En el corazón del oeste estadounidense, un antiguo supervolcán guarda un secreto geológico que podría revolucionar el futuro de la energía: el mayor yacimiento de litio jamás descubierto. Investigadores han confirmado que bajo la caldera de McDermitt, una estructura volcánica de 45 por 35 kilómetros, yacen más de 120 millones de toneladas de litio, con un valor estimado de 413.000 millones de euros.
Este hallazgo, publicado en la revista Science Advances, no solo posiciona a Estados Unidos como un potencial líder mundial en suministro de litio, sino que ofrece una alternativa a la dependencia actual de países como China, Chile o Australia. El hallazgo podría alimentar la creciente demanda global de baterías para vehículos eléctricos, almacenamiento energético y tecnología digital.
La caldera de McDermitt: un cráter lleno de oportunidades
Hace más de 16 millones de años, una erupción volcánica dio origen a la caldera de McDermitt. Con el tiempo, esta depresión geológica fue cubierta por un lago que acumuló cenizas y sedimentos ricos en minerales. Ese entorno fue clave para la formación de dos tipos de arcillas: esmectita e illita, ambas con altas concentraciones de litio.

Lo verdaderamente excepcional se encuentra en Thacker Pass, una zona dentro de la caldera donde los investigadores detectaron muestras con hasta un 2,4% de litio en peso, una concentración cinco veces superior a la media global. Esta riqueza se explica por una secuencia poco común de procesos volcánicos e hidrotermales que alteraron químicamente los minerales, concentrando el litio en capas de illita.
Según los científicos, el proceso comenzó cuando el agua del lago disolvió el litio de la ceniza volcánica. Luego, una nueva fase volcánica inyectó fluidos calientes con elementos como potasio, rubidio y flúor, que transformaron la esmectita en illita, elevando dramáticamente el contenido del mineral.
Un recurso estratégico en plena carrera energética
La importancia del litio como “oro blanco” es indiscutible. Se trata del corazón de las baterías recargables que alimentan desde coches eléctricos hasta teléfonos móviles. De hecho, la Agencia Internacional de Energía estima que la demanda de litio se multiplicará por ocho para 2040. Este hallazgo llega en un momento en que la seguridad energética es un tema geopolítico crucial.
La explotación de este megayacimiento podría transformar la economía estadounidense, reducir costos tecnológicos y fortalecer la cadena de suministro nacional en sectores clave como el transporte eléctrico, las energías renovables y el almacenamiento energético a gran escala.
No obstante, el litio no solo es un recurso económico. También es una herramienta para mitigar el cambio climático, al permitir tecnologías que reducen las emisiones de carbono. En este contexto, lo que yace bajo la caldera de McDermitt podría convertirse en una de las piezas más valiosas del futuro sostenible.

Impacto ambiental y dilemas éticos
A pesar del entusiasmo, el hallazgo también genera preocupación. Aunque la extracción prevista no usará las grandes piscinas de evaporación típicas de Sudamérica, sí implicará perforaciones profundas, consumo intensivo de agua y el riesgo de liberar metales pesados en el suelo circundante.
Los defensores del medio ambiente han advertido que la explotación debe ser rigurosamente regulada. “Podemos extraer litio sin sacrificar los ecosistemas, pero requiere innovación, supervisión ambiental y justicia con las comunidades afectadas”, apuntó un portavoz del Sierra Club.
¿Un nuevo mapa global del litio?
Hasta ahora, América del Sur y Australia lideraban el suministro mundial de litio. Pero con este descubrimiento, Estados Unidos se posiciona como un actor emergente clave. La mina de Thacker Pass ya ha recibido luz verde judicial, pero su desarrollo está bajo lupa internacional.
Empresas tecnológicas, automotrices y fondos de inversión han comenzado a interesarse en el potencial de este yacimiento. Mientras tanto, gobiernos y analistas evalúan cómo este hallazgo podría alterar el equilibrio de poder en la economía verde global.
Referencias: Science Advances