China y Rusia han revelado un ambicioso proyecto espacial: instalar una central nuclear en la superficie lunar en 2028. El objetivo es abastecer de energía a la futura Estación Internacional de Investigación Lunar (ILRS), que esperan tener operativa en 2035 como un esfuerzo conjunto entre ambas naciones.
La experiencia rusa en infraestructura nuclear y la creciente capacidad tecnológica de China se combinan para afrontar el desafío energético que plantea una base permanente en la Luna. Así lo confirmó Yuri Ivánovich Borísov, jefe de Roscosmos, en declaraciones oficiales de marzo de 2024.
La misión Chang’e-8 de China, cuyo lanzamiento está previsto para 2028, será el primer gran paso hacia este objetivo. Según Pei Zhaoyu, ingeniero jefe del proyecto, Rusia aporta ventajas cruciales en la transferencia de tecnología nuclear espacial, superando incluso a Estados Unidos en algunos aspectos estratégicos.
La misión no solo comenzará la preparación del terreno para la futura base lunar, sino que también probará la viabilidad de instalar un reactor nuclear compacto, esencial para garantizar un suministro energético sostenible durante las prolongadas noches lunares de casi quince días terrestres.

El reactor propuesto por China se inspira en tecnologías de la NASA y del antiguo reactor soviético TOPAZ-II. Incluirá barras de dióxido de uranio en forma de anillo, un sistema de enfriamiento de metal líquido (NaK-78) y un moderador de neutrones de hidruro de itrio, más eficiente que alternativas convencionales.
Aunque el gobierno chino aún no ha oficializado públicamente la aprobación total del proyecto, las declaraciones de sus responsables técnicos y la colaboración activa con Rusia indican que el desarrollo ya está en marcha y avanza a paso firme.
Mientras tanto, Estados Unidos también prepara su regreso a la Luna a través del programa Artemis, con el objetivo de enviar dos astronautas en 2027 y construir una base sostenible apoyada inicialmente en paneles solares y en un reactor nuclear Fission Surface Power (FSP) capaz de generar 40 kW de potencia.
La carrera por establecer bases habitables en la Luna ha entrado en una nueva fase estratégica. China y Rusia apuestan por la energía nuclear como columna vertebral de su presencia permanente en el satélite, un movimiento que podría redefinir la exploración espacial en las próximas décadas.