Por qué el planeta vive al mismo tiempo una ola polar en Argentina y un calor récord en Europa
Mientras Europa enfrenta un verano con temperaturas récord, Argentina atraviesa una ola polar inusual. Los científicos explican cómo el cambio climático está detrás de ambos fenómenos extremos
Autor - Aldo Venuta Rodríguez
4 min lectura
Europa vivió este verano uno de los periodos más calurosos de su historia reciente. Junio de 2025 fue el más cálido registrado en España desde que existen datos, con temperaturas que superaron los 40 °C en varias regiones. En Francia, 16 departamentos permanecieron en alerta roja y otros 68 en naranja, mientras que Italia y Grecia sufrieron olas de calor prolongadas que afectaron a millones de personas.
La Organización Meteorológica Mundial (WMO) advirtió que las condiciones de calor extremo también alcanzaron América del Norte, África del Norte y Oriente Medio. Según el organismo, las temperaturas mínimas nocturnas batieron récords en distintos puntos de Europa, lo que agravó el estrés térmico y los riesgos para la salud durante los meses de verano.
En el Mediterráneo, las temperaturas de la superficie del mar se mantuvieron muy por encima de lo normal, intensificando el calor terrestre. El secretario general de la ONU, António Guterres, describió la situación desde Sevilla como “la nueva normalidad de un planeta en calentamiento”.
Mientras tanto, el hemisferio sur atravesó una ola polar inusual
En el otro extremo del mapa, Argentina vivió una de las semanas más frías en décadas. El 2 de julio, Buenos Aires registró -1,9 °C, la temperatura más baja desde 1991. Ciudades del norte, como Formosa o Corrientes, tuvieron valores hasta seis grados por debajo del promedio habitual para la época.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) explicó que una sucesión de frentes de aire antártico provocó un descenso sostenido de las temperaturas. En la Patagonia, las mínimas llegaron a -18 °C, mientras que en el centro del país los termómetros se mantuvieron bajo cero durante varios días consecutivos.
“Fue una situación excepcional. Se combinaron varios ingresos de aire frío con cielos despejados que reforzaron el enfriamiento nocturno”, explicó Cindy Fernández, vocera del SMN. Chile también reportó temperaturas extremadamente bajas y vientos helados que cruzaron la cordillera hacia Argentina y Paraguay.
Qué explica la ciencia sobre la coexistencia de calor y frío extremos
Aunque parezcan opuestos, ambos fenómenos tienen una raíz común, el cambio climático. Los científicos del Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA) señalan que el calentamiento global altera la circulación atmosférica, debilitando la corriente en chorro polar, una especie de cinta transportadora de masas de aire que separa las zonas frías de las cálidas.
Cuando esa corriente se ondula o se desacelera, el aire polar puede desplazarse hacia el sur y, al mismo tiempo, el aire cálido del trópico puede avanzar hacia el norte. Así, mientras Europa se sofocaba con temperaturas récord durante el verano boreal, Sudamérica experimentaba irrupciones gélidas fuera de lo común.
Jennifer A. Francis, investigadora del Woodwell Climate Research Center, explica que esta dinámica se intensifica con el aumento global de las temperaturas. “El calentamiento del Ártico reduce el contraste térmico entre los polos y el ecuador, lo que hace que el jet stream se vuelva más débil y errático. Esa es una de las razones por las que vemos olas de calor y de frío más extremas y prolongadas”, señala.
El resultado es un planeta con patrones climáticos cada vez más imprevisibles, incendios en el norte, tormentas de nieve o heladas en el sur, y un aumento sostenido de los eventos meteorológicos extremos.
Un mismo planeta, dos extremos: lo que anticipan los científicos para los próximos años
Según los expertos de Copernicus y la WMO, el calentamiento global continuará intensificando los fenómenos climáticos en ambos hemisferios. Aunque las olas de calor serán más frecuentes, las olas de frío no desaparecerán, sino que se volverán más irregulares y localizadas, pero igual de destructivas.
El consenso científico es claro, la acumulación de gases de efecto invernadero está desestabilizando los sistemas climáticos del planeta. Lo que antes eran eventos excepcionales ahora se repite con una frecuencia alarmante, y tanto el norte como el sur sienten ya las consecuencias de vivir en un mundo más cálido y extremo.
El desafío, coinciden los investigadores, será adaptarse a una realidad donde el calor y el frío extremos pueden coexistir, incluso al mismo tiempo, en un mismo planeta que cambia más rápido de lo que la humanidad logra comprender.
Preguntas frecuentes
Porque los patrones atmosféricos globales están interconectados. Las corrientes en chorro y los sistemas de alta y baja presión pueden mover masas de aire cálido o frío entre regiones distantes, provocando contrastes simultáneos.
El calentamiento global intensifica los extremos, alterando la circulación atmosférica y debilitando la corriente en chorro, lo que facilita tanto las olas de calor prolongadas como los descensos bruscos de temperatura.
Sí. Los registros de Copernicus y la WMO muestran un aumento sostenido en la frecuencia e intensidad de ambos tipos de fenómenos, aunque las olas de calor son las que predominan.
Los expertos prevén un incremento de la variabilidad climática. Es decir, más episodios de calor extremo, lluvias intensas o frío inusual, resultado directo del cambio climático antropogénico.
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