Un equipo internacional de paleontólogos ha descubierto por primera vez huellas de dinosaurios acorazados con colas en forma de maza, un hallazgo excepcional que redefine nuestra comprensión sobre los anquilosaurios en América del Norte. Las pisadas fosilizadas, halladas en yacimientos del Cretácico medio en la región de Tumbler Ridge (Columbia Británica) y el noroeste de Alberta, fueron asignadas a una nueva especie bautizada como Ruopodosaurus clava, que significa “lagarto derrumbado con maza”.
Este descubrimiento, publicado en el Journal of Vertebrate Paleontology, representa la primera evidencia inequívoca de la presencia de anquilosaurios con cola maza en el registro icnológico global. A diferencia de las huellas norteamericanas previamente conocidas, como Tetrapodosaurus borealis, que muestran cuatro dedos y pertenecen a nodosáuridos con cola flexible, las nuevas huellas de Ruopodosaurus tienen solo tres dedos. Esta característica las vincula con los anquilosaurios más derivados, conocidos por su cola endurecida y estructurada como un mazo óseo.
“Sabemos que el dinosaurio que dejó estas huellas medía entre cinco y seis metros, tenía el cuerpo acorazado, una cola rígida o completamente maza, y probablemente un andar bajo y robusto”, explicó la Dra. Victoria Arbour, paleontóloga del Museo Real de Columbia Británica y una de las líderes del estudio. La investigadora, especialista en anquilosaurios, colaboró con expertos del Museo Tumbler Ridge, el Geoparque Mundial de la UNESCO Tumbler Ridge y otros centros de investigación para identificar este nuevo tipo de huella.

La zona de Tumbler Ridge ya era reconocida por su riqueza fósil, desde que en el año 2000 dos jóvenes descubrieron allí una huella de anquilosaurio. Sin embargo, las nuevas huellas con tres dedos, observadas por primera vez por el Dr. Charles Helm, asesor científico del museo local, abren una nueva ventana sobre la diversidad de los anquilosaurios en Norteamérica. “Es emocionante saber que existieron dos tipos diferentes de anquilosaurios conviviendo en esta región hace 100 millones de años, y que Ruopodosaurus solo ha sido identificado aquí”, comentó Helm.
Este hallazgo llena un vacío clave en el registro fósil. Hasta ahora, no se habían encontrado restos de anquilosaurios en Norteamérica que dataran de entre 100 y 84 millones de años. La presencia de estas huellas demuestra que, contrariamente a lo que se pensaba, los anquilosaurios con cola maza no desaparecieron del continente durante ese periodo, sino que estuvieron activos y dejaron rastros de su paso.
El estudio también sugiere similitudes morfológicas entre el autor de las huellas y especies como Gobisaurus o Jinyunpelta, ambas conocidas en China. Esto refuerza la hipótesis de intercambios biogeográficos entre Asia y América del Norte durante el Cretácico, a través de puentes terrestres ahora sumergidos.
Eamon Drysdale, curador del Museo Tumbler Ridge; Roy Rule, geocientífico del geoparque; y el fallecido Dr. Martin Lockley, figura pionera de la icnología en la Universidad de Colorado, también contribuyeron al trabajo. “Este estudio destaca el papel fundamental de la Región de la Paz en la paleontología continental. Aún queda mucho por descubrir”, afirmó Arbour.
La investigación no solo añade una nueva especie al repertorio de los anquilosaurios, sino que fortalece la posición de la Columbia Británica como un enclave crucial para entender la evolución de los dinosaurios en el hemisferio norte. Además, ofrece una muestra tangible del valor científico y educativo del Geoparque Mundial de Tumbler Ridge, reconocido por la UNESCO.
La descripción formal de Ruopodosaurus clava representa una contribución significativa a la paleontología global, y recuerda que incluso en regiones ya exploradas, la historia prehistórica aún guarda sorpresas bajo la superficie.