Las tensiones geopolíticas de 2025: un mundo con 59 conflictos activos y riesgo de guerra global
En 2025, el mundo afronta 59 conflictos activos, la mayor cifra desde la posguerra. Rivalidades entre potencias, crisis regionales y riesgos nucleares marcan un escenario global cada vez más frágil
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El año 2025 marca un hito preocupante en la historia reciente: 59 conflictos militares se desarrollan de forma simultánea en distintas regiones del planeta. Se trata de la cifra más alta desde la Segunda Guerra Mundial y un indicador claro de la fragilidad del orden internacional actual.
No se trata únicamente de guerras declaradas, sino de un mosaico de tensiones que incluye enfrentamientos fronterizos, insurgencias, conflictos híbridos y crisis que involucran a superpotencias. Cada uno de estos episodios suma al clima de inestabilidad global que caracteriza a este año.
La comparación con la posguerra resulta inevitable. Mientras que en décadas pasadas los focos se concentraban en una o dos regiones, el mapa actual revela una dispersión inédita. Esto multiplica los riesgos de errores de cálculo y de contagio entre escenarios aparentemente aislados.
Estados Unidos y China: la rivalidad que define el siglo
La relación entre Washington y Pekín ha dejado atrás la fase de simple competencia comercial para convertirse en una disputa estructural. El llamado “desacoplamiento” ya no es retórico: los aranceles de Trump han alcanzado niveles récord y China responde restringiendo la presencia de empresas estadounidenses en sectores estratégicos.
La verdadera batalla se libra en la tecnología. Semiconductores, redes 5G e inteligencia artificial son ahora armas de poder que definen la capacidad de influencia global. Quien domine estos campos tendrá la ventaja decisiva en el siglo XXI.
Taiwán se ha consolidado como el epicentro del choque. Los ejercicios militares de abril, en los que China simuló un bloqueo naval completo de la isla, demostraron que la tensión ha escalado a niveles sin precedentes. En paralelo, Estados Unidos y sus aliados refuerzan la disuasión con presencia naval en el Pacífico.
El Mar del Sur de China completa este triángulo de fricciones. La toma del islote Tiexian en las Spratly por parte de Pekín escaló el pulso con Filipinas y generó alarma en la región. Las plataformas artificiales construidas por China refuerzan la percepción de que prepara operaciones de gran escala.
Rusia y Europa: el rearme del continente tras la guerra en Ucrania
La guerra en Ucrania, que comenzó en 2022, sigue sin resolverse tras tres años de desgaste. Las cifras de bajas rusas superan las 700.000 entre muertos, heridos y desaparecidos, mientras el Kremlin transforma su economía en un “Estado guerrero” con un cuarto de su presupuesto destinado a defensa.
Europa, por su parte, ha respondido con un rearme sin precedentes desde 1945. Alemania planea triplicar su gasto militar para 2029, Francia intensifica su capacidad nuclear y el Reino Unido avanza en la construcción de 12 submarinos de ataque. El plan conjunto europeo destina 800.000 millones de euros a defensa.
El punto más sensible es Kaliningrado y la llamada brecha de Suwalki, un corredor de apenas 65 kilómetros que conecta Polonia con Lituania. Documentos filtrados de inteligencia alemana sugieren que Moscú considera esa franja un posible escenario de ofensiva contra la OTAN.
El dilema europeo es evidente. Mientras busca garantizar su seguridad, el incremento en las capacidades militares refuerza la narrativa rusa de un cerco hostil, alimentando la espiral de desconfianza. El recuerdo de la Guerra Fría reaparece con nuevos ingredientes y mayor incertidumbre.
India y Pakistán: la escalada nuclear de mayo
En mayo de 2025, el subcontinente indio vivió la crisis más grave desde 1971. El detonante fue un atentado en Pahalgam que dejó 26 turistas hindúes muertos. Nueva Delhi acusó a grupos operativos desde Pakistán y lanzó la llamada “Operación Sindoor”.
La respuesta paquistaní llegó de inmediato con ataques coordinados bajo la “Operación Bunyan-um-Marsoos”. Durante cuatro días, ambos países intercambiaron misiles y bombardeos en lo que fue descrito como la “guerra relámpago” del sur de Asia.
El alto el fuego, alcanzado el 10 de mayo con mediación de Washington, dejó un saldo de más de un centenar de combatientes muertos y 31 civiles paquistaníes fallecidos. La sombra nuclear sobre Cachemira demostró lo frágil que sigue siendo la región.
Israel e Irán: la guerra de los 12 días y el pulso nuclear en Oriente Medio
Junio de 2025 presenció el primer enfrentamiento directo entre Israel e Irán. Tel Aviv lanzó la “Operación León Creciente” contra instalaciones nucleares iraníes. Teherán respondió con la “Operación Promesa Verdadera III”, lanzando más de 150 misiles balísticos.
El conflicto se prolongó durante doce días, dejando daños significativos en ambos lados. En Israel se reportaron 36 impactos de misiles iraníes, incluida la destrucción parcial de la refinería de Haifa. En Teherán, un ataque israelí causó 80 muertos en la prisión de Evin.
Estados Unidos intervino atacando tres instalaciones nucleares iraníes, lo que forzó la mediación internacional para frenar la escalada. Según la AIEA, el programa nuclear iraní quedó retrasado solo algunos meses, lo que demuestra la limitada eficacia de la ofensiva.
