Informe de la UE: la guerra en Ucrania acelera la degradación ambiental y el cambio climático

La invasión rusa ha tenido efectos devastadores sobre el medio ambiente y el clima en Ucrania, según un informe del JRC que detalla los desafíos para la reconstrucción ecológica del país.

Soldado ucraniano observa una zona devastada con la bandera de Ucrania ondeando al fondo, símbolo del conflicto armado.
Créditos: Pixabay.

Un nuevo informe del Centro Común de Investigación (JRC) de la Comisión Europea revela el profundo impacto que la guerra en Ucrania está teniendo sobre el medio ambiente y el clima. El documento, titulado Estado del medio ambiente y el clima en Ucrania, examina cómo la invasión rusa iniciada en 2022 ha desencadenado una serie de efectos negativos que amenazan la salud de los ecosistemas, la biodiversidad y la calidad de vida humana en la región.

Antes del conflicto, Ucrania había logrado avances significativos en políticas de acción climática y protección ambiental, alineándose progresivamente con los estándares de la Unión Europea. Sin embargo, la guerra ha causado daños ambientales directos, como la liberación de sustancias químicas tóxicas debido a la actividad militar, la destrucción de infraestructuras energéticas y la alteración de hábitats clave, particularmente en áreas afectadas por combates intensos.

Paradójicamente, el informe indica que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se redujeron temporalmente como resultado de la caída de la producción industrial y la paralización de actividades económicas. No obstante, esto se vio contrarrestado por nuevas fuentes de emisiones derivadas de operaciones militares, incendios forestales provocados y deterioro de infraestructuras contaminantes, lo que en conjunto empeora la calidad del aire y del suelo.

Las consecuencias también se extienden al ámbito acuático. Las vías navegables interiores, así como la biodiversidad del Mar Negro y el Mar de Azov, se ven amenazadas por contaminantes disueltos en el agua, incluidos residuos de explosivos y combustibles. La acumulación de estas sustancias plantea un riesgo ecológico a largo plazo y puede afectar seriamente la pesca, el abastecimiento de agua y la salud pública.

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El documento señala que el conflicto ha dificultado gravemente la capacidad de monitoreo ambiental de Ucrania, lo que impide una respuesta adecuada a fenómenos como la contaminación difusa, la degradación del suelo y los cambios climáticos acelerados. Esta pérdida de control representa una amenaza para la planificación futura y la gestión sostenible de los recursos naturales.

A pesar del escenario sombrío, el informe ofrece una hoja de ruta para la reconstrucción ecológica del país. El Plan de Ucrania, respaldado por el Mecanismo de Apoyo a Ucrania de la UE, contempla reformas estructurales e inversiones verdes orientadas a mejorar la calidad del aire, reducir emisiones, conservar bosques, proteger suelos y restaurar el medio marino. La estrategia apunta no solo a la recuperación postconflicto, sino también a la integración de Ucrania en los objetivos climáticos de la Unión Europea.

Entre 2018 y 2022, Ucrania logró mantener dentro de los límites nacionales varios contaminantes atmosféricos, como dióxido de azufre (SO₂), óxido nítrico (NO) y monóxido de carbono (CO). Sin embargo, otros contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO₂) y el formaldehído (CH₂O) superaron los límites permitidos, reflejando la necesidad urgente de fortalecer las políticas de calidad del aire en el contexto actual.

El informe del JRC no solo expone las múltiples formas en que la guerra agrava la crisis climática y ambiental, sino que también ofrece una herramienta técnica y política para evaluar el daño, diseñar políticas de mitigación y reconstruir un país más resiliente, ecológico y alineado con los valores europeos.

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❓ Preguntas frecuentes

La guerra ha agravado los problemas climáticos y ambientales, liberando tóxicos, afectando ecosistemas y dificultando la gestión ambiental.

Aunque la producción bajó, las operaciones militares generaron nuevas emisiones, compensando esa reducción inicial.

El Mar Negro y el Mar de Azov, junto con áreas industriales y vías fluviales interiores, sufren daños por contaminantes.

El Plan de Ucrania incluye reformas verdes y apoyo financiero para reducir emisiones, conservar recursos y reconstruir de forma sostenible.

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