Una serie de terremotos registrados en las últimas horas encendió las alarmas en Santorini, Grecia, obligando a evacuar de forma preventiva a más de 5.000 personas. La actividad sísmica, de carácter inusual y sostenido, ha reactivado el monitoreo del volcán submarino situado bajo la caldera de esta isla del mar Egeo, una de las más activas del planeta.
El archipiélago de Santorini es resultado de una erupción volcánica colosal ocurrida hace 3.600 años, considerada una de las más violentas en la historia de la humanidad. Hoy, la amenaza latente del sistema volcánico bajo el mar ha obligado a las autoridades griegas a intensificar la vigilancia geológica, temiendo una posible erupción que podría tener consecuencias regionales.

Un equipo científico internacional, liderado por la profesora Isobel Yeo del Centro Nacional de Oceanografía del Reino Unido, se encuentra a bordo del buque de investigación Discovery recopilando datos cruciales. Mediante un robot submarino de gran tamaño, los investigadores analizan respiraderos hidrotermales a 300 metros de profundidad para detectar interacciones entre magma y agua de mar, indicadores clave del potencial explosivo de una futura erupción.
La situación es comparable a la erupción del Hunga Tonga-Hunga Ha’apai en 2022, que provocó un tsunami global y ondas de choque detectadas incluso en Europa. Este precedente refuerza la urgencia de anticiparse a eventos volcánicos submarinos, cuya vigilancia aún es limitada a nivel mundial.

La misión científica incluye el modelado tridimensional del sistema hidrotermal y la elaboración de mapas de riesgo que serán entregados a la Agencia de Protección Civil de Grecia. Según la geóloga Paraskevi Nomikou, estos modelos permitirán establecer zonas de exclusión y diseñar protocolos de evacuación eficientes ante cualquier cambio en el sistema volcánico.

Más allá de la ciencia, el impacto social y económico ya es evidente. El turismo, motor económico de Santorini, ha sufrido cancelaciones masivas. Residentes como la fotógrafa Eva Rendl relatan haber abandonado sus hogares, mientras otros visitantes permanecen en la isla, atraídos por el paisaje tanto como por la incertidumbre. La dualidad entre belleza natural y amenaza geológica se manifiesta con fuerza en este enclave del Egeo.
La profesora Yeo destaca que “dos tercios de los volcanes activos del mundo están bajo el mar, pero apenas comenzamos a comprender su comportamiento”. La investigación en Santorini busca cerrar esta brecha de conocimiento y establecer bases sólidas para mitigar riesgos a futuro.

Por ahora, Santorini se mantiene bajo vigilancia constante. Aunque no hay señales concluyentes de una erupción inminente, el incremento de la actividad sísmica y los cambios en los flujos hidrotermales exigen una respuesta científica y ciudadana coordinada. Grecia, Europa y el mundo observan con atención.
Referencias: National Oceanography Centre, Protección Civil de Grecia