Un estudio reciente de la Universidad de Colorado en Boulder, publicado el 23 de abril en la revista Nature, propone que el derretimiento de los glaciares al final de la última Edad de Hielo podría haber acelerado la deriva continental del continente norteamericano y desencadenado una oleada de actividad volcánica en Islandia.
La investigación, realizada por los geofísicos Tao Yuan y Shijie Zhong, utilizó simulaciones para retroceder 26.000 años en el tiempo. El modelo demostró que la retirada de la gigantesca capa de hielo Laurentide, que cubría gran parte de Norteamérica, provocó un desplazamiento horizontal significativo de la corteza terrestre, con una aceleración de hasta un 25 % en el movimiento de la placa norteamericana.
Entre hace unos 12.000 y 6.000 años, la expansión de la dorsal mesoatlántica que separa las placas norteamericana y euroasiática podría haber aumentado hasta en un 40 %, impulsada por la pérdida de masa glacial y la redistribución del peso sobre la superficie terrestre y los océanos.
“Sabíamos que el derretimiento provocaba elevación vertical, pero ahora también sabemos que causó desplazamientos horizontales a gran escala”, explicó Yuan, coautor del estudio. Zhong añadió que estos movimientos tectónicos normalmente se atribuyen a procesos de millones de años, pero el forzamiento glacial también puede producirlos en apenas 10.000 años.
Uno de los hallazgos más relevantes es la conexión entre el deshielo y el vulcanismo en Islandia. Según evidencia geológica, ese territorio volcánico experimentó una fase eruptiva inusualmente intensa tras la Edad de Hielo. El aumento del espacio en la dorsal mesoatlántica podría haber permitido un ascenso acelerado de magma.
Aunque el derretimiento actual del hielo de Groenlandia aún no tiene impacto global en la tectónica, los investigadores advierten que podría intensificarse en los próximos siglos y afectar directamente a regiones volcánicas cercanas, como Islandia. “Estamos viendo cómo los procesos superficiales pueden afectar las dinámicas internas del planeta”, concluyó Zhong.
El estudio fue financiado por la Fundación Nacional de Ciencias de EE.UU. y aporta nuevas perspectivas sobre cómo el cambio climático del pasado puede reconfigurar la geodinámica terrestre, incluso a escalas temporales cortas desde una mirada geológica.
Referencias: Nature