Bacterias humanas soportan un lanzamiento espacial y regresan a la Tierra sin daño alguno

Un estudio australiano demuestra que microbios esenciales para la salud sobreviven a las fuerzas extremas de un vuelo suborbital y regresan intactos a la Tierra

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

3 min lectura

Sección de carga útil del cohete sonda Suborbital Express 3 M15 59 en la plataforma de ensamblaje
La sección de carga útil del cohete Suborbital Express 3 - M15 59 durante el ensamblaje previo al lanzamiento. Créditos: Gail Iles / Universidad RMIT.

El espacio no perdona errores ni fragilidades, pero un grupo de bacterias humanas acaba de demostrar que puede sobrevivir a sus condiciones más duras. Investigadores de la Universidad RMIT, en Australia, lanzaron esporas de Bacillus subtilis a bordo de un cohete suborbital y comprobaron que resistieron todo: el despegue, la microgravedad y el reingreso a la atmósfera.

El hallazgo cambia la manera en que entendemos la vida en el espacio. Hasta ahora se pensaba que las fuerzas extremas de un vuelo podrían destruir a los microorganismos esenciales para el cuerpo humano, pero el experimento demostró lo contrario. Las bacterias no solo sobrevivieron, sino que regresaron sin alteraciones estructurales ni pérdida de vitalidad.

La investigación, publicada en la revista npj Microgravity, es la primera en probar la resistencia bacteriana fuera del laboratorio, en un entorno real de vuelo espacial. “Ha ampliado nuestra comprensión sobre cómo los microorganismos pueden resistir la aceleración y la ingravidez”, explicó la profesora Elena Ivanova, coautora del estudio.

Comprender cómo los microbios responden a estos cambios es clave para el futuro de las misiones tripuladas, desde la Estación Espacial Internacional hasta una posible base humana en Marte.

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Módulos de cohetes diseñados para transportar cargas útiles en misiones suborbitales compartidas
Sección de cohetes utilizada para misiones con cargas útiles compartidas, parte del programa Suborbital Express. Créditos: Gail Iles / Universidad RMIT.

Del laboratorio al espacio: la prueba real

Las esporas fueron enviadas al borde del espacio en el cohete sonda Suborbital Express 3, lanzado desde Suecia. Durante el ascenso, la carga útil soportó una aceleración de 13 g, trece veces la gravedad terrestre, y más de seis minutos de microgravedad antes de caer de nuevo a la Tierra.

Al reingresar, el cohete experimentó una desaceleración de hasta 30 g, girando más de 200 veces por segundo. Aun así, las bacterias resistieron sin daños. Tras el aterrizaje, los científicos analizaron las muestras y confirmaron que su estructura celular seguía intacta y su capacidad de crecimiento no se había visto afectada.

“Es un descubrimiento enorme”, dijo la profesora asociada Gail Iles, experta en ciencias espaciales del RMIT. “Demuestra que ciertos microbios pueden soportar el estrés físico del espacio, lo que es vital para la salud de los astronautas y para diseñar sistemas de soporte vital sostenibles”.

El equipo cree que estos resultados ayudarán a preparar misiones más seguras de larga duración. Saber que las bacterias que viven en el cuerpo humano pueden resistir el viaje significa que podrían seguir cumpliendo su función protectora incluso en otros planetas.

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Más allá de la exploración espacial, los investigadores señalan que este tipo de estudios también abre la puerta a nuevas aplicaciones en biotecnología, desde el desarrollo de tratamientos antibacterianos hasta la creación de microbios capaces de prosperar en ambientes extremos de la Tierra.

Preguntas frecuentes

¿Qué descubrió el estudio australiano?

Que las bacterias humanas pueden sobrevivir a un lanzamiento espacial y regresar intactas a la Tierra.

¿Qué bacteria se utilizó en el experimento?

Se usaron esporas de Bacillus subtilis, esenciales para la salud intestinal y el sistema inmunitario.

¿Qué condiciones soportaron las muestras?

Hasta 13 g en el lanzamiento, microgravedad durante seis minutos y 30 g al reingresar.

¿Por qué este hallazgo es importante?

Porque demuestra que la vida microbiana puede resistir el espacio, clave para futuras misiones humanas.

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