Las tensiones entre las dos mayores economías del mundo han vuelto a subir de tono. El embajador chino en Washington, Xie Feng, emitió una contundente advertencia al gobierno estadounidense: si continúa la escalada arancelaria, China responderá con firmeza. El diplomático denunció que los impuestos comerciales están congelando los flujos de inversión y afectando seriamente las relaciones bilaterales.
Durante una intervención pública en la capital estadounidense, Xie afirmó que los aranceles, que en algunos casos superan el 100 %, están generando un bloqueo que impide la normal circulación de bienes, capitales y conocimientos entre ambos países. Incluso comparó la situación actual con la política proteccionista estadounidense de los años 30, que precedió a la Gran Depresión.

En un tono inusualmente crítico, el diplomático chino apeló a la filosofía de su país para llamar al entendimiento. “Una buena receta de medicina tradicional china se compone de múltiples ingredientes que se complementan entre sí. Así deberían actuar nuestras dos naciones”, dijo, al tiempo que subrayó la necesidad de equilibrio y coexistencia pacífica entre potencias.
La advertencia llega justo cuando la administración Trump ha endurecido sus políticas arancelarias, elevando tarifas al acero, aluminio y productos tecnológicos procedentes de China. En respuesta, Beijing ha impuesto aranceles de hasta el 125 % y ha vetado importaciones como los aviones Boeing, profundizando la ruptura comercial.
La guerra comercial comenzó a recrudecerse hace dos semanas y ya se perciben efectos en la economía global. Mientras tanto, el presidente Trump declaró que las conversaciones con China siguen “en buen camino”, aunque sin detallar avances concretos. Por su parte, China insiste en que cualquier negociación debe comenzar con respeto mutuo.
En paralelo, el presidente Xi Jinping ha estrechado lazos con países del Sudeste Asiático, firmando más de cien acuerdos de cooperación. Vietnam, uno de los más afectados por las tarifas cruzadas, ha declarado estar dispuesto a negociar. China, sin embargo, mantiene una postura más dura frente a Estados Unidos.

Estados Unidos ha establecido aranceles adicionales incluso a los buques chinos que ingresan en sus puertos, lo que fue interpretado como una provocación por parte de Beijing. Las represalias económicas no se han hecho esperar, y el escenario parece alejarse cada vez más de una tregua comercial.
El Departamento de Comercio estadounidense busca suavizar el conflicto, pero voces internas como las del secretario del Tesoro, Scott Bessent, y el secretario de Comercio, Howard Lutnick, encuentran resistencia en sectores más duros del gobierno. La incertidumbre crece, y con ella, el riesgo de una fractura económica global sin precedentes.