Una investigación reciente ha revelado que los cambios en la vegetación durante el Mioceno tardío jugaron un papel crucial en la transformación del clima global. Entre hace 11,6 y 5,3 millones de años, el planeta transitó de un clima cálido hacia condiciones más frías, impulsando una serie de adaptaciones evolutivas en fauna y flora. Mientras que bosques densos dominaban las altas latitudes del norte, estos fueron reemplazados por extensos pastizales a medida que el planeta se enfriaba, un cambio que aceleró el enfriamiento climático global.
Este estudio, liderado por el profesor Ran Zhang del Instituto de Física Atmosférica de la Academia China de Ciencias, sostiene que la retroalimentación de la vegetación tuvo un impacto más fuerte de lo que se pensaba. Al modificar el albedo terrestre —la cantidad de luz solar reflejada por la superficie— y su interacción con el vapor de agua, nubes y hielo marino, la cobertura vegetal contribuyó significativamente al descenso de temperaturas, especialmente en las latitudes altas del hemisferio norte.
Hasta ahora, las teorías predominantes atribuían el enfriamiento del Mioceno tardío a la disminución del dióxido de carbono atmosférico y a la actividad tectónica. Sin embargo, estos factores no lograban explicar por completo el cambio climático global. La nueva investigación demuestra que los efectos de la vegetación en el clima fueron comparables —e incluso superiores en algunas regiones— a los del CO₂.
Mediante el uso de modelos climáticos avanzados y datos geológicos, los científicos analizaron cómo la expansión de pastizales alteró el balance energético terrestre. Al reemplazar bosques por vegetación baja y menos densa, se aumentó la reflectividad del suelo, lo que redujo la absorción de calor y contribuyó al enfriamiento progresivo del planeta.
Este proceso tuvo consecuencias profundas: obligó a la fauna a adaptarse a nuevos hábitats abiertos. Es el caso de animales como caballos y elefantes, que desarrollaron dientes más resistentes para consumir plantas más abrasivas, y de depredadores como los grandes felinos, que adaptaron su estrategia de caza a terrenos abiertos.
El estudio, publicado el 2 de mayo de 2025 en la revista Science Advances, ofrece una perspectiva más integral sobre la evolución climática del Mioceno. Según el profesor Zhang, entender estos mecanismos históricos permite afinar los modelos climáticos actuales y futuros, destacando que la vegetación no solo responde al clima, sino que también lo modifica activamente.
Mientras que el Mioceno tardío estuvo marcado por un enfriamiento gradual, el calentamiento actual se debe al aumento exponencial del CO₂ generado por actividades humanas. Sin embargo, este nuevo trabajo invita a no subestimar el rol de la biosfera en la dinámica climática, tanto por su impacto en la temperatura como en los patrones de precipitación global.
“La retroalimentación vegetal no es un efecto menor. Puede modificar la estructura del sistema climático en escalas continentales y temporales muy amplias”, concluye Zhang. La investigación resalta la necesidad de integrar estos elementos en los modelos predictivos modernos, tanto para anticipar futuros escenarios como para comprender nuestro pasado geológico.
Referencias: Science Advances – DOI: 10.1126/sciadv.ads4268