Descubren en Guatemala un altar teotihuacano en Tikal que reescribe la historia maya
Un altar pintado descubierto en Tikal Guatemala muestra la poderosa influencia de Teotihuacan sobre los mayas durante el siglo IV revelando ocupación extranjera y rituales compartidos
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En el corazón de Guatemala, arqueólogos han desenterrado un altar pintado de estilo teotihuacano en Tikal que reconfigura nuestra comprensión sobre las relaciones entre dos de las grandes civilizaciones mesoamericanas. El hallazgo, fechado en el siglo V d. C., muestra una influencia profunda y directa de Teotihuacan en la ciudad maya, en un contexto de intensas interacciones políticas, militares y culturales.
El altar fue encontrado en el Grupo 6D-XV de Tikal, dentro de un conjunto residencial de élite construido sobre una plataforma artificial. Su estructura, una pequeña plataforma de talud-tablero con una rica decoración mural, estaba oculta bajo capas de relleno que simulaban una colina natural. Este ocultamiento intencional sugiere que su significado trascendía lo meramente decorativo o ritual.

Los cuatro lados del altar presentan figuras frontales con elaborados tocados de plumas, collares y escudos, pintados en estilo teotihuacano y con técnica mural característica de esa metrópoli. Las imágenes se asocian al llamado “Dios de la Tormenta”, una deidad compleja representada también en Teotihuacan y vinculada a los puntos cardinales, lo que refuerza su carácter simbólico territorial.
Los entierros hallados junto al altar son reveladores. Entre ellos, un niño en posición sedente con signos de incineración y un adulto con una punta de dardo de obsidiana verde, objeto exclusivo del altiplano central. Esta práctica funeraria no se alinea con las costumbres mayas tradicionales, lo que indica la presencia de individuos formados en, o directamente llegados desde, Teotihuacan.

Además del estilo arquitectónico y pictórico, se recuperaron miles de fragmentos de incensarios teotihuacanos, orejeras de cerámica inusuales en la región maya y una gran cantidad de conchas quemadas. Todo esto refuerza la idea de un enclave teotihuacano instalado en Tikal, cuya presencia no fue meramente decorativa o simbólica, sino operativa y probablemente política.
La datación por radiocarbono sitúa la construcción de la plataforma entre los años 250 y 425 d. C., y el uso del altar hasta poco antes del 645 d. C., lo que coincide con momentos críticos como la “Entrada” del 378 d. C., cuando Teotihuacan parece haber ejecutado un golpe de Estado en Tikal e instaurado un gobernante afín. Este evento cambió el curso de la historia maya y marcó el inicio de una etapa de fuerte centralización política.
El estilo mural del altar es tan preciso que los especialistas concluyen que fue ejecutado por artistas formados directamente en Teotihuacan. La técnica del fresco seco, la composición frontal, la simetría rígida, los tocados estandarizados y los escudos, coinciden con lo observado en murales de la Ciudadela y complejos residenciales como Zacuala o Tetitla.

La distribución del complejo 6D-XV sigue el “Plano de Plaza 4”, una disposición de edificios alrededor de un patio con altar central, muy similar a los conjuntos residenciales de Teotihuacan. Esto sugiere no solo una influencia estética, sino la implantación de un modelo residencial extranjero dentro del núcleo de Tikal.
El ocultamiento ritual del altar, sellado con capas irregulares y cubierto de ceniza y fragmentos, indica un cierre ceremonial, posiblemente en respuesta a cambios políticos o a una ruptura con el dominio extranjero. A diferencia de otras estructuras que fueron modificadas o reutilizadas, este altar fue enterrado como si se buscara borrar su memoria.
Este descubrimiento realizado en Guatemala y liderado por instituciones como la Universidad de Brown, el CENANT y el Parque Nacional Tikal, demuestra que la historia mesoamericana es mucho más interconectada de lo que se creía. No fue una simple relación de comercio o estética, sino un verdadero entramado de poder, resistencia e hibridación cultural entre mayas y teotihuacanos.
Referencias: Un altar teotihuacano en Tikal, Guatemala: ritual del centro de México e interacción de élites en las Tierras Bajas Mayas, publicado en Antiquity por Cambridge University Press (2025).
❓ Preguntas frecuentes
El altar fue descubierto en el Grupo 6D-XV de la antigua ciudad maya de Tikal, ubicada en el norte de Guatemala.
El descubrimiento fue realizado por un equipo internacional de arqueólogos liderado por investigadores de la Universidad de Brown, en colaboración con expertos guatemaltecos.
El altar está decorado con figuras frontales que muestran deidades teotihuacanas, posiblemente relacionadas con el Dios de la Tormenta, y fue utilizado en rituales con influencia directa del centro de México.
Este hallazgo confirma la presencia física y la influencia política de Teotihuacan sobre Tikal, mostrando un contacto más profundo y conflictivo entre estas dos grandes civilizaciones del pasado mesoamericano.
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