Diez zonas del mundo donde el nivel del mar sube más rápido de lo previsto por el IPCC

De Estados Unidos al Pacífico, varias regiones del mundo ya experimentan un ascenso del mar que supera los pronósticos del IPCC y amenaza comunidades costeras enteras

Mapa global elaborado por la NASA que muestra el aumento del nivel del mar y las regiones más vulnerables a las inundaciones costeras
Visualización elaborada por la NASA que alerta sobre el incremento del nivel medio del mar en distintas zonas del planeta. Crédito: NASA

Durante años, el IPCC ha estimado un aumento gradual del nivel medio del mar ligado al calentamiento global. Sin embargo, en muchas regiones el ascenso se ha acelerado antes de lo previsto por factores locales como el hundimiento del terreno, las corrientes oceánicas o la variabilidad climática, generando impactos visibles en comunidades costeras.

En este recorrido se presentan diez lugares del mundo donde el nivel del mar está subiendo más rápido de lo previsto por la ciencia. Desde grandes deltas hasta pequeños estados insulares, los datos revelan un patrón común, el cambio avanza con mayor velocidad de la anticipada y exige medidas de adaptación urgentes.

Sureste de Estados Unidos (Florida y Golfo de México)

En la costa sureste de Estados Unidos, que incluye zonas de Florida, Luisiana y Texas, el nivel del mar está aumentando a un ritmo alarmante. Desde 2010, la subida alcanza cerca de 10 milímetros por año, más del doble de la media global. Investigadores de la Universidad de Tulane señalan que esta aceleración no tiene precedentes en más de un siglo y que coincide con los escenarios más extremos previstos para finales de este siglo.

Ciudades como Miami, Nueva Orleans y Houston ya sufren inundaciones costeras frecuentes, lo que refleja la gravedad del fenómeno. Además del calentamiento global, el hundimiento gradual del terreno amplifica el impacto del aumento del mar, generando una situación que, según expertos, anticipa décadas antes lo que el IPCC proyectaba recién para 2100.

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Calles de Miami cubiertas por agua durante una marea real, con vehículos circulando entre reflejos y palmeras en el fondo
Inundaciones de marea registradas en Miami durante una marea real el 17 de octubre de 2016, un fenómeno cada vez más frecuente con el ascenso del nivel del mar. Crédito: B137 (CC BY-SA 4.0) vía Wikimedia Commons.

Islas Salomón (Pacífico Occidental)

El archipiélago de las Islas Salomón, en el Pacífico Occidental, es una de las zonas más afectadas por el aumento del nivel del mar. Desde 1993, las aguas han subido entre 7 y 10 milímetros por año, casi el triple del promedio global. Esta aceleración responde al cambio climático y a factores naturales como los vientos alisios, que empujan el agua hacia el oeste del Pacífico y amplifican el impacto local.

Las consecuencias son graves, cinco islas de arrecife han desaparecido y otras seis han perdido gran parte de su superficie. En Nuatambu, 25 familias perdieron 11 viviendas y más de la mitad del terreno habitable desde 2011. El ritmo de ascenso ya supera lo previsto por el IPCC, obligando a comunidades enteras a desplazarse mucho antes de lo esperado.

Tramo de costa erosionada en la isla Nggatokae, con árboles caídos y rocas expuestas debido al avance del mar
Litoral de la isla Nggatokae, en las Islas Salomón, donde la erosión marina avanza sobre el bosque costero. Crédito: Alex DeCiccio (CC BY-SA 4.0) vía Wikimedia Commons.

Tuvalu (Océano Pacífico central)

Tuvalu, un pequeño estado insular formado por atolones coralinos, es uno de los símbolos más claros de la vulnerabilidad climática. Desde mediados del siglo XX, el nivel del mar ha subido más de 5 milímetros por año, casi el triple del promedio global. Esa tendencia, que se mantiene desde hace décadas, ha provocado inundaciones más frecuentes, salinización de acuíferos y pérdida acelerada de costa.

Gran parte del territorio podría volverse inhabitable hacia mediados de siglo, mucho antes de lo previsto por el IPCC. Estudios confirman que el Pacífico occidental, donde se ubica Tuvalu, registra un ascenso del mar superior a la media global por la expansión térmica, el deshielo y los ciclos de El Niño y La Niña. Ante ello, el país invierte en adaptación y en planes de migración preventiva.

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Fiyi (Pacífico Sur)

En el Pacífico Sur, Fiyi ejemplifica comunidades que ya viven los efectos previstos para finales de siglo. Entre 1990 y 2020, el nivel del mar aumentó más de 28 centímetros en algunas zonas, el triple del promedio global. Este ascenso combina la subida oceánica con el hundimiento de los terrenos costeros, un factor poco considerado en las proyecciones iniciales.

