El ciclo global del agua, pieza clave para el equilibrio climático y ecológico, está experimentando transformaciones sin precedentes. Según el informe, actividades humanas como la agricultura intensiva y la extracción de agua subterránea están alterando la disponibilidad de agua en diversas regiones del mundo. “La intervención humana es más significativa de lo que pensábamos”, afirmó Sujay Kumar, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Los investigadores identificaron tres tipos principales de cambios: tendencias globales, como la disminución de reservas de agua subterránea; modificaciones estacionales, como deshielos tempranos; y un aumento en la frecuencia de eventos extremos, como inundaciones severas. Estas alteraciones impactan directamente en la planificación de infraestructuras y sistemas de alerta temprana frente a sequías o inundaciones.
Un caso ejemplar es el norte de China, donde la vegetación prospera a pesar de una sequía prolongada gracias al riego intensivo. Sin embargo, esta práctica acelera el agotamiento de las reservas de agua subterránea, generando un efecto dominó que modifica otros elementos del ciclo, como la escorrentía y la evapotranspiración.
El estudio utilizó datos de satélites como GRACE, que mide el almacenamiento de agua terrestre, y el Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer, que evalúa la salud de la vegetación. Estas herramientas permitieron a los científicos analizar cómo las actividades humanas afectan tanto los flujos como los almacenamientos de agua en el planeta.
Los resultados sugieren que los modelos actuales del sistema terrestre necesitan evolucionar para reflejar mejor los efectos de la actividad humana en el ciclo del agua. Con avances en modelado y más datos, los administradores podrán planificar estrategias sostenibles para adaptarse a esta “nueva normalidad” hídrica, afirmó Wanshu Nie, autor principal del estudio.