14 Mar 2025 - 20:08 UTC
El humo de incendios en zonas urbanas y forestales es más letal que en áreas remotas
Una investigación publicada en Science Advances concluye que las emisiones de incendios en la interfaz urbano-forestal tienen una probabilidad proporcionalmente tres veces mayor de provocar muertes prematuras en comparación con las de los incendios forestales en general. Esto se debe a su proximidad a zonas pobladas, lo que incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
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El impacto de las emisiones en la salud
Cuando un incendio forestal ocurre lejos de las ciudades, su humo puede desplazarse cientos de kilómetros antes de afectar a la población. Sin embargo, en la interfaz urbano-forestal, el impacto es inmediato. Las personas respiran directamente las partículas finas y los contaminantes emitidos, lo que incrementa significativamente los problemas de salud.
El estudio, liderado por el Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NSF NCAR), utilizó modelos avanzados de simulación atmosférica para analizar la composición del humo y su dispersión. Se descubrió que los incendios en estas áreas generan niveles elevados de partículas PM2.5, precursores del ozono y monóxido de carbono, todos altamente dañinos.
Los datos muestran que, aunque estos incendios representaron solo el 3,1 % de todas las emisiones de incendios en 2020, fueron responsables del 8,8 % de las muertes prematuras relacionadas con la contaminación del aire. La exposición constante a estos contaminantes puede agravar enfermedades respiratorias y cardiovasculares crónicas.
El aumento de incendios en la interfaz urbano-forestal
El crecimiento urbano ha llevado a que cada vez más personas vivan en zonas cercanas a áreas boscosas, lo que ha generado un aumento en la frecuencia e intensidad de incendios en la interfaz urbano-forestal. Estos incendios no solo destruyen hogares y ecosistemas, sino que también representan una amenaza grave para la calidad del aire y la salud pública.
Algunos de los incendios más devastadores en estas áreas incluyen:
- Sábado Negro (2009, Australia): 173 muertes y miles de hectáreas arrasadas.
- Incendios de Ática (2018, Grecia): 104 fallecidos en una de las tragedias más mortales de Europa.
- Incendio de Lahaina (2023, Hawái): 100 personas perdieron la vida y una comunidad entera fue devastada.
- Incendios en California (2024): Más de 16.000 estructuras destruidas, con pérdidas económicas superiores a 250.000 millones de dólares.
El estudio destaca que la proporción de incendios en estas áreas ha aumentado significativamente en los últimos años. Actualmente, las zonas de interfaz urbano-forestal constituyen alrededor del 5 % de la superficie terrestre mundial (excluyendo la Antártida), lo que sugiere que el problema seguirá creciendo a medida que las ciudades se expandan hacia regiones forestales.
La toxicidad del humo y sus consecuencias
No todos los incendios son iguales. Mientras que los incendios forestales en áreas remotas queman principalmente árboles y vegetación, los incendios en la interfaz urbano-forestal destruyen hogares, automóviles y estructuras, lo que puede liberar una mezcla de sustancias tóxicas adicionales.
Entre los contaminantes más peligrosos se encuentran:
- Partículas PM2.5: Pueden penetrar profundamente en los pulmones y causar inflamación crónica.
- Monóxido de carbono: Disminuye el oxígeno en la sangre, lo que puede ser letal en exposiciones prolongadas.
- Otros compuestos tóxicos: Dependiendo de los materiales quemados, el humo puede contener sustancias peligrosas que afectan el sistema nervioso y el desarrollo infantil.
Los investigadores planean seguir estudiando la composición química del humo proveniente de la quema de estructuras en la interfaz urbano-forestal. Comprender qué materiales se están quemando es clave para evaluar sus impactos en la salud humana.
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