Las consecuencias son claras, varias aldeas han debido trasladarse y en 2014 el país reubicó por completo a la comunidad de Vunidogoloa. Más de 40 poblados costeros figuran hoy como vulnerables. Según la ONU, Fiyi demuestra que incluso las islas montañosas enfrentan impactos mucho más rápidos de lo anticipado por el IPCC.

Yakarta, Indonesia

La capital de Indonesia enfrenta una crisis donde el hundimiento del terreno y el aumento del mar se combinan de forma devastadora. La extracción excesiva de agua subterránea ha hecho que partes de Yakarta se hundan entre 10 y 25 centímetros al año, un ritmo muy superior al ascenso global del mar. Hoy, el nivel relativo del mar ya supera lo que el IPCC proyectaba para mediados de siglo.

En una década, el norte de la ciudad se hundió 2,5 metros, dejando casi el 40 % bajo el nivel del mar. Las mareas y tormentas inundan barrios enteros, las defensas costeras son insuficientes y los daños se repiten cada temporada. Es uno de los ejemplos más extremos de cómo los factores locales agravan el cambio climático.

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Ante este panorama, el gobierno planea trasladar la capital a Borneo para reducir riesgos. Aun así, millones seguirán viviendo en una urbe que se hunde sin pausa, símbolo de los límites de adaptación urbana y del impacto acelerado que los modelos globales no lograron prever.

Delta del Mekong, Vietnam

El delta del río Mekong, una de las regiones agrícolas más fértiles del sudeste asiático, experimenta un aumento del nivel del mar mucho mayor al previsto. El terreno se hunde unos 11 milímetros por año por la extracción de agua subterránea, la compactación del suelo y la falta de sedimentos. Sumado al ascenso oceánico, el nivel relativo alcanza hasta 15 milímetros anuales, cuatro o cinco veces la media mundial.

En zonas costeras, la subsidencia llega a 25 milímetros por año, causando inundaciones frecuentes en pueblos y campos de arroz que el IPCC proyectaba para mucho más adelante. La intrusión salina y la pérdida de manglares reducen la productividad agrícola, y Vietnam aplica planes de adaptación con nuevos cultivos, diques reforzados y reubicación de comunidades vulnerables.

Costa de Bangladesh (delta del Ganges-Brahmaputra)

Las planicies costeras de Bangladesh, en el delta del Ganges-Brahmaputra, registran un aumento del nivel del mar más alto de lo previsto por los modelos iniciales. Los mareógrafos en la Bahía de Bengala muestran subidas de entre 4 y 8 milímetros por año, muy por encima del promedio global. La combinación del ascenso oceánico y la subsidencia del terreno acelera el avance del mar sobre tierras bajas.

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En zonas como Bhola, miles de familias han perdido sus hogares por la desaparición de franjas de tierra bajo el agua. La subsidencia local, de 2 o 3 milímetros anuales, agrava el impacto del ascenso oceánico y provoca inundaciones más frecuentes, intrusión salina y erosión costera.

Bangladesh ya tiene comunidades desplazadas conocidas como “refugiados climáticos”, una realidad que el IPCC preveía para finales de siglo. Incluso pequeños aumentos del mar reducen las tierras agrícolas y contaminan las fuentes de agua dulce, amenazando la seguridad alimentaria de millones de personas.

El caso confirma que los deltas son zonas extremadamente vulnerables. Aunque el IPCC proyecta un aumento global de hasta un metro para 2100, el delta del Ganges-Brahmaputra podría vivirlo antes. El país refuerza diques, desarrolla cultivos tolerantes a la sal y aplica estrategias de adaptación para enfrentar un futuro que ya comenzó.

Delta del Nilo, Egipto

En el delta del Nilo, el nivel del mar sube con mayor rapidez de lo previsto por la combinación del ascenso oceánico y el hundimiento del terreno. Esta franja costera, donde gran parte del suelo apenas supera un metro sobre el mar, se hunde entre 4 y 8 milímetros al año. Al sumar ambos procesos, el ascenso relativo alcanza hasta 12 milímetros anuales, muy por encima de las proyecciones iniciales.

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Solo una parte de esa subida se debe al mar, mientras que el resto proviene de la subsidencia agravada por la falta de sedimentos tras la presa de Asuán. Alejandría ya sufre inundaciones costeras y erosión acelerada, fenómenos que el IPCC estimaba para mediados o finales de siglo.

