Publicado: 12 abr. 2025
Un agujero negro supermasivo se activa y lanza ráfagas de rayos X nunca antes vistas
Astrónomos observan por primera vez cómo un agujero negro supermasivo despierta con erupciones extremas
/
3 min lectura
Autor - Aldo Venuta Rodríguez

Un evento sin precedentes está capturando la atención de la comunidad astronómica: el despertar en tiempo real de un agujero negro supermasivo, en la galaxia SDSS1335+0728, ubicada a 300 millones de años luz de la Tierra. Apodado "Ansky" por el equipo internacional de astrónomos que lo estudia, este objeto ha comenzado a emitir erupciones cuasiperiódicas de rayos X con una energía sin comparación conocida, desafiando los modelos actuales sobre el comportamiento de los núcleos galácticos activos.
Todo comenzó en diciembre de 2019, cuando la galaxia SDSS1335+0728 brilló inesperadamente en luz visible. La astrónoma chilena Paula Sánchez Sáez, del Observatorio Europeo Austral (ESO), lideró las primeras observaciones que activaron una serie de seguimientos con telescopios espaciales, incluyendo el XMM-Newton (ESA), Swift (NASA) y eROSITA. Sin embargo, fue en febrero de 2024 cuando un segundo equipo, encabezado por Lorena Hernández-García (Universidad de Valparaíso), detectó por primera vez las impresionantes ráfagas de rayos X provenientes de Ansky.

Estas emisiones periódicas —con una cadencia precisa de 4,5 días— no solo son más frecuentes que otras observadas anteriormente, sino también más poderosas. Según estimaciones del equipo, cada "latido" del agujero negro libera cien veces más energía que cualquier otra erupción cuasiperiódica (QPE) registrada hasta la fecha. Además, su duración y brillo superan con creces los estándares previos, planteando nuevos interrogantes sobre el origen de estos fenómenos extremos.
La hipótesis más aceptada entre los especialistas sugiere que las QPEs podrían generarse por la interacción entre un objeto denso —posiblemente una estrella o incluso un agujero negro más pequeño— y el disco de acreción del supermasivo. A medida que ese objeto orbita y atraviesa el disco, provoca ondas de choque que desencadenan los destellos de rayos X. Pero en el caso de Ansky, la intensidad y periodicidad de las emisiones sugieren un escenario más complejo, quizás vinculado a la formación reciente de su disco o a la captación de gas interestelar.
Los científicos no descartan que estas explosiones también puedan estar acompañadas por ondas gravitacionales, como las predichas por Einstein y detectadas por primera vez en 2016. La posibilidad de que Ansky emita estas vibraciones en el tejido del espacio-tiempo lo convierte en un candidato ideal para misiones futuras como LISA (ESA/NASA), cuyo lanzamiento está previsto para 2035. Mientras tanto, el telescopio XMM-Newton ha sido clave para captar la tenue radiación entre brote y brote, lo que permitió estimar con mayor precisión la energía total emitida.
Este hallazgo representa una ventana única para estudiar en tiempo real la evolución de un agujero negro supermasivo desde su fase inactiva hasta convertirse en un núcleo galáctico activo. A diferencia de eventos fugaces como la destrucción de una estrella, el fenómeno de Ansky se ha mantenido durante años, lo que permite un análisis sostenido y detallado de su comportamiento. Con cada nueva erupción, el universo nos revela otra parte del rompecabezas cósmico que aún estamos lejos de comprender.
Más artículos: