Gracias a una imagen compuesta de rayos X del telescopio Chandra y de radio del radiotelescopio MeerKAT, científicos han logrado identificar el origen de una extraña fractura en una estructura filiforme cerca del núcleo de la Vía Láctea. Se trata del objeto G359.13142-0.20005, también conocido como G359.13 o "la Serpiente", un filamento galáctico que presenta una interrupción provocada, según el nuevo estudio, por el impacto de una estrella de neutrones extremadamente veloz: un púlsar.
Estas estructuras, que recuerdan huesos o serpientes, se detectan en ondas de radio al formarse por partículas cargadas girando en espiral alrededor de intensos campos magnéticos. La presencia del púlsar se identificó en la zona de la fractura, donde los datos del Chandra revelaron también una fuente intensa de rayos X coincidiendo con emisiones de radio registradas por MeerKAT y el Very Large Array.
El púlsar en cuestión habría sido expulsado por una explosión estelar (supernova) a velocidades extremas, estimadas entre uno y dos millones de millas por hora. Este desplazamiento supersónico atravesó el campo magnético que rodea a G359.13, generando una ruptura visible en el filamento y alterando la dirección y forma de sus emisiones de radio.
Con una extensión aproximada de 230 años luz, G359.13 se encuentra a unos 26.000 años luz de la Tierra, en una de las regiones más densas y activas del centro galáctico. Para poner su tamaño en contexto: más de 800 estrellas podrían caber a lo largo de su longitud. La fractura observada no solo constituye un fenómeno visual llamativo, sino también una pista clave sobre la dinámica y evolución de estas estructuras en el núcleo galáctico.
Los investigadores destacan que la fuente secundaria de rayos X próxima al púlsar podría estar generada por electrones y positrones acelerados a altísimas energías, lo que refuerza el carácter extremo del evento. Esta combinación de señales permite estudiar no solo la cinemática del púlsar, sino también cómo su energía afecta directamente al medio interestelar.
El estudio, publicado en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, fue liderado por Farhad Yusuf-Zadeh de la Universidad Northwestern y cuenta con la colaboración de investigadores del Centro de Astrofísica de Harvard y Smithsonian, la Universidad de Alberta, la Universidad de Iowa y otros centros internacionales.
Este hallazgo reafirma el papel de las estrellas de neutrones como actores capaces de modificar las estructuras cósmicas a gran escala, y confirma que aún hay mucho por descubrir en el entorno central de nuestra galaxia. Los datos también subrayan la importancia de las observaciones combinadas de diferentes longitudes de onda para revelar los secretos del universo invisible.
Referencias: NASA, Observatorio Chandra de Rayos X