Una falla masiva en la red eléctrica dejó este 28 de abril de 2025 a amplias zonas de España, Portugal y el sur de Francia sin suministro de energía. El blackout comenzó poco después de las 12:30 del mediodía, afectando servicios esenciales, líneas telefónicas, transporte ferroviario y aéreo, así como infraestructuras estratégicas como las centrales nucleares españolas.
En ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla, el servicio de metro fue suspendido abruptamente, los semáforos colapsaron y el aeropuerto de Barajas sufrió apagones. La empresa estatal Red Eléctrica activó sus protocolos de emergencia e informó que trabaja intensamente para restablecer el servicio en un plazo de seis a diez horas.
En Sevilla, el regreso de la electricidad a las 15:56 desató un emotivo aplauso entre los residentes y turistas que se encontraban en calles y ventanas tras más de cuatro horas de oscuridad. Sin embargo, la red de telefonía móvil en la ciudad continuó caída, y las principales atracciones turísticas permanecieron colapsadas por la afluencia de visitantes.
El presidente Pedro Sánchez convocó de urgencia al Consejo de Seguridad Nacional en La Moncloa para coordinar las respuestas. Además, visitó personalmente el centro de control de Red Eléctrica para evaluar la magnitud de la crisis. Mientras tanto, el Instituto Nacional de Ciberseguridad analiza si un ciberataque pudo estar detrás del incidente.
Desde Portugal, el ministro de Cohesión Territorial, Manuel Castro Almeida, no descartó públicamente la posibilidad de un ataque informático, aunque aclaró que aún no existe confirmación oficial. En Lisboa, el aeropuerto sufrió cancelaciones y zonas completas permanecieron a oscuras durante horas.
En Francia, el operador eléctrico reportó afectaciones en el sur del país, principalmente en Occitania, cerca de Perpiñán. La corriente fue restituida gracias a la activación de interconexiones eléctricas entre Francia y España, aunque las causas definitivas del blackout siguen bajo investigación.
Una hipótesis emergente señala que un incendio en el monte Alaric, al sur de Francia, podría haber dañado líneas de alta tensión críticas entre Perpiñán y Narbona, provocando el colapso en cadena del suministro eléctrico en la Península Ibérica.
El apagón paralizó además el tráfico ferroviario operado por Renfe en España y afectó gravemente los aeropuertos de Madrid-Barajas, Barcelona-El Prat y Lisboa, donde se registraron múltiples cancelaciones y demoras.
Las autoridades españolas pidieron a los ciudadanos permanecer en sus hogares y utilizar los servicios de emergencia solo en casos críticos. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, solicitó activar el nivel de emergencia 3 y desplegar al ejército para garantizar el orden público si fuera necesario.

El Ministerio del Interior movilizó unidades de emergencia para rescatar a personas atrapadas en ascensores, vagones de metro detenidos y trenes de cercanías. El tráfico urbano quedó severamente afectado por la falta de semáforos, y se desplegaron operativos especiales de control en ciudades como Madrid y Barcelona.
De acuerdo con reportes de “El País” y agencias locales, las cinco centrales nucleares en operación en España suspendieron la producción de electricidad de manera preventiva, aunque sus sistemas internos se mantuvieron operativos mediante generadores de emergencia para garantizar la seguridad de los reactores.
Aunque parte del suministro eléctrico fue restaurado en ciudades como San Sebastián, Bilbao y Vitoria a lo largo de la tarde, el evento dejó en evidencia la vulnerabilidad de las redes eléctricas nacionales ante posibles sabotajes o desastres naturales.
El Gobierno de España mantiene abiertas todas las líneas de investigación, incluido el escenario de un ciberataque, mientras continúan los trabajos para restablecer totalmente la normalidad en las regiones afectadas.