El polo norte magnético, descubierto en 1831, ha mostrado un patrón de movimiento acelerado en las últimas décadas. Desde los años 90, su velocidad pasó de 15 km por año a un récord de 55 km anuales en 1990. Aunque se desaceleró a 35 km por año en 2015, los científicos aún no logran identificar la causa exacta de estas fluctuaciones.
A diferencia del Polo Norte geográfico, que es fijo, el polo magnético está determinado por la magnetosfera terrestre, un campo generado por los metales fundidos en el núcleo del planeta. Este campo no solo guía la navegación, sino que también protege a la Tierra de la radiación solar dañina. Los movimientos convectivos en el núcleo terrestre, responsables de generar la magnetosfera, mantienen al polo magnético en constante cambio.
El Modelo Magnético Mundial (WMM), revisado cada cinco años, es fundamental para las actualizaciones de sistemas GPS y de navegación global. Su última versión, lanzada en 2025, muestra que el polo magnético se encuentra más cerca de Rusia que nunca. Esta actualización también incluyó un modelo de alta resolución para aplicaciones científicas avanzadas, aunque la mayoría de los sistemas comerciales utilizan el modelo estándar.
Las implicaciones del desplazamiento no son solo científicas. Una migración prolongada del polo magnético podría impactar a animales migratorios que dependen del campo magnético para orientarse, así como a satélites y sistemas de comunicación que requieren precisión magnética. Si bien los cambios dramáticos, como una inversión de polos, son raros y ocurren en escalas de miles de años, los científicos continúan monitoreando este fenómeno para anticipar posibles efectos a largo plazo.