El episodio reforzó la percepción de que Oriente Medio es un polvorín permanente. Los daños materiales fueron graves, pero el mayor riesgo reside en la posibilidad de que un nuevo choque escale hacia un uso real de armas nucleares tácticas.
África y Asia: conflictos olvidados pero devastadores
Más allá de los grandes choques, África enfrenta una ola de violencia generalizada. En Sudán, la guerra civil mantiene a 25 millones de personas en situación de necesidad humanitaria. En el Sahel, la insurgencia yihadista se expande con el apoyo de juntas militares.
El este del Congo vive bajo el control del grupo M23, que asegura minas estratégicas con apoyo externo. La riqueza mineral del país se ha convertido en maldición y motor de violencia prolongada que afecta a millones de civiles.
En Asia, Myanmar sigue sumido en la lucha entre la junta militar y diversas guerrillas, mientras en Baluchistán persisten los atentados del TTP. La península coreana suma tensiones con la creciente cooperación militar entre Moscú y Pyongyang.
Estos escenarios raramente ocupan titulares globales, pero generan un efecto dominó en forma de migraciones forzadas, crisis humanitarias y expansión de redes criminales internacionales. Su impacto excede las fronteras regionales.
Los nuevos factores de riesgo en 2025
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha tensado la relación transatlántica. Su exigencia de que los aliados de la OTAN destinen el 5% del PIB a defensa y la amenaza de suspender garantías de seguridad han fracturado la cohesión de la Alianza.
A ello se suma el desarrollo sin control de inteligencia artificial aplicada al ámbito militar. Drones autónomos y sistemas de ataque cibernético avanzan sin regulación internacional, lo que multiplica los riesgos de incidentes imprevisibles.
La guerra híbrida es ya una realidad. Europa ha denunciado sabotajes a cables submarinos y ciberataques masivos contra infraestructuras críticas. La línea que separa paz y conflicto es cada vez más difusa.
El mundo multipolar y la nueva fragilidad global
El orden internacional se ha fragmentado en bloques emergentes. China y Rusia consolidan su alianza estratégica, los BRICS ampliados desafían la hegemonía occidental y Europa busca autonomía defensiva frente al repliegue estadounidense.
Las zonas de fricción son claras: el estrecho de Taiwán, la brecha de Suwalki, el estrecho de Ormuz, Cachemira y el Mar Negro. En todas ellas, la posibilidad de que un incidente desencadene una escalada mayor está siempre presente.
La multipolaridad, que muchos celebraban como un factor de equilibrio, está mostrando su cara más peligrosa: la ausencia de reglas compartidas y de mecanismos eficaces de gobernanza global.
Escenarios de escalada: ¿hasta dónde puede llegar la tensión?
Los analistas establecen tres niveles de probabilidad para los próximos meses. En el rango alto, figuran nuevos choques entre India y Pakistán, una escalada en Taiwán antes de 2027 y un movimiento ruso para probar a la OTAN en los Bálticos.
En un nivel medio, se contempla la posibilidad de un conflicto directo entre Estados Unidos y China, una reanudación de la guerra entre Israel e Irán o una mayor fragmentación de las alianzas occidentales.
Los escenarios de baja probabilidad pero alto impacto incluyen el uso de armas nucleares tácticas o el cierre del estrecho de Ormuz. Aunque improbables, sus consecuencias serían devastadoras.
Las causas profundas de la crisis mundial
La transición hegemónica es el trasfondo central. El ascenso de China desafía el liderazgo de Estados Unidos y revive la lógica de la “Trampa de Tucídides”: cuando una potencia emergente confronta a una dominante, el conflicto se vuelve más probable.
La crisis de legitimidad de las instituciones internacionales agrava el problema. El Consejo de Seguridad de la ONU está paralizado y el derecho internacional se incumple de forma sistemática. El multilateralismo ha dado paso al unilateralismo.
Los recursos críticos, desde tierras raras hasta agua y alimentos, se han convertido en detonantes de tensiones. El cambio climático multiplica estas presiones, en especial en regiones con fuerte crecimiento demográfico.
La revolución tecnológica cierra el círculo. Armas autónomas, guerra espacial y cibernética avanzan más rápido que la capacidad de regulación de los Estados. Cada innovación es percibida como una amenaza por los rivales.
El mundo que viene: ¿diplomacia o guerra abierta?
El 2025 no es solo un año convulso, sino el preludio de una nueva era geopolítica. Las estructuras de poder heredadas de 1945 se están derrumbando y aún no surge un reemplazo claro, lo que genera un vacío de autoridad global.
La gran incógnita es si las potencias lograrán construir mecanismos de cooperación antes de que una chispa encienda un conflicto mayor. El mapa de este año muestra un planeta donde la paz es la excepción y el conflicto, la norma.
❓ Preguntas frecuentes
El año 2025 registra 59 conflictos simultáneos, la cifra más alta en 75 años, según informes internacionales.
Asia-Pacífico, Europa del Este y Oriente Medio son los principales focos de riesgo por disputas territoriales y rivalidades.
Ambos protagonizan una rivalidad tecnológica y militar, con Taiwán y el Mar del Sur de China como puntos críticos.
Sí, aunque bajo, analistas advierten sobre armas nucleares tácticas en escenarios como India-Pakistán o Israel-Irán.
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