Con la irrupción del turismo espacial, la posibilidad de que cualquier persona experimente la microgravedad se ha convertido en una realidad. Sin embargo, los efectos psicofisiológicos de estos viajes sobre individuos no entrenados continúan siendo motivo de estudio. Investigadores europeos han analizado por primera vez el impacto de vuelos parabólicos en personas sin formación espacial, revelando la necesidad de preparar física y mentalmente a los futuros turistas para su regreso a la Tierra.
El estudio, publicado el 23 de abril de 2025 en PLOS ONE, evaluó los efectos de los cambios de gravedad durante vuelos parabólicos en 17 participantes no astronautas. Se midieron sus respuestas psicológicas, fisiológicas y sensoriales antes, durante y hasta una semana después del vuelo. Los resultados muestran que, aunque no se detectan riesgos inmediatos para la salud, sí existen alteraciones temporales que requieren atención especial en la fase de recuperación.
Una de las conclusiones más reveladoras es que los individuos con alta activación del sistema parasimpático (perfil HP) presentaron mejores respuestas fisiológicas durante el vuelo, pero sufrieron mayores afectaciones emocionales y de sueño después del regreso. En cambio, quienes tenían un perfil de baja activación (LP) mostraron menor adaptabilidad durante el vuelo, pero una mejor recuperación emocional y calidad del sueño.

Los vuelos parabólicos simulan condiciones de microgravedad mediante maniobras que alternan entre gravedad normal, hipergravedad y ausencia de gravedad. Este entorno somete al organismo a desafíos sensoriales y autonómicos que modifican el control postural, la percepción olfativa y la regulación del ritmo cardíaco. El estudio mostró un deterioro general de la estabilidad postural y una disminución de la conciencia interoceptiva tras el vuelo.
En términos de variabilidad de la frecuencia cardíaca, se observaron cambios relevantes en todos los participantes, especialmente tras el vuelo, lo cual indica una activación conjunta de las ramas simpática y parasimpática del sistema nervioso autónomo. Estos datos respaldan la hipótesis de que la adaptación fisiológica puede depender más de factores internos como la regulación parasimpática que de la experiencia previa en entornos extremos.
Aunque los vuelos parabólicos no causaron efectos graves, sí se detectó un descenso en el bienestar emocional y en la calidad del sueño durante el periodo post-vuelo, lo que refuerza la urgencia de incluir módulos de recuperación en los programas de entrenamiento turístico espacial. Este apoyo debería incluir técnicas de regulación emocional, preparación física, entrenamiento propioceptivo y estrategias para mitigar el estrés post-misión.
Este hallazgo cobra especial importancia dado que los futuros turistas espaciales no pasarán años entrenando como los astronautas. La brecha entre la exigencia del entorno espacial y la preparación de los pasajeros requiere contramedidas que garanticen su adaptación y seguridad tanto durante como después del viaje.
Los autores concluyen que, aunque la salud general no se ve comprometida, los efectos psicofisiológicos del vuelo parabólico merecen atención específica. La creación de programas personalizados de entrenamiento y recuperación se posiciona como una necesidad urgente en el nuevo paradigma del turismo espacial comercial, donde cada vuelo será tan desafiante como inspirador.
Referencias: Estudio original en PLOS ONE