¿Alguna vez pensaste que los astronautas de las misiones Apolo dejaron atrás la atmósfera de la Tierra? Nuevas revelaciones científicas señalan que no es tan sencillo. Según la NASA y un estudio respaldado por datos del observatorio SOHO, nuestro planeta posee una capa de átomos de hidrógeno tan extendida que envuelve incluso a la órbita lunar.
Doug Rowland, especialista en heliofísica de la NASA, explicó en un video reciente que la atmósfera terrestre no termina abruptamente como muchos imaginan. “No se corta como una línea, sino que se diluye gradualmente”, precisó. Esta capa tenue, denominada geocorona, llega a extenderse hasta 630.000 kilómetros de la Tierra, casi 50 veces su diámetro.

La línea de Kármán, establecida a unos 100 kilómetros de altitud, sirve como referencia simbólica para definir el inicio del espacio exterior. Sin embargo, no implica una frontera física real: la atmósfera sigue, cada vez más tenue, hasta límites insospechados.
La Luna: aún dentro de nuestro aliento
Un hallazgo sorprendente del estudio de 2019 reveló que la Luna orbita dentro de esta geocorona. Igor Baliukin, autor principal de la investigación, señaló: "La Luna vuela a través de la atmósfera de la Tierra". Aunque la densidad de partículas a esa distancia es extremadamente baja —apenas 0,2 átomos de hidrógeno por centímetro cúbico—, su presencia es innegable.
Este descubrimiento implica que misiones icónicas como el Apolo 11 técnicamente nunca abandonaron del todo la atmósfera terrestre. Incluso la Estación Espacial Internacional, orbitando a unos 400 kilómetros de altura, se mueve dentro de capas suficientemente densas como para necesitar correcciones periódicas de su órbita.

Del manto terrestre al abrazo del Sol
Salir de la geocorona no significa llegar al vacío absoluto. Rowland recordó que tras la atmósfera terrestre, los viajeros espaciales se adentran en otra: la del Sol. El sistema solar entero está sumergido en una burbuja de partículas solares llamada heliosfera. Solo al alcanzar su borde, la heliopausa, puede decirse que se ha dejado atrás cualquier "atmósfera".
Esta noción redefine el concepto tradicional de espacio exterior. Estar "en el espacio", en términos técnicos, no implica ausencia total de materia, sino moverse a través de regiones cada vez menos densas pero aún impregnadas de partículas.
Implicaciones científicas y futuras exploraciones
Aunque la geocorona no representa una amenaza para misiones tripuladas, sí plantea desafíos para observaciones astronómicas, especialmente aquellas enfocadas en luz ultravioleta. Su existencia sugiere que la Tierra y su satélite natural comparten una envoltura común más amplia de lo que imaginábamos.

Además, este fenómeno podría tener relevancia en la búsqueda de planetas habitables. La detección de atmósferas extendidas alrededor de exoplanetas podría indicar la presencia de agua en sus superficies, abriendo nuevas vías en la exploración espacial.
Así, bajo esta nueva perspectiva, aquellos astronautas del Apolo 16 que captaron imágenes ultravioleta de la geocorona no solo documentaban un fenómeno lejano: estaban inmersos en él, respirando metafóricamente los últimos hilos de la atmósfera terrestre, incluso en la Luna.