Investigadores del CENIEH inician una expedición en Kenia para estudiar el linaje humano
Un nuevo proyecto de investigación internacional busca desentrañar el origen del linaje humano explorando yacimientos fósiles en Kenia, en una región clave para entender nuestra historia evolutiva.
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
3 min lectura
El Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) ha iniciado un ambicioso proyecto científico en el Lago Turkana, una zona de alto valor paleoantropológico en África oriental. Este trabajo se centrará en yacimientos del Mioceno medio y tardío, una época crítica en la que se produjo la divergencia entre los grandes simios africanos y los primeros antepasados humanos.
La investigación, liderada por el paleontólogo Ignacio A. Lazagabaster, se enfocará en los sitios de Lothagam y Napudet, donde ya se han hallado fósiles relevantes, y ampliará la búsqueda hacia áreas menos exploradas al oeste del lago. Se trata de una oportunidad única para estudiar el entorno ecológico y biológico del ancestro común entre humanos y chimpancés.
Gracias a un financiamiento de 225.000 dólares por parte del Turkana Basin Institute (TBI), fundado por el icónico paleoantropólogo Richard Leakey, el equipo podrá trabajar durante los próximos tres años en esta región. Esta inversión refuerza la importancia estratégica del área, considerada una de las más prometedoras del mundo para el estudio de la evolución humana.
“Es un sitio con una gran riqueza fósil que promete revelar secretos sobre nuestros ancestros más remotos”, declaró Lazagabaster, destacando la escasa representación del Mioceno en los registros fósiles y su enorme potencial para comprender el origen del linaje humano.
El proyecto también tiene una dimensión colaborativa y educativa significativa. Codirigido por John Rowan (Universidad de Cambridge) y Gabrielle A. Russo (Universidad de Stony Brook), el equipo incluye investigadores de instituciones como la Universidad de Rutgers, la Universidad de Wake Forest y el Museo Nacional de Kenia. Una de sus metas es formar a jóvenes científicos kenianos, fortaleciendo así la infraestructura investigativa del país.
Además del estudio de fósiles, el grupo realizará análisis paleoecológicos para reconstruir el hábitat en el que vivieron estos homínidos antiguos. Esto permitirá entender mejor no solo su morfología, sino también cómo interactuaban con su entorno, qué comían y cómo se desplazaban.
Este proyecto no solo promete avanzar en la comprensión científica del pasado remoto de la humanidad, sino que también representa un modelo de cooperación internacional, en el que la ciencia se convierte en una herramienta para la formación, el intercambio de conocimiento y el fortalecimiento institucional en países del sur global.
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