El cerebro de los cuervos rompe esquemas al detectar geometría sin enseñanza previa
Un estudio publicado en Science demuestra que los cuervos reconocen formas geométricas sin entrenamiento, revelando una intuición cognitiva comparable a la humana
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
3 min lectura
En un hallazgo que está redefiniendo los límites de la inteligencia animal, investigadores de la Universidad de Tubinga han demostrado que los cuervos poseen una capacidad cognitiva que hasta ahora se consideraba exclusiva del ser humano: la habilidad para identificar formas geométricas irregulares sin ningún tipo de entrenamiento previo. El estudio, publicado en la revista Science, señala que esta percepción espacial no solo es innata, sino sorprendentemente precisa.
Los experimentos se centraron en dos ejemplares de Corvus corone corone, también conocidos como cuervos carroñeros, a quienes se les presentaron conjuntos de figuras cuadriláteras, de las cuales una era distinta por su forma geométrica. A pesar de la variación en tamaño, orientación o posición, los cuervos fueron capaces de reconocer con éxito la figura intrusa en un porcentaje significativamente superior al que se obtendría por azar: 48,3 % y 56,7 %, frente al 16,7 % esperado.
Este resultado es especialmente relevante al compararse con estudios similares realizados en primates no humanos, quienes no lograron identificar las figuras con la misma eficacia. El equipo dirigido por el neurocientífico Andreas Nieder concluye que los cuervos aplican principios básicos de geometría como simetría, paralelismo y ángulos rectos, una forma rudimentaria pero efectiva de razonamiento abstracto.
Lo que distingue este hallazgo es que los cuervos no fueron entrenados para reconocer estas figuras. Su desempeño sobresaliente desde la primera prueba sugiere que poseen una forma de intuición geométrica espontánea. En palabras de los autores, esto podría ser una adaptación evolutiva relacionada con la orientación espacial y la navegación en ambientes complejos, como los que estas aves enfrentan en la naturaleza.
A medida que se complejizaban las formas presentadas, los cuervos mostraron mayor dificultad en las tareas, pero siguieron superando las probabilidades al azar. Esta capacidad para categorizar y comparar propiedades visuales, sin instrucción previa, sugiere un nivel de procesamiento perceptual comparable al de los niños humanos en edad escolar.
El estudio plantea implicaciones profundas: si aves con cerebros relativamente pequeños son capaces de realizar este tipo de tareas, el entendimiento tradicional sobre la relación entre volumen cerebral y capacidad cognitiva podría estar sesgado. Los investigadores proponen que la eficiencia neuronal, más que el tamaño absoluto del cerebro, sería la clave para habilidades cognitivas sofisticadas.
Este descubrimiento no solo enriquece nuestra comprensión sobre la inteligencia animal, sino que también abre nuevas líneas de investigación en neurociencia comparada y evolución cognitiva. La percepción geométrica de los cuervos desafía la idea de que los conceptos abstractos son exclusivos de los seres humanos y refuerza la necesidad de reconsiderar el estatus intelectual de muchas especies.
En el contexto educativo y científico, este estudio sirve como recordatorio de que la inteligencia no es monopolio de nuestra especie. A medida que exploramos la mente animal con metodologías rigurosas, descubrimos una biodiversidad cognitiva que puede ofrecernos pistas sobre nuestros propios orígenes evolutivos.
Referencia: El estudio original fue publicado en la revista Science Advances el 12 de abril de 2024, bajo el título “Spontaneous perception of geometric shapes in corvids”. Disponible en: https://www.science.org/doi/10.1126/sciadv.adt3718
Preguntas frecuentes
Identificaron figuras geométricas intrusas sin entrenamiento previo, usando criterios como simetría y paralelismo.
Sugiere que los cuervos poseen intuiciones geométricas innatas, comparables a las humanas, sin necesidad de aprendizaje.
A diferencia de los primates, los cuervos resolvieron las tareas desde el primer intento, sin errores iniciales ni entrenamiento.
Podría cambiar nuestra visión sobre la inteligencia animal y cuestionar la relación entre tamaño cerebral y razonamiento abstracto.
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