08 Feb 2025 - 01:21 UTC
¿Amazonia realmente produce el 80 por ciento del oxígeno de la Tierra o es un mito?
La selva amazónica ha sido considerada durante mucho tiempo el "pulmón del planeta", con afirmaciones de que produce el 80 % del oxígeno de la Tierra. Sin embargo, ¿qué tan precisa es esta cifra? Un análisis de los datos científicos sugiere que este porcentaje está sobreestimado y que la función del Amazonas en la producción de oxígeno es mucho más compleja de lo que comúnmente se cree.
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
El oxígeno en la Tierra proviene principalmente de la fotosíntesis realizada por las plantas y microorganismos. La selva amazónica, con sus más de 5,5 millones de kilómetros cuadrados, es sin duda una fuente significativa de oxígeno. Sin embargo, los científicos estiman que su contribución a la producción global de oxígeno es más cercana al 9 % y no al 80 % como se suele afirmar.
De hecho, gran parte del oxígeno producido en la selva es consumido por su propio ecosistema a través de la respiración de plantas, animales y microorganismos. Así, aunque el Amazonas libera oxígeno a la atmósfera, también lo reutiliza en un ciclo biológico continuo.
Los océanos, en cambio, son los principales productores de oxígeno del planeta. El fitoplancton marino genera aproximadamente el 50 % del oxígeno que respiramos, superando ampliamente la contribución de la selva tropical. Estos microorganismos fotosintéticos desempeñan un papel clave en la regulación del equilibrio atmosférico de nuestro planeta.
A pesar de esto, la importancia del Amazonas no debe subestimarse. Aunque no produzca el 80 % del oxígeno del planeta, su papel en la absorción de dióxido de carbono y en la regulación del clima global es incuestionable. La deforestación masiva y la degradación de este ecosistema amenazan no solo a su biodiversidad, sino también su capacidad para mitigar el cambio climático.
Los científicos advierten que la destrucción del Amazonas podría afectar los patrones de lluvia y aumentar las emisiones de carbono en la atmósfera. De hecho, en algunas áreas altamente deforestadas, la selva ha pasado de ser un sumidero de carbono a convertirse en una fuente de emisiones, acelerando el calentamiento global.
Si bien la idea de que la Amazonia genera el 80 % del oxígeno del planeta es un mito, su conservación sigue siendo crucial. La selva desempeña un papel fundamental en la biodiversidad, la estabilidad climática y el equilibrio ecológico del planeta, razones más que suficientes para protegerla.
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