la seguridad y estabilidad de un empleo.
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