Un nuevo estudio climático ha revelado que el océano se está calentando de forma acelerada alrededor de Nueva Zelanda, en la franja sur del planeta situada entre los 40 y 45 grados de latitud sur. Esta zona presenta actualmente el calentamiento oceánico más rápido del mundo, superando incluso a regiones tradicionalmente afectadas por la crisis climática. El hallazgo, publicado el 2 de mayo de 2025 en el Journal of Climate, ha encendido alertas sobre los efectos ecológicos y meteorológicos que podrían derivarse.
El estudio fue dirigido por el Dr. Kevin Trenberth, climatólogo de la Universidad de Auckland y del Centro Nacional de Investigación Atmosférica (NCAR). El equipo científico analizó un volumen sin precedentes de datos oceánicos y atmosféricos recogidos entre 2000 y 2023, midiendo cambios en franjas de 1 grado de latitud hasta 2.000 metros de profundidad. Se detectó un aumento significativo del contenido calórico marino en zettajulios, especialmente en las aguas cercanas a Nueva Zelanda, Tasmania y el Atlántico sur frente a Argentina.
“Es muy sorprendente descubrir un patrón tan claro”, señaló Trenberth. Este comportamiento anómalo también se refleja en la franja norte del planeta, centrada alrededor de los 40 grados de latitud norte, donde las mayores tasas de calentamiento se detectan al este de Estados Unidos en el Atlántico Norte y frente a Japón en el Pacífico Norte. Sin embargo, es en el sur donde el cambio es más agudo y sostenido.

El estudio vincula estas “bandas de calor” con desplazamientos hacia los polos en la corriente en chorro y modificaciones en las corrientes oceánicas. Desde 2005, estas alteraciones han acelerado la absorción de calor por parte del océano, que actúa como el principal sumidero de energía térmica provocada por el efecto invernadero. A diferencia de las capas terrestres o la atmósfera, el océano retiene la mayor parte del exceso energético generado por las emisiones de gases contaminantes.
Aunque también se observaron aumentos de temperatura en los trópicos (entre los 10° N y 20° S), estos fueron menos pronunciados debido a las variaciones periódicas del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). Por el contrario, los subtrópicos cercanos a los 20 grados de latitud no mostraron calentamiento alguno, lo que destaca aún más el carácter localizado e irregular del calentamiento global.
La investigación también señala que este calentamiento acelerado tiene impactos directos sobre los ecosistemas marinos. Al aumentar las temperaturas, se eleva la concentración de vapor de agua en la atmósfera —un potente gas de efecto invernadero—, se alteran hábitats submarinos y se intensifican tormentas, ciclones y otros fenómenos extremos. La región alrededor de Nueva Zelanda, hasta ahora considerada más estable, podría enfrentar en los próximos años desequilibrios ecológicos mayores.
El equipo de investigación incluyó expertos internacionales como Lijing Cheng y Yuying Pan de la Academia China de Ciencias, John Fasullo del NCAR, y Michael Mayer de la Universidad de Viena y el Centro Europeo de Pronósticos Meteorológicos. Todos coinciden en que este patrón climático debe ser monitoreado de cerca en los próximos años.
Trenberth concluye que, si bien la variabilidad natural también influye, la acumulación de calor en los océanos refleja principalmente los efectos prolongados del cambio climático. Entender estas franjas críticas de calentamiento puede ayudar a predecir futuras alteraciones climáticas y a diseñar estrategias más precisas de mitigación.
Referencias: Journal of Climate