La integración de Meta AI en WhatsApp, Instagram y Facebook ha desatado una ola de reacciones encontradas. Esta inteligencia artificial aparece como un nuevo “chat fijo” identificado por un círculo azul en la parte superior de la aplicación. Aunque su propósito es brindar respuestas y sugerencias en tiempo real, expertos y usuarios advierten que su inclusión implica riesgos de privacidad, consumo energético excesivo y pérdida de control digital.
A diferencia de las conversaciones normales de WhatsApp —protegidas por cifrado de extremo a extremo—, las interacciones con Meta AI no están completamente cifradas. Según la propia empresa, estas conversaciones se utilizan para entrenar y mejorar sus modelos, lo que significa que cada consulta podría ser almacenada, analizada y eventualmente compartida con terceros. Esta diferencia estructural ha despertado preocupación entre usuarios que no fueron informados previamente sobre la activación del asistente.
A nivel técnico, el asistente también presenta limitaciones: sus respuestas pueden ser inexactas, obsoletas o completamente inventadas, algo especialmente problemático en temas delicados como salud, finanzas o derecho. A esto se suma el impacto en el rendimiento del dispositivo, ya que Meta AI permanece activo en segundo plano, afectando la duración de la batería y el consumo de datos móviles, particularmente en dispositivos más antiguos.
Otro aspecto que genera debate es el impacto ambiental de esta tecnología. Diversos estudios indican que la generación masiva de imágenes o textos mediante IA conlleva un alto coste energético. Crear mil imágenes por IA puede consumir lo mismo que cargar 500 celulares, lo que convierte a esta herramienta en un desafío para la sostenibilidad tecnológica.
La preocupación aumenta porque no es posible eliminar Meta AI por completo desde las configuraciones de WhatsApp. Sin embargo, existen algunas medidas que permiten reducir su visibilidad:
- Archivar o eliminar el chat con Meta AI para ocultarlo de la lista de conversaciones principales.
- No iniciar interacciones con la IA, ya que cada consulta puede ser utilizada para entrenar el modelo.
- Revisar los permisos de la aplicación y limitar el acceso a datos sensibles.
- Evitar el uso en redes móviles si se desea conservar batería y datos.
Además de WhatsApp, Meta AI también se ha integrado de forma obligatoria en Instagram y Facebook, donde aparece como una herramienta fija en la barra de búsqueda. Según declaraciones del propio Chris Cox, jefe de producto de Meta, el objetivo de esta implementación es atraer anunciantes y mejorar la monetización, no necesariamente brindar un beneficio directo al usuario.
Expertos en ética digital, como la Fundación Mozilla y asociaciones por la privacidad, han señalado que esta expansión de la IA generativa en redes sociales requiere mayor transparencia, más opciones de control por parte del usuario y un debate público informado. La combinación entre automatización, vigilancia y desinformación puede tener consecuencias significativas en la autonomía digital de millones de personas.
Mientras Meta no ofrezca herramientas claras para desactivar o controlar completamente su asistente virtual, la mejor opción para muchos usuarios es la precaución informada. El entorno digital actual exige decisiones conscientes: cada conversación con Meta AI no solo impacta nuestro dispositivo, sino también nuestra privacidad, nuestra atención y, en cierta medida, el planeta.