Cómo se forman las avalanchas piroclásticas en el volcán Etna, según un nuevo estudio del INGV
Un nuevo estudio del INGV desvela el mecanismo detrás de las avalanchas piroclásticas del Etna, clave para prevenir riesgos en el volcán más activo de Europa
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La dinámica oculta de las avalanchas piroclásticas en el volcán Etna ha sido finalmente reconstruida por científicos italianos. Un reciente estudio del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), publicado en Nature Communications Earth & Environment, desentraña el origen y desarrollo de estos peligrosos flujos de gas, cenizas y fragmentos rocosos, que periódicamente recorren las laderas del mayor volcán activo de Europa. Comprender estos procesos es fundamental para mejorar la prevención y reducir el riesgo para las comunidades cercanas.
Las avalanchas piroclásticas, también conocidas como corrientes piroclásticas, son uno de los fenómenos más peligrosos asociados a las erupciones volcánicas. Aunque suelen estar vinculadas a volcanes de magma viscoso y rico en sílice, el Etna —caracterizado por un magma más fluido y pobre en sílice— también puede generar este tipo de eventos. El reciente estudio del INGV se centró en la avalancha piroclástica que tuvo lugar el 10 de febrero de 2022, permitiendo analizar a fondo los factores que desencadenan estos fenómenos en el Etna.
Gracias a una combinación de análisis de campo, observaciones por satélite, videoregistros y modelización numérica, los investigadores lograron reconstruir el mecanismo principal: el colapso gravitacional de materiales piroclásticos acumulados en las laderas inestables del Cráter de Sud-Est, favorecido por altas temperaturas residuales y la alteración de los depósitos superficiales. Este proceso genera flujos de gas y fragmentos que descienden a gran velocidad, arrasando todo a su paso.
La historia eruptiva del Etna muestra que el Cráter de Sud-Est, el más joven y activo de sus cinco cráteres, ha sido escenario frecuente de avalanchas piroclásticas en las últimas décadas. En particular, el crecimiento del cono volcánico y la apertura de nuevas fisuras han favorecido la acumulación de materiales sueltos, aumentando el riesgo de colapso y flujos piroclásticos durante los paroxismos.
El estudio documenta cómo el evento de 2022 movilizó cerca de un millón de metros cúbicos de material, dejando una cicatriz profunda en el flanco del volcán y destacando la necesidad de mapas de peligrosidad actualizados. Los resultados permiten mejorar los sistemas de alerta y las estrategias de evacuación para las poblaciones que viven a las faldas del Etna, uno de los volcanes más monitorizados del mundo.
Las avalanchas piroclásticas se producen en el Etna por mecanismos diferentes a los de volcanes explosivos como el Vesubio o el Krakatoa. Mientras en estos últimos dominan las explosiones súbitas y el colapso de columnas eruptivas, en el Etna la gravedad y la acumulación inestable de materiales piroclásticos desempeñan el papel principal. A pesar de su fama como volcán de “erupciones tranquilas”, el Etna es capaz de generar episodios potencialmente devastadores.
El avance científico logrado por el INGV supone un salto en la prevención del riesgo volcánico, ya que permite anticipar con mayor precisión dónde y cuándo podrían originarse nuevas avalanchas piroclásticas. Estos conocimientos refuerzan la importancia de la vigilancia permanente y la educación de las comunidades locales sobre los riesgos asociados a este volcán siciliano.
La actualización de los mapas de peligrosidad y la mejora de los modelos predictivos ayudarán a proteger a miles de personas que viven y trabajan cerca del Etna. La integración de datos geológicos, sensores remotos y simulaciones numéricas permite ahora una visión más completa de los peligros que representa este gigante geológico.
El Etna, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, continúa siendo objeto de estudio internacional, no solo por su actividad constante, sino también por la complejidad de los procesos que allí se producen. Los descubrimientos recientes abren nuevas vías para la investigación y la gestión del riesgo volcánico a escala global.
Fuente: INGV
Preguntas frecuentes
Son flujos de gas, cenizas y fragmentos rocosos a alta velocidad que descienden por las laderas del volcán.
Porque la acumulación inestable de materiales en sus laderas favorece el colapso y la formación de estos flujos.
Permite comprender mejor cómo y cuándo pueden ocurrir avalanchas piroclásticas y mejorar la prevención del riesgo.
Sí, pueden ser muy peligrosas, por eso se actualizan mapas de riesgos y se refuerzan los sistemas de alerta.
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