Meta se enfrenta a la desconfianza de los inversores tras su apuesta en inteligencia artificial
Mientras Meta invierte miles de millones en centros de datos y modelos de IA, los inversores dudan de que esa estrategia se traduzca pronto en beneficios concretos
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
Meta atraviesa uno de sus momentos más tensos desde que decidió apostar todo por la inteligencia artificial. La empresa dirigida por Mark Zuckerberg invierte miles de millones de dólares en infraestructura y talento, pero esa ambición tecnológica ha empezado a inquietar a los inversores, que temen que el gasto no se traduzca en beneficios a corto plazo.
Los resultados trimestrales publicados esta semana mostraron un incremento de 7.000 millones de dólares en los gastos operativos y casi 20.000 millones en inversiones de capital, buena parte destinados al desarrollo de nuevos modelos de IA. Aunque Meta mantiene beneficios elevados, el mercado reaccionó con desconfianza, las acciones se desplomaron un 12 % en dos días, borrando más de 200.000 millones de su valor bursátil.
Durante la llamada con analistas, Zuckerberg defendió la estrategia y aseguró que las inversiones buscan asegurar el futuro de la compañía. “Estamos acelerando este proceso para garantizar la capacidad de cómputo necesaria tanto para la investigación como para los nuevos productos que estamos desarrollando”, afirmó. Sin embargo, sus palabras no convencieron a los inversores, que esperaban anuncios concretos de productos o fuentes de ingresos.
La empresa ha concentrado su gasto en la construcción de enormes centros de datos y la contratación de equipos de ingeniería especializados. Estas inversiones forman parte del plan para posicionar a Meta en la carrera global por dominar la inteligencia artificial generativa, un sector en el que compite con gigantes como Google, Microsoft y OpenAI.
Pero mientras sus competidores ya cuentan con productos de éxito y crecimiento tangible como ChatGPT o Gemini, Meta todavía no ha presentado una aplicación que justifique su gasto masivo. Su asistente Meta AI, integrado en Facebook e Instagram, tiene gran alcance, pero sus capacidades siguen siendo limitadas en comparación con la competencia.
Zuckerberg aseguró que los nuevos modelos desarrollados por el Laboratorio de Superinteligencia de Meta abrirán “una enorme oportunidad sin explotar”. Sin embargo, los analistas destacan que la empresa aún carece de una estrategia clara para convertir esa tecnología en ingresos reales, especialmente en un contexto de presión por resultados trimestrales inmediatos.
En los últimos meses, Meta también ha presentado las gafas inteligentes Vanguard y el generador de vídeos Vibes, dos proyectos prometedores pero todavía marginales dentro de su negocio. Los inversores ven estas iniciativas más como experimentos que como apuestas comerciales sólidas, lo que alimenta la incertidumbre sobre el rumbo de la compañía.
El contraste con otras tecnológicas es evidente. Mientras OpenAI presume de ingresos anuales superiores a los 20.000 millones de dólares, y Nvidia capitaliza el auge de la demanda de chips, Meta se mantiene a la espera de un producto de IA verdaderamente rentable. Esa brecha entre inversión y retorno es lo que más preocupa en Wall Street.
A pesar de la caída en bolsa, Zuckerberg no parece dispuesto a frenar. La compañía sigue construyendo centros de datos a gran escala y duplicando su capacidad de cómputo. En su visión, estas infraestructuras serán el pilar de la próxima era digital, donde la inteligencia artificial estará integrada en cada servicio de Meta, desde la publicidad hasta la realidad aumentada.
Algunos expertos interpretan la estrategia como una apuesta a largo plazo. Según ellos, Meta busca posicionarse como proveedor de infraestructura y modelos de IA en un futuro mercado multimillonario. Sin embargo, ese escenario depende de avances técnicos que aún no se materializan y de la capacidad de la empresa para mantener el ritmo financiero sin desgastar la confianza de los accionistas.
En paralelo, la empresa enfrenta el reto de demostrar que puede competir en innovación sin descuidar su negocio principal. Las plataformas sociales siguen generando la mayor parte de los ingresos, pero la saturación publicitaria y la competencia por la atención del usuario limitan el crecimiento. La inteligencia artificial aparece así como la promesa de un nuevo ciclo económico, aunque todavía envuelta en incertidumbre.
Por ahora, Meta se encuentra en un delicado equilibrio entre ambición tecnológica y presión económica. Sus apuestas en inteligencia artificial podrían convertirla en una de las grandes fuerzas del sector o marcar el inicio de una de las inversiones más costosas y arriesgadas de su historia reciente. El tiempo y los resultados dirán cuál de los dos caminos prevalece.
Preguntas frecuentes
Porque sus gastos en inteligencia artificial crecieron rápido sin mostrar aún productos o beneficios que justifiquen la inversión.
En centros de datos, modelos de IA generativa y equipos de ingeniería que buscan posicionarla frente a Google, Microsoft y OpenAI.
Su asistente Meta AI, las gafas Vanguard y el generador de vídeos Vibes, proyectos prometedores pero sin gran impacto comercial.
Convertir a Meta en un líder global en infraestructura y modelos de IA, aunque el retorno económico aún es incierto.
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