Publicado: 22 mar. 2025

Descubren que las pirámides no eran exclusivas de la élite egipcia

Un hallazgo inesperado en Nubia sugiere que las pirámides del antiguo Egipto no eran solo para nobles y faraones. Un nuevo análisis cambia lo que sabíamos sobre quién era enterrado en estos monumentos.

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Autor - Aldo Venuta Rodríguez

Gran Pirámide de Keops en Guiza bajo cielo azul con turistas en la base.
La Gran Pirámide de Keops, ubicada en la necrópolis de Guiza.

Durante siglos, las tumbas piramidales del antiguo Egipto han sido asociadas casi exclusivamente con los faraones, altos funcionarios y miembros de la élite. Desde las majestuosas construcciones de Guiza hasta las necrópolis del Valle de los Reyes, la narrativa predominante ha presentado a estas estructuras como espacios sagrados reservados para los poderosos. Pero un nuevo estudio arqueológico realizado en el yacimiento de Tombos, en la actual Sudán, está resquebrajando esa visión.

Gracias a más de una década de excavaciones, un equipo internacional de arqueólogos liderado por Sarah Schrader y Michele Buzon ha descubierto restos humanos con signos de trabajos físicos intensos, enterrados en complejos funerarios piramidales. Esto significa que personas de bajo estatus social, posiblemente trabajadores, artesanos o sirvientes, también fueron sepultadas en estructuras consideradas tradicionalmente como símbolo de privilegio y jerarquía.

Tombos fue una ciudad colonial construida por los egipcios en territorio nubio durante el Imperio Nuevo, alrededor del 1400 a. C. Aunque se trataba de un centro administrativo egipcio, las nuevas pruebas apuntan a una comunidad mucho más diversa de lo que se pensaba. Los investigadores han documentado niveles variables de desgaste óseo en los puntos de inserción de músculos y ligamentos, una técnica conocida como análisis entesial. Estos rastros permiten deducir los tipos de esfuerzo físico realizados en vida por cada individuo.

La sorpresa llegó al identificar que algunos de los esqueletos con mayor desgaste —indicador de una vida de trabajo arduo— estaban enterrados en tumbas monumentales, junto a otros individuos con poco o ningún desgaste, probablemente miembros de la élite. Lejos de tratarse de una anomalía, esta coexistencia dentro de las mismas estructuras sugiere una mezcla intencional de clases sociales dentro del espacio funerario.

“Las tumbas piramidales no eran exclusivamente para ricos”, concluyen los autores del estudio publicado en Journal of Anthropological Archaeology. “También incluían a trabajadores y miembros de la servidumbre que, posiblemente, eran enterrados junto a sus superiores como parte de una visión espiritual de continuidad en el más allá”.

En otras palabras, es probable que estas personas no fueran elegidas al azar, sino que formaran parte del séquito de los nobles enterrados en el mismo complejo. La idea de que seguirían sirviéndoles después de la muerte es coherente con las creencias egipcias sobre el más allá, y también con prácticas documentadas en otras partes del valle del Nilo.

Los investigadores también identificaron mujeres enterradas en posición flexionada, una tradición funeraria típica de Nubia, pero con ajuares de alta calidad. Estas mujeres mostraban escaso desgaste físico, lo que sugiere un estatus privilegiado dentro de la comunidad, probablemente como intermediarias sociales entre egipcios y nubios.

Además, los análisis isotópicos de estroncio demostraron que no había diferencias significativas en los niveles de actividad física entre los individuos locales y los migrantes. Esto refuerza la hipótesis de que Tombos era una ciudad mestiza, donde el estatus no dependía únicamente del origen geográfico, sino de la función desempeñada dentro de la colonia.

El caso de Siamun, Escriba Contador del Oro de Kush, lo ilustra a la perfección. Su gran pirámide incluía no solo a él y su familia, sino también a más de veinte personas enterradas a su alrededor, muchas de ellas en esteras de caña, sin ataúdes, y con claros signos de haber llevado una vida físicamente exigente.

Estas revelaciones no solo cambian lo que sabíamos sobre las pirámides, sino que abren un debate más amplio sobre cómo se construyó el poder simbólico en el antiguo Egipto. Las tumbas, más que reflejar una jerarquía estricta, pudieron haber sido escenarios donde se inscribía la complejidad social de una comunidad colonial, multicultural y estratificada.