La esperada victoria comercial del presidente Donald Trump con Japón no se concretó. A pesar de las señales optimistas emitidas por la Casa Blanca durante las semanas previas a la visita del negociador japonés, las negociaciones concluyeron sin acuerdo. El resultado ha despertado serias dudas entre analistas sobre la factibilidad del ambicioso plan del mandatario: “90 acuerdos en 90 días”.
El ministro japonés de Revitalización Económica, Ryosei Akazawa, regresó a Tokio sin avances significativos y criticó las medidas estadounidenses como “extremadamente lamentables”. Por su parte, el primer ministro nipón manifestó preocupaciones persistentes sobre las políticas de la administración Trump, dejando claro que Japón no está dispuesto a ceder terreno fácilmente, especialmente en un año electoral.
La disparidad entre los discursos oficiales de Estados Unidos y Japón también ha generado confusión. Mientras Trump asegura “grandes avances”, y su secretario de Comercio Howard Lutnick afirma que el presidente está “al mando total” de las conversaciones, la realidad diplomática es mucho más compleja. Japón no solo se muestra reticente, sino que además busca evitar cualquier acuerdo antes de sus elecciones del 20 de julio.
Los analistas de Macquarie, Thierry Wizman y Gareth Berry, habían considerado a Japón como “caso de prueba” para validar la estrategia comercial de Trump. Sin embargo, el colapso de estas negociaciones ha encendido las alarmas. “No sabemos si el obstáculo son los mercados agrícolas, el yen o las compras de gas licuado estadounidense, pero está claro que el proceso será largo”, señalaron en una nota reciente.
Además de los factores internos en Japón, las tensiones con China complican aún más el panorama. Pekín ha advertido que cualquier país que actúe en su contra enfrentará consecuencias. La escalada arancelaria de Trump contra productos chinos, con aumentos de hasta el 145 %, ha elevado la presión sobre los aliados de EE.UU., que ahora temen represalias si firman acuerdos bilaterales con Washington.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, se reunirá esta semana con el ministro japonés de Finanzas, Katsunobu Kato, para abordar el tema de la apreciación del yen, pero los analistas anticipan que la solicitud será rechazada. Los mercados ya están reaccionando: el dólar muestra signos de debilitamiento, reflejando la desconfianza de los inversores hacia la viabilidad de la agenda comercial de Trump.
A medida que la administración Trump busca consolidar logros diplomáticos rápidos, el caso japonés ha servido como una advertencia de lo difícil que será negociar con socios internacionales bajo presión electoral y geopolítica. Si la estrategia no se ajusta, los “90 acuerdos” podrían convertirse en una promesa incumplida más en un escenario global cada vez más desafiante.
“Los socios comerciales podrían jugar con el tiempo, esperando que la desaceleración económica en EE.UU. los favorezca en futuras concesiones”, advierten Wizman y Berry. De momento, el fracaso con Japón marca un arranque accidentado para el plan comercial estrella del presidente.