Amplias zonas agrícolas y comunidades del delta están quedando por debajo del nivel del mar décadas antes de lo previsto. Este avance del Mediterráneo amenaza la seguridad alimentaria y los recursos hídricos de millones de personas en una región clave para Egipto y el norte de África.

Venecia y el norte del Mediterráneo

El caso de Venecia demuestra que incluso en Europa los efectos locales del aumento del mar pueden superar las previsiones. En el Mediterráneo, el nivel del mar ha subido entre 20 y 25 centímetros desde comienzos del siglo XX. Aunque coincide con las tendencias globales, la subsidencia de la ciudad —unos 2 milímetros por año— ha intensificado las inundaciones mucho antes de lo esperado.

Las mareas excepcionales o “acqua alta” se repiten con más frecuencia e intensidad. En 2019, una crecida de 187 centímetros anegó el 85 % de la ciudad, la peor desde 1966. Si ese evento hubiera ocurrido en 1950, el agua habría sido mucho más baja, los 20 centímetros adicionales del mar actual marcaron la diferencia entre un incidente grave y una catástrofe.

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Este ascenso acelerado obligó a activar el sistema MOSE de diques móviles, operativo desde 2020, para contener las mareas extremas. Su eficacia dependerá de que el nivel del mar no siga aumentando al ritmo actual. El fenómeno también afecta al delta del Po y al litoral del Ebro, donde las defensas costeras podrían quedar obsoletas antes de lo previsto por el IPCC.

Venecia es hoy un símbolo global del impacto temprano del cambio climático. Su situación refleja cómo un ascenso moderado, pero constante del mar, puede alterar la vida y el patrimonio de una ciudad histórica en apenas unas décadas.

Kiribati (Océano Pacífico central)

Kiribati, un pequeño estado insular formado por atolones coralinos, enfrenta un ascenso del mar mucho más rápido de lo previsto. Los registros en el atolón Tarawa muestran un aumento de entre 5,3 y 5,7 milímetros por año desde 1993, muy por encima del promedio global. En solo dos décadas, el mar ha subido unos 10 centímetros, suficiente para inundar zonas que antes permanecían seguras.

La erosión devora aldeas costeras, los pozos de agua dulce se contaminan con sal y las mareas extremas obligan a evacuaciones constantes. Tebunginako, en la isla de Abaiang, fue abandonada parcialmente en los noventa tras quedar bajo el mar. Escenarios que el IPCC situaba para finales de siglo ya son una realidad en Kiribati.

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Ante la amenaza existencial, el expresidente Anote Tong compró en 2014 unas 2400 hectáreas en Fiyi para un posible reasentamiento. Los estudios recientes prevén que el Pacífico central podría elevarse otros 15 centímetros hacia 2050, lo que dejaría gran parte del país bajo el agua en cada marea alta. Kiribati es una advertencia global de lo que viene.

Hoy, el país simboliza resistencia y urgencia. Sus planes de adaptación y “migración digna” reflejan que el calendario climático se adelantó, lo que los modelos situaban en 2100 podría ocurrir en apenas una generación.

Estos diez casos repartidos por el planeta muestran que el aumento del nivel del mar ya está alterando territorios y modos de vida, y que su avance no se limita a los pronósticos futuros. Desde grandes economías hasta pequeñas islas, las proyecciones se han visto superadas por la realidad debido a factores locales, subsidencia y variabilidad regional, revelando que el cambio climático avanza con una rapidez inesperada.

Las lecciones son claras, incluso si el mundo logra reducir drásticamente las emisiones, muchas comunidades costeras deberán adaptarse a un ritmo más veloz del que preveían los modelos. Reforzar diques, reubicar poblaciones y repensar las infraestructuras será tan crucial como mitigar el calentamiento global. Estas experiencias anticipadas advierten que el desafío ya no es futuro, sino presente.

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Algunas de las fuentes utilizadas en la investigación:

Preguntas frecuentes

¿Qué regiones muestran el ascenso del mar más rápido?

Florida, el Golfo de México, deltas asiáticos y varias islas del Pacífico ya superan los aumentos previstos por el IPCC.

¿Por qué el nivel del mar sube más de lo esperado?

Factores locales como la subsidencia, las corrientes oceánicas y la expansión térmica aceleran el ascenso en zonas vulnerables.

¿Qué consecuencias enfrentan las comunidades costeras?

Inundaciones, erosión, pérdida de tierras y desplazamientos humanos se adelantan décadas a las proyecciones del IPCC.

¿Qué medidas se están tomando ante el avance del mar?

Reforzar diques, reubicar poblaciones y adaptar infraestructuras son claves para enfrentar un aumento más rápido de lo previsto.

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