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El asteroide 2024 YR4 genera incertidumbre sobre su posible impacto

El asteroide 2024 YR4 ha despertado el interés de la comunidad científica debido a su trayectoria incierta. Con 50 metros de diámetro, este objeto podría impactar la Tierra, la Luna o simplemente pasar de largo. Astrónomos han identificado un corredor de riesgo, aunque las probabilidades más altas indican que seguirá su camino sin colisionar.

Autor - Aldo Venuta Rodríguez

3 min lectura

Representación del asteroide bennu en el espacio con una superficie rocosa e irregular iluminada por la luz.
Imagen creativa.

Los asteroides cercanos a la Tierra (NEOs, por sus siglas en inglés) son monitoreados constantemente por agencias espaciales como la NASA y la ESA para evaluar su riesgo de impacto. En el caso de 2024 YR4, la incertidumbre sobre su trayectoria ha generado especulación, pero los modelos actuales sugieren que la probabilidad de colisión sigue siendo baja. No obstante, la posibilidad de que su órbita cambie debido a la influencia gravitacional de otros cuerpos celestes no puede descartarse por completo.

Si 2024 YR4 impactara la Tierra, los efectos dependerían de su velocidad y ángulo de entrada en la atmósfera. Un asteroide de este tamaño no representa una amenaza global, pero podría generar una explosión aérea similar al evento de Tunguska en 1908, que devastó 2.000 kilómetros cuadrados de bosque en Siberia. En un área poblada, el impacto podría causar daños materiales significativos y potencialmente víctimas.

Por otro lado, la posibilidad de que el asteroide impacte la Luna también ha llamado la atención de los científicos. Aunque la probabilidad de este evento es solo del 0,3 %, un impacto de este tipo podría generar un cráter visible desde la Tierra. Además, podría proporcionar información valiosa sobre la dinámica de los impactos en cuerpos sin atmósfera, ayudando a entender mejor la historia geológica lunar y los riesgos de futuras misiones tripuladas al satélite.

La clasificación del asteroide en el nivel 3 de la Escala de Turín indica que su órbita requiere seguimiento, pero que por ahora no se considera una amenaza inminente. La mayoría de los asteroides que inicialmente son catalogados con cierto nivel de riesgo ven reducida su probabilidad de impacto a medida que se recopilan más datos y se refinan los cálculos.

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Casos como el del asteroide Apophis, que en 2004 fue considerado una posible amenaza para la Tierra en 2029, pero que luego fue descartado como peligroso gracias a nuevas mediciones, demuestran la importancia de continuar con el monitoreo y análisis de estos objetos. En la mayoría de los casos, los cálculos iniciales pueden generar alarmas innecesarias, pero con observaciones adicionales la incertidumbre suele reducirse.

En cuanto a las medidas de defensa planetaria, la NASA ha probado con éxito la técnica del impacto cinético con la misión DART, que logró desviar la órbita de un asteroide en 2023. Esta estrategia podría utilizarse en el futuro si se detecta un asteroide con una trayectoria de impacto confirmada. Sin embargo, en el caso de 2024 YR4, todavía no hay indicios de que sea necesaria una intervención.

El monitoreo de asteroides ha mejorado en las últimas décadas, pero todavía hay miles de objetos pequeños sin detectar. Se estima que hay alrededor de 600.000 asteroides rocosos de dimensiones similares a 2024 YR4 en el sistema solar, de los cuales solo un 2 % han sido identificados. La mejora de los telescopios y el desarrollo de nuevas misiones de vigilancia espacial serán clave para prevenir futuras amenazas.

Por ahora, 2024 YR4 sigue siendo un objeto de estudio que representa una oportunidad para mejorar nuestra comprensión de los asteroides cercanos a la Tierra. Si bien las posibilidades de impacto son bajas, el caso sirve para recordar la importancia de la vigilancia continua y el desarrollo de tecnologías para la protección del planeta frente a posibles amenazas espaciales